José luís nunes Martins
Amar es ser paciente. Sufrir sin dejar de esperar lo mejor.
El
que es alivio, esperanza y fuerza para el otro, no puede ser nada mejor. Para aquel
a quien ama y para sí mismo.
Ser alivio es ser llevar y ayudar a cargar el peso del
otro. Es no dejar jamás de estar atento al camino que él recorre y acompañarlo
cuando él se lo pida. Es perdonar incluso cuando no parece justo, pero fuese
esencial. Ser alivio es volar y prestar las alas propias para que el otro pueda
levantar.
Amar es olvidarse de sí. Encontrar en el amor que se
entrega el sentido de la propia vida.
Ser esperanza es hacer todo para que el otro sea libre y
mantenga su corazón abierto a los grandes sueños. Es no desistir jamás de, por
ejemplo, enseñar lo que puede y debe ser hacho con vistas a poner en práctica
nuestros dones, nuestra razón de ser. Ser esperanza es capaz de esperar el
tiempo que fuera necesario, aunque sea más allá de esta vida.
Amar es ser paciente. Sufrir sin dejar de esperar lo mejor.
Ser fuerza es reconocer y hacer frente a las flaquezas.
Las propias y las del otro. Sin dejar nunca de luchar por más grandes y
dolorosas que sean las heridas. Ser fuerte no es buscar descanso, es combatir
los prejuicios y el orgullo. Con humildad, aceptar que no se puede hacer todo,
sino que se debe hacer todo lo que está a nuestro alcance.
Amar es ser valiente. Andar siempre hacia adelante, a
pesar de que la voluntad esté quieta.
¿Es posible amar y ser feliz? Amar exige sufrimientos que
nos dejan en el polo opuesto donde imaginábamos la felicidad. ¿Pero no será que
es el mismo dolor el que nos revela la verdad respecto a nosotros mismos?
¿Puede alguien ser feliz sin amor? ¿Sin amar y ser amado?
El amor lo puede todo. Amar es ser señor de lo imposible.
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