sábado, 22 de junio de 2013

Tener o no tener



Por José Luís Nunes Martins

Publicado el 22 de junio 2013 - 05:00

Nunca somos lo que tenemos.

En este mundo hay la esencia y la apariencia. La primera es profunda, sólida, y es donde reside el ser; la otra, es superficial, efímera, funcionando como una capa que se encuentra a medio camino entre las esencias.

El tener es el dominio de la apariencia. Alcanzado un umbral de supervivencia, ¿que puede esperar un hombre que le aporten además sus bienes? Podrá acreditar que la felicidad le llega a través de su acumulación, pero, claro, nunca se saciará, porque siempre habrá algo más que aún no tiene… Razón por la cual esa carencia refuerza su sufrimiento (innecesario): el  deseo de obtener lo que no se tiene…pocos perciben que los bienes atrapan más que ayudan. Pocos hombres se ven más y mejores.

La superficialidad de tanta gente es la señal de su mayor miseria: la inautenticidad. 

Hay quien vende su identidad al tener, quien abdica de lo que es (o podía ser) para cambiarlo por unas cuantas monedas de plata que, pronto se gastan, perdiendo así el tener y, más importante, el ser – su esencia. La vida no es un hambre de cosas, sino un tiempo para ser feliz. El dinero nunca es nuestro, somos a penas gestores de pequeñas cantidades que, en determinadas alturas de la historia, nos va llegando a las manos. Sólo eso. Nada más. 

La forma como administramos el dinero que llamamos nuestro nos marca el ser. Nos hace. A unos siervos, a otros…señores…de sí mismos y de sus bienes. Tenemos esta vida, y podemos tener muchas cosas, pero somos más que todo esto.

Nuestra verdadera riqueza no es de este mundo. Las máscaras nunca son bellas. La belleza auténtica viene de dentro, del ser, nuestra imagen del mundo es una espejo de nuestro corazón. 

Nuestras lágrimas vienen de los sueños, y de  lo que esperamos; la luz y la sonrisa de nuestros ojos, también.




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