¡Gracias, Bloque!
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Jesucristo, como la mayoría
d todos nosotros, tiene un sólo padre y
una única madre, no dos padres sin ninguna madre, ni dos madres sin ningún
padre. Esto no es religión, ni ideología; es genética y biología.
Como es sabido, el Bloco de Esquerda
está promoviendo, sobre todo en las redes sociales, una campaña con la imagen
de Cristo y la afirmación de que “Jesús también tenía dos padres”. Al parecer,
esta iniciativa pretende señalar una fecha: 10 de febrero de 2016, el día en
que, como también se dice ahí, por cierto en mal portugués, el “Parlamento
termina discriminação na lei da adopção”.
En fondo color de rosa, la
imagen de Cristo, provocadoramente kitch, parece inspirarse en la tradicional
imagen del Sagrado Corazón: Jesús aparece con una mirada tierna, con la mano
izquierda sobre su corazón, visiblemente llameante y rematado por la cruz, y la derecha en gesto de bendición. Sobre su
cabeza, la frase: “Jesús también tenía dos padres”.
Esta afirmación tiene dos
errores destacados: el primero es la afirmación de una doble paternidad de
Cristo, cuando él mismo, luego en el primer discurso que le atribuye la Sagrada
Escritura, confiesa claramente tener un único Padre, Dios, y lo hace
precisamente cuando responde a María, su Madre, que se había referido a su
marido, José, como padre de su hijo. Más aún, en todos los textos bíblicos restantes, Jesús
nunca se refiere a Dios como su otro padre, ni siquiera como uno de sus padres,
sino siempre como su único y verdadero padre. Por tanto, Jesucristo, como
todos nosotros, tiene un solo padre y
una única madre, no dos madres sin ninguna madre, ni dos madres sin ningún padre.
El otro error es la
insinuación de que haya alguien que “también” tenga dos padres. No hay nadie
que los tenga porque todos los seres humanos, sin excepción, son hijos de sus
progenitores, que son siempre una mujer y un hombre. De la misma forma que es
falso decir que Cristo tenía dos padres, es igualmente mentirosa la afirmación
de que alguien tenga dos progenitores del mismo sexo. Por más que la ley civil
permita tal aberración, sólo es posible la generación habida de un hombre y de
una mujer. Esto no es religión, ni ideología; es genética y biología.
La Conferencia Episcopal
portuguesa ya manifestó, por su portavoz, su desagrado por lo que se entiende
que es una ofensa de muy mal gusto. Según una diputada del Boco, esta
iniciativa no pretende ofender a la Iglesia ni a la religión, tratándose sólo
de demostrar a las personas que siempre existieron familias diferentes y que
esa no es una realidad nueva, ni reciente. Claro que la diputada tiene tanta
razón como tenía quien, pegando carteles con la imagen de ella, escribiese en
ellos la frase ‘En Portugal hay políticos corruptos’ y después, como disculpa,
dijese que no pretendía ofender a la diputada, ni al Bloco de Esquerda, sino
sólo mostrar a las personas que siempre existió corrupción entre los políticos
y que, por tanto esa no es una realidad nueva, ni reciente…
Sin contradecir al órgano
representativo del episcopado portugués, ni a su portavoz, entiendo con todo
muy esclarecedora esta iniciativa del Bloco de Esquerda. No porque la considere
razonable en el contexto de la libertad religiosa, de pensamiento y expresión,
que no es, sino porque evidencia que, no siendo novedad para muchos, tal vez
aún no había sido, hasta ahora, manifestado tan clara e inequívocamente. O sea,
la naturaleza esencialmente cristiana del Bloco de Esquerda y de su política.
Sin demonizar este partido político, ni mucho menos a sus militantes –a algunos,
les honra, haberse desmarcado de esta campaña-
es obvio que, después de este incidente, ningún cristiano coherente
podrá ser miembro, o votarlo, sin perjuicio de su integridad, o de su
inteligencia.
De hecho, esta campaña contra
la Iglesia católica, las demás confesiones y, en general, la libertad
religiosa, pone al desnudo la ideología anticristiana del Bloc, si no a sí
mismo su naturaleza antidemocrática y tendenciosamente totalitaria.
Por otro lado, no será
exagerado afirmar, gracias a esta campaña y no sólo, que los católicos
portugueses forman, de algún modo, parte de la Iglesia que sufre persecución.
¡Qué gran honor, para nosotros, formar parte del grupo de dos millones de
católicos que son perseguidos por los regímenes totalitarios comunistas, como
los de China y Corea del Norte, y por el fundamentalismo islámico o laicista! ¡Agradecido,
oh Bloc!
Esta ofensiva del Bloco de
Esquerda contra los católicos y contra la libertad religiosa, de pensamiento y
de expresión, no es siquiera original. Por ahora, es más tonta que sangrienta, más
burlona que mortífera, más estética que sangrienta, pero promete resucitar, en
futuros episodios, el peor legado del anticlericalismo portugués.
A pesar de nuestras blandas
costumbres, es bueno recordar que los jesuitas fueron expulsados de Portugal en
el siglo XVIII, por el Marqués de Pombal; que, en el siglo XIX, no solo ellos
sino demás todas las demás órdenes religiosas fueron extinguidas por el
liberalismo jacobino; y que, en el siglo XX, volvieron a ser perseguidos todos
los religiosos, así como los obispos y padres del clero secular, por la primera
república. ¿¡En el siglo XXI, será el Bloco de Esquerda quien dé continuidad a
esta ignominiosa tradición!?
Avé, Bloco, morituri te
salutant!