sábado, 18 de junio de 2016

El valor de la puntualidad


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Si hay una virtud que puede ser representativa del valor de alguien es la puntualidad.

Ser puntual comienza en el momento en que se define y asume, ante el otro y ante sí mismo, un compromiso que se ha de cumplir, también por respeto, delicadeza y amor por el otro.

No importa ser una vez puntual, importa ser puntual siempre. Esa constancia es la que determina parte del valor de alguien. El verdadero poder de cada uno de nosotros no es la capacidad de levantar grandes tempestades, sino el don de criar y alimentar brisas suaves y constantes.

Ser puntual es ser un punto forme en medio de un terreno resbaladizo.  Es ser más libre que los otros, porque se va más alto y, así, se llega donde los demás sólo sueñan llegar.

Ser puntual es cumplir el deber de ser señor de sí mismo. Punto por punto. Es ser consecuente en las ideas, noble en los sentimientos y, más importante, atento y cuidadoso en las acciones. Sin otro motivo sino el de ser fiel... a sí mismo.

Cada momento es siempre el último. El tiempo hace su trabajo sin repetirlo nunca. O lo asumimos y dominamos o, creyéndonos libres, nos dejamos ir... a donde no queremos... y después nos quejamos de los desatinos de nuestro destino. Es urgente vivir, como debe ser. Asegurando con determinación las redes de nuestro destino. No perdiendo el tiempo. No retrasando el deber. Sabiendo esperar. Sin prisas, ya que son la mayor razón de los retrasos.

Levantarnos de la cama a la hora que hubiéramos elegido la víspera es la mejor forma de comenzar el día. Por respeto a nosotros mismos. ¡Es estupendo comenzar el día con una victoria! ¡Una buena nota que dará el tono a la sinfonía de todo el día!

Al final, ¿Qué valor tiene una persona que, a sí mismo, se dice una cosa y hace otra?


                                          Ilustração de Carlos Ribeiro

http://rr.sapo.pt/artigo/56888/o_valor_da_pontualidade

1 comentario:

  1. Pues sí que es un tema importante, y cuánto tiene que ver con el respeto que nos debemos unos a otros. Lo mismo que el saludo, aquí te dicen en seguida: ¡Señora/caballero, qué desea!? Y a mí siempre me ha gustado, y ha sido tema de conversación, la importancia de reconocer al otro su dignidad, hasta que demuestre lo contrario por sus actos, y aun así siempre podrá serlo en cualquier otro momento. Muito obrigado

    ResponderEliminar