sábado, 25 de junio de 2016

Anatomía de lo invisible


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Solo se puede ver una pequeña parte del mundo. La mayor parte de sus bellezas no son visibles. 

Distinguir entre lo que es simple apariencia y lo que tiene valor, aunque bajo un manto sucio y feo, es el mayor de los desafíos al que nos tenemos que enfrentar.

Hay quien no reconoce la existencia del amor solo porque no lo puede ver. ¿Es que alguien duda de la existencia del aire? ¿Y del viento, que es aire en movimiento?

Tocamos la vida como la música. Y ella nos toca. Somos compositores, instrumentos y sinfonías. Con fallos y desafinamientos, inmensos altos y bajos... pero siempre adelante y más alto... rumbo al cielo.

Necesitamos aprender a cerrar los ojos a las superficialidades y a fijar la mirada en lo que tiene verdadera belleza...confiarnos a la luz que nos ilumina el corazón, que calienta  la voluntad y es la raíz de nuestras fuerzas más íntimas.

Los ojos pueden incluso incendiarse con lágrimas ardientes, pero no debemos nunca dejar de creer que un día veremos la verdadera paz, aquella que solo merece quien vive sin grandes exigencias.

Al final, aquello que ven nuestros ojos es solo apariencia, la parte de fuera. Importa mirar dentro de las cosas, hacia nuestro interior y el de los otros...

Tal como una bella melodía, el silencio que le sigue también forma parte de ella. 

A veces, hemos de pararnos... para sentir nuestro corazón –que no vemos... para admirar lo invisible... para agradecer... para soñar... y para que aprendamos a dar lo mejor que somos y soñamos ser.

En la vida, más que la excelencia de una nota, lo que importa es lo que se toca y la forma como se toca... y el silencio que le sigue...

Y lo que queda... después que pasa todo el resto.

                                            Ilustração de Carlos Ribeiro


http://rr.sapo.pt/artigo/57442/anatomia_do_invisivel

1 comentario:

  1. “Felices vosotros, porque sin haber visto habéis creído...” No sé si es exactamente así, pero se parece, sin duda. Pero claro, dicho con palabras mucho más cercanas y concretas, listas para la práctica, en la crónica, porque quien las dice conoce bien em espíritu humano, y sus debilidades, pero sobre todo sus más nobles aspiraciones. Muito obrigado. ¡Siempre positivos!

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