JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Somos muchos, a pesar de que
cada uno se siente aislado, desprotegido y solo. En el cansancio de nuestra
desesperación… en esta búsqueda constante por una simple señal de descanso…
debemos confiar más en lo que escuchamos. Tal vez la salvación nos llegue por
lo que oímos. No por lo que vemos.
La tristeza se demora en el
tiempo. La aflicción es más fuerte, pero mucho más pasajera. La infelicidad es
un continuo estado de tristeza. El infeliz está siempre triste. Pero casi todas
las tristezas resultan de una aflicción… que pasa, pero deja la herida abierta.
La tristeza es sin aflicción. Arde más adentro que casi todos los sentimientos
comunes. Sólo el amor es más profundo.
Las tristezas matan, de
forma lenta, a quien las siente y no consigue resolverlas.
Solo el amor puede salvar a
quien vive entristecido. No los amores egoístas, sino el verdadero, aquel que
procura el bien del otro.
En las tinieblas de la
soledad donde nos perdemos, podemos oír tanto el silencio de otros como el
nuestro, sentir su miedo y su frustración, tocarlos… darles la mano. Es difícil
sujetar a alguien. Impedir que caiga. Ayudarlo a levantarse. Es difícil amar…
mucho más que estar solo.
Escucha. Escucha el
silencio. Escucha al otro. El infinito y la paz que procuras no están en ti,
están en el otro.
No confíes en lo que brilla,
casi siempre es solo un mero reflejo de una luz que está en el lado opuesto.
El mundo que ves cuando
cierras los ojos también eres tú quien lo hace. Escoge lo mejor de ti.
Ilustração de Carlos Ribeiro
http://rr.sapo.pt/artigo/55769/para_quem_procura_luz_na_escuridao
Después de disfrutar la crónica, no puedo evitar que me asombre de algo tan sencillo: ¡cómo estando tan clara y cercana la solución a la soledad, la felicidad ( porque es el tema de hoy, lo mismo sucede cualquier sábado), no somos capaces de llevar a la práctica de una vez por todas los remedios que están a nuestro alcance, en nosotros mismos! Muito obrigado, José Luis.
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