¿¡Qué es una mujer que aloja en su vientre si no una ‘proletaria’, en
el sentido propio del término!? ¿Y qué es el ‘padre’ del hijo encargado, si no
un capitalista explotador?
No, no se trata de una proeza
futbolística más del famoso capitán de la selección nacional, sino de su más
reciente producción: dos retoños, gemelos por más señal, a sumar a otro hijo
que ya tenía. Tienen los tres hermanos la mala suerte de ser todos hijos sin
madre, porque todos fueron engendrados por el padre, por vía de la ‘maternidad
de sustitución’. En el contrato de prestación de servicios de gestación, no
habrán faltado las habituales cláusulas de confidencialidad, así como la
renuncia a cualquier prerrogativa materna en relación a los niños engendrados,
pero después cedidos, para siempre, al multimillonario padre, que colecciona
hijos como si fuesen botas de oro, u otros trofeos deportivos.
Es probable que todo haya pasado de forma consensuada: CR7 no tiene
propiamente problemas financieros y no deben faltar mujeres saludables y
disponibles para concebir y engendrar hijos para el ídolo futbolístico, a
cambio de una generosa compensación. Muy al contrario los defensores de los
vientres de alquiler las quieren gratuitas, como la ley portuguesa así lo
exige, la verdad es muy diferente: no es por casualidad que Cristiano Ronaldo
se permite, por segunda vez, este lujo. Además, no es creíble que alguien, que no
sea un familiar muy próximo acepte llevar en su seno, durante nueve meses, un
ser humano del que después se va a desligar para siempre, a no ser que sea por
eso recompensada generosamente. Además, solo así se explica que este
procedimiento sea accesible a un cristiano Ronaldo, pero no a cualquier
ciudadano que, como él, también pretenda tener hijos, pero no tenga una
mujer que los pueda concebir. Por eso, no
se conoce ninguna mujer rica, europea o
norteamericana, que haya ‘arrendad0’ su vientre a un matrimonio pobre de
campesinos paraguayos incapaces de engendrar, aunque también los haya...
Es curioso notar que, según las
revistas llamadas sociales, de las que apenas conozco las tapas, no faltan
enamoradas de turno del flamante futbolista. Son todas, como conviene, jóvenes
sofisticadas, de silueta impecable, posibles vencedoras de los más exigentes
concursos de belleza. ¿¡No sería más lógico que fuesen ellas las madres de los
hijos de CR7!? Sí, claro, caso que no fuese este un esquema de explotación
femenina que, obviamente, jamás se sujetaría a una vampiresa enamoradiza del
multimillonario capitán de la selección nacional. Estas damas de compañía no
están dispuestas a la deformidad que la maternidad exige durante el tiempo de
la gestación, sobre todo en su fase final, pero una pobre mujer no se puede
permitir esos cuidados, ni rechazar un alquiler tan rentable.
El proletariado está de moda de
nuevo, entre nosotros por la mano de la mayoría social-bloquista y con la
valiosa y sustancial contribución de dos decenas de diputados del Partido
Social Demócrata que, en esta cuestión, se aliaron a la jerigonza en vez de
hacer, como era lógico, oposición. Los proletarios, de tan triste memoria
durante la revolución industrial y que, en vano, el marxismo intentó
rehabilitar, eran como el propio nombre indica, trabajadores cuya principal
riqueza era la prole: cuantos más hijos, más brazos –recuérdense los niños
miserablemente explotados en las minas- y, por tanto, mayor rendimiento
familiar. ¿Qué es una mujer que alquila su vientre si no una ‘proletaria’, en
el sentido propio del término!? ¿Y qué es el padre del hijo encargado, si no
una nueva versión del capitalista explotador? En realidad, no es más que un
proceso industrial, en que la mujer queda reducida a un mero objeto, a una
pieza en la cadena productiva, o reproductiva, a que se recurre para la
obtención del hijo y que, después, se
abandona e ignora. Pobres mujeres...
La mercantilización de los
vientres femeninos es ya una realidad, no obstante los partidarios de estas
nuevas técnicas rechazan, en teoría,
cualquier intención comercial. En el Reino Unido, por ejemplo, ya se permite a
la mujer gestante recibir una cuantía de
15 mil libras, a título de compensación por la gestación. En los Estados
Unidos, donde hay mayor demanda, se ponen en práctica precios más elevados: en
California, se cobran 100 mil dólares por ese servicio, pero en la India se
puede conseguir un vientre de alquiler
por valores que van de los 18 mil a los 30 mil dólares, de los cuales
solo 8 llegan a la ‘madre de sustitución’. Como en cualquier proceso
industrial, también en estas gestaciones hay intermediarios que exigen sus
comisiones: un negocio, al final, como cualquier otro.
Admiro en Ronaldo la pericia
demostrada, con mucho trabajo y dedicación, aunque entienda una ‘saloiice’ dar
su nombre, que sería adecuado para un estadio de futbol, al aeropuerto de Madeira
(a propósito, la semana pasada estuve en París, en el aeropuerto Charles de
Gaulle, que no era futbolista, y en el de Ámsterdam, que no se llama Johan
Cruyff...). Pero en relación a este proceso industrial, CR7 no es, obviamente,
el principal responsable: mayor culpa tiene quien legalizó la mal llamada ‘maternidad
de sustitución’.
En Portugal, según la Ley de
gestación de sustitución (Lei nº 25/2016, que reformou a Lei 32/2006, sobre
procriação medicamente assistida), “La celebración de negocios jurídicos de
gestación de sustitución sólo es posible a título de excepción y con naturaleza
gratuita, en los casos de ausencia del útero, de lesión o dolencia en este
órgano que impida de forma absoluta y definitiva elembarazo de la mujer, o en situaciones
clínicas que lo justifiquen (Art. 8º, nº 2). Y, en el país vecino, dos
españoles que recurran a un vientre de alquiler para obtener gemelos, no los
pueden registrar como suyos, por sentencia de 6 de febrero de 2014, del
respectivo Tribunal Supremo de Justicia. Pero, en los Estados Unidos, de donde
proceden los gemelos de CR7, por lo visto ya se mandan hacer niños a gusto del
parroquiano.
Sólo hay pero en este embrollo:
estos hijos no tienen, ni tendrán nunca, madre. Nada que, sin embargo, no se
pueda compensar con bienes materiales: ¡aún más, los vientres de alquiler son
solo para ricos!
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