miércoles, 13 de septiembre de 2017

Recogida de alimentos. (Nuevos mendicantes laicos)



Como ya es costumbre Cáritas acudió a la convocatoria del Banco de Alimentos para una recogida de alimentos el viernes y el sábado pasados. Para satisfacer esta demanda, hace falta una buena organización, tanto en el propio Banco como en los equipos y organizaciones que se prestan para llevar a cabo la tarea de la recogida de los alimentos en los centros comerciales señalados, dentro de sus horarios de atención al público, desde la apertura por la mañana hasta la hora de cierre por la tarde.

Nuestra parroquia acudió, como todas las demás, fiel a la cita. Y no solo fiel, yo diría que fiel y solícitamente, ya que nuestro director ha conseguido un número de voluntarios suficientes para que resultara más llevadera la recogida, consiguiendo hacer turnos de una hora. Para ello, indudablemente, ha contado con la colaboración de las benditas cofradías, que cada día se implican más en la vida de la parroquia en todas sus actividades y necesidades; recuerdo que incluso hizo un llamamiento general desde el ambón el domingo anterior para que cualquier feligrés pudiera colaborar como voluntario en dicha recogida.

No cabe duda que la 'necesidad' se ha instalado entre nosotros, en esta sociedad, que cada día va acumulando más deficiencias crónicas. Al punto de que es el mismo Estado, y lo es en toda Europa, el que se encarga de lo que se llamaba antiguamente la 'beneficencia', la atención gratuita a las familias y personas carentes de lo necesario para disfrutar de una vida digna. Es cierto que son muchas las organizaciones, las ongs, que dedican su actividad a esta urgente y noble tarea, pero hoy, todas son colaboradoras del B. de A., tanto en la recogida como en la recepción de los productos para su distribución entre las personas necesitadas, cada una en su esfera o campo de actividad, de manera que así se puede atender prácticamente a la totalidad de la población marginada y necesitada.

Como digo, esta actividad, mendicante y samaritana, merece toda consideración y respeto, pero también debiera hacerse de manera que suponga una crítica constructiva a estos Estados, incapaces de hacer realidad el pleno ejercicio del derecho al trabajo de todos sus ciudadanos en sus plenas facultades, que es la base de la dignidad de cualquier persona, aunque luego, cada uno deba hacerse merecedor del respeto a su dignidad y sus derechos por parte del Estado y los demás ciudadanos, cumpliendo sus deberes como ciudadano.

Esta colaboración exige de las organizaciones una adaptación en sus métodos y formas de funcionamiento, así como el tener que rellenar multitud de documentos, fichas... convirtiéndolas, forzosamente, en 'meras' oficinas de distribución, que tienen que justificar cada kilo, cada lata, cada potito que recibe del Banco y a quien se lo entrega.

Es aquí donde se pone a prueba la esencia de cada organización. Deben colaborar, por supuesto, pero también exigir que se respeten las características propias de su manera de hacer llegar a las personas que atiende los productos que recibe. Cáritas es una organización 'pionera', tan antigua como lo es la Iglesia (2017 años), y se ha ido adaptando para hacer frente a las necesidades de cada época. También ha supuesto un modelo de filantropía para muchas organizaciones, de diferentes culturas, que han ido surgiendo a lo largo de los siglos.

Debiéramos sentirnos orgullosos de que hoy haya, por decirlo así, una 'competencia' entre instituciones y organizaciones por ver quien atiende más y mejor... Pero quizá esto es también una prueba de que, a pesar de haber alcanzado un grado de desarrollo tecnológico extraordinario, aplicado a todos los campos de la actividad humana, son cada vez más los marginados y excluidos de los beneficios de este desarrollo. El bien común ya no es el objetivo máximo que defiendan los que ejercen el poder en la sociedad: los bancos, los partidos, incluso los sindicatos (que fomentan en estos momentos la división social y los privilegios de una parte del Estado y de la sociedad...).

Cáritas es mucho más que una entidad colaboradora del B. de A., lo es principalmente a nivel de las parroquias, pues no cabe otra alternativa, vivimos en medio de esta sociedad, son muchas las necesidades, y los ingresos que se reciben regularmente por medio de los socios y colectas, así como por otros donativos puntuales, no alcanzan para satisfacer las demandas de ayuda y socorro. Pero Cáritas es una organización muy compleja y lleva a cabo otras muchas actividades, como la promoción de la dignidad a través de la formación para la búsqueda de empleo, atención a las personas sin hogar, ancianos, etc. Y como es una organización universal, como la Iglesia, pues está al lado de la Iglesia Necesitada en cualquier lugar del mundo.

Por eso, nuestra cáritas parroquial colabora con otras organizaciones de la localidad: el comedor social 'El Pan Nuestro', el albergue para personas sin hogar; a nivel diocesano, con Cáritas Diocesana; y nivel nacional, con Cáritas Española. Pero Cáritas española colabora a su vez con Cáritas Internacional en numerosos proyectos de desarrollo en el tercer mundo, en las numerosas catástrofes naturales allí donde se produzcan, y, por supuesto, en los inmensos campos refugiados repartidos por el mundo.

Merece la pena que tengamos todo esto presente para que nuestra colaboración, sea económica, en especie o dedicando una parte de nuestro tiempo, sea lo más generosa posible, en la seguridad de que es dinero, tiempo o bienes, muy bien empleados, que contribuyen al bien común, porque atienden a personas necesitadas, pero es una contribución a la paz y al desarrollo de todos, siempre movidos por el deseo de colaborar en la construcción del Reino de Dios en la tierra, Reino de paz y justicia, reino de amor y verdad, siendo fieles a su Espíritu que nos inspira, nos alienta y nos sostiene en los momentos bajos, para no caer en la desesperanza, cuando las situaciones malas se prolongan.

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