domingo, 2 de mayo de 2021

Cómo hacer el camino entre dos

 

José luís Nunes Martins


Ninguna persona está hecha para sí misma. Necesitamos unos de los otros y el amor, que es mayor y vale más que la propia vida, tiene que formar parte de nuestra existencia, si queremos llegar a vivir plenamente.

Más que la prisa o divagar, es importante, cuando caminamos junto con otra persona, que nos empeñemos en que ese tiempo sea bello e intenso. Nunca es algo que sucede sin ningún esfuerzo, depende de la conjunción de las voluntades.

La existencia no tiene dos lados, no hay un lado bueno y otro malo, porque todo es vida. Todo puede ser compartido. Hasta la vida entera.

Hacer un camino a dos es duro, porque implica que yo tenga que luchar contra mi inclinación egoísta e interesada. Es necesario que yo sea capaz de olvidarme de mí mismo, que mire y escuche al otro y lo que nos rodea. Respetado al otro, porque si me aproximo demasiado al otro acabaré por destruir su autenticidad, por anular mi identidad a través de esa hambre de fusión que la desprecia.

Que siempre haya espacio y tiempo para cada uno. Que el camino sea muy largo. Que ambos sepan que casi nunca andarán de lado a lado, el paso es diferente, los momentos son desiguales y, por eso, unas veces tienes que ser tu quien empuja al otro y, otras, tendrás que aceptar la ayuda de él siguiéndolo, algunos pasos por detrás. Estas distancias forman parte de la proximidad perfecta.

La tristeza de uno toca al otro, pero el principio de la alegría se da cuando uno de los dos encuentra el coraje para empujar por los dos, muchas veces a partir de nada.

No, no es equilibrado, al final de la vida uno habrá empujado más, porque sí, porque la vida no es justa, y porque … al final, ¿Qué es mejor? ¿Tener el coraje para encontrar las fuerzas donde no existen, dar lo que tiene, incluso cuando es solo un deseo, o vivir en constante desasosiego y necesidad? ¿Prefieres dar poco o necesitar recibir mucho?

Es importante aceptar que de nada sirve hacer una contabilidad sobre lo que hice yo y sobre lo que hizo el otro… vivir a dos ya es difícil, por lo que la existencia de conflictos innecesarios puede acabar siendo un factor decisivo de frustración… doble.

Que yo sepa servir. Que yo sepa llevar al otro por el camino donde llegara a lo mejor de sí. Que yo acepte mi fragilidad, incluso cuando me parece que estoy mejor sin nadie cerca.

Entre dos, nunca habrá garantía de felicidad… pero si nos comprometemos, por lo menos es cierto que nos perfeccionamos, cada uno a sí mismo.

Que no llegues al final de la vida antes de haber amado lo que puedes y lo que debes.

Que al estar próximo a la muerte le puedas decir: mi vida valió la pena.

¡No mueras sin a ver vivido!



https://agencia.ecclesia.pt/.../como-fazer-um-caminho-a.../

 

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