De la homilía del P. Luis Palomino
El P. Luis comenzó su homilía ofreciéndonos una breve catequesis sobre el Cirio pascual: representa a Cristo, luz del mundo, se enciende durante la vigilia pascual, y después en todas las misas hasta el domingo de la Ascensión, en que se apaga; pero no permanece apagado durante todo el año litúrgico, también se enciende para la despedida de los difuntos, y en los bautizos, para expresar que Cristo sigue acompañándonos durante todo el año y durante toda nuestra vida, porque Él es nuestra esperanza.
Resaltó el
hecho del dolor que conlleva cualquier separación entre personas para ilustrar el
echo de la Ascensión del Señor al cielo. La despedida del Señor de sus
apóstoles los dejó tristes y desorientados. Pero no era una despedida
definitiva. Igual que entre los humanos al despedirnos nos hacemos regalos, nos
damos abrazos, y esperamos volver a encontrarnos algún día, Jesús les promete
el Espíritu Santo, Él se va, pero para dar paso al Espíritu Santo, Quien les
enseñará todo lo que deben saber sobre Jesús, y les dará la fortaleza necesaria
para vivir y actuar como lo hizo su Maestro.
De este modo les
hace también un regalo extraordinario, para ellos y para todos los que reciban
su mensaje: la esperanza, una esperanza que colma de sentido la vida, que
ofrece una luz imprescindible actuar en la vida de los hombres hacia la salvación,
el reencuentro con el Origen.
Por tanto,
todos estamos llamados a proclamar el mensaje de Jesús, a vivir según sus
mandamientos. Y no es necesario que nos empeñemos en hacer grandes cosas, porque Dios nos ha dotado de
dones diferentes a cada uno según nuestras capacidades, basta con que las pongamos
al servicio de los demás donde quiera que sea, y sepamos agradecer el bien que
hagamos y recibamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario