Tan entusiasmado vi yo a
mi amigo que me contagió y me vino de repente una idea tremenda a la
cabeza mientras él alababa el acuerdo entre ambos políticos, aunque
pertenecieran a diferentes iglesias. Entonces yo di un gran salto,
creí ver en este gesto de unión en defensa de la vida humana y la
libertad la tercera ocasión en que los Estados Unidos salvarán a
la humanidad de una guerra mundial.
En este caso sería la
tercera, que no es como las anteriores, con declaraciones de guerra,
grandes alianzas y ejércitos, sino un ataque individualizado,
persona a persona, sembrando en todo el mundo a la vez ideas
contrarias a la naturaleza humana con la apariencia de derechos
humanos, que les han sido hurtados a los hombres por la Iglesia
católica y las clases conservadoras. De esta manera los responsables
de la hecatombe o babel van conquistando puestos de poder y
elaborando nuevas doctrinas o ideologías que prometen la felicidad
terrena, en cualquier parte del globo terrestre, renunciando al
esfuerzo y al espíritu de superación.
Todos estaremos
enfrascados en una discusión estéril, sin la guía de la razón,
defendiendo posturas y sentimientos, y mientras los ciudadanos estén
entretenidos en sus discusiones y peleas, alguien aprovechará la
energía negativa para convertirse en el Gran Tirano, la envidia de
Hitler, o de Stalin o cualquiera de los tiranos que hayan existido.
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