Esta mañana ha sido una mañana
sosegada, de confidencias a media voz, de indagar en el interior de
una persona que se ha ofrecido sin la menor resistencia al
autoanálisis, bastaba hacer una mínima observación para que
nuestro amigo se internara más y más en sí mismo y llegar hasta la
infancia, y, como no podía ser de otra manera, una infancia
desgraciada.
La verdad es que nuestro migo es una
persona sin la menor doblez, tan franco y sincero que camina
transparente por la vida, ofreciéndose a cualquiera, es tan
sencillo como la verdad cuando la tenemos delante sin esfuerzo ni
buscarla, por eso sólo “lo aprovechan” aquellas personas que
están tan necesitadas de compañía que no desperdician una
oportunidad así, que no ponen peros y se creen lo que están viendo.
Yo le digo en un momento determinado
que él ha debido de nacer para eso, para cuidar o “salvar” a
personas desamparadas, y como él disfruta arreglando y limpiando de
sus propias miserias a otros, pues eso le da motivos para seguir,
para no rendirse ante cualquier “fracaso”, porque él nunca
creerá que ha sido un fracaso sacar a seres humanos de sus propias
miserias, pues lo ha hecho generoamente.
Él pierde siempre, hasta verse ahora
sin haber cotizado a la seguridad social más que a penas unos meses,
ha trabajado de todo, ha cuidado a varias personas a lo largo de su
vida, a disfrutado trabajando y se ha olvidado de exigir un salario.
Y algunos se empeñan en seguir
defendiendo que el ser humano es bueno por naturaleza. Que puede ser
bueno, sin duda, porque está hecho a imagen y semejanza de Dios,
pero al ser libres tenemos que demostrar con nuestra vida que
realmente elegimos ser buenos, si no lo hiciéramos así entonces
seríamos malos. De todos modos esto no es definitivo, siempre
podemos incorporarnos al Bien, en cualquier momento de nuestra vida,
ya que Dios está dispuesto a perdonarnos hasta setenta veces siete,
o sea, siempre.
A saber lo que Dios le reserva a nuestro
amigo por ser tan bueno que no puede ser malo, ¿será humano?
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