El misterio Trump se
explica por la paradoja que mejor lo define: la arrogancia de la izquierda en
un político de derechas. Hay razones para creer que América ‘se mueve’ y, con
ella, el mundo.
La misión de la teología es explicar misterios. Algunos,
como la Trinidad y la Eucaristía son sobre Dios; otros dicen respecto al mundo,
como los de su origen y su fin; y otros todavía se refieren a los hombres y a
su misteriosa capacidad para el bien y para el mal. Cada ser humano es un
misterio, pero hay algunos que lo son más que otros: es el caso de Donald
Trump, el actual presidente de los Estados Unidos de América.
Dígase lo que se diga, la verdad es que Donald Trump tiene
la condición de irritar a mucha gente, desde la derecha más conservadora a la
izquierda más progresista. A nadie le gusta su estilo arrogante, de su
palabrería ordinaria a veces, de ser un nuevo rico de mal gusto, para no hablar
de su increíble melena. ¿¡Cómo se explica entonces que haya ganado la elección
presidencial!? Posiblemente no se explica, pero estas diez pistas tal vez
ayuden a comprender mejor el misterio Trump.
1º. Trump es la expresión de lo políticamente
incorrecto: su elección es una reacción contra el sistema político que, en
nombre de la democracia, asfixia la libertad. Por eso los norteamericanos
eligieron un político anti sistema, en detrimento de Hillary Clinton, que era un
profesional de la política, una funcionaria del sistema.
2º. Trump tenía prácticamente toda la prensa en
contra, con la excepción del Fox News y The
Telegraph. Si Watergate fue, al lograr la dimisión de un presidente de los
Estados Unidos de América, el auge del poder de la prensa, la elección de Trump
fue su canto de cisne. Fue sobre todo gracias al facebook, al twiter y al
Instagram como Trump consiguió hacer llegar su mensaje al electorado. Una
prensa libre es esencial a la democracia, pero la parcialidad de los medios en
la campaña electoral puso en evidencia los intereses políticos y económicos a
que, a veces, ceden algunos medios de comunicación.
3º. Trump tiene las ideas claras sobre la vida humana,
el matrimonio y la familia y está dispuesto a luchar por ellas. Los partidos conservadores
tienen, en general, una actitud tibia y vergonzosa, pero los partidos de
izquierda tienen una agenda clara y no pierden ocasión para impulsar: la
liberalización del aborto gratuito; matrimonio y adopción por personas del
mismo sexo; vientres de alquiler; eutanasia; etc. Trump no tiene respetos
humanos en lo que respecta a la defensa de la vida, al matrimonio natural y de
la familia, como se vio por las medidas tomadas en relación al aborto.
4º. Trump tiene una relación diferente con los lobis.
Muchos gobiernos viven prácticamente secuestrados por los grupos de presión,
que son una especie de comisarios políticos de la democracia. Trump ya dio a
entender que, en América, manda él, porque fue él, y no esos grupos, por muy
respetables que puedan ser, quien fue elegido presidente.
5º. Trump no tiene miedo de la iniciativa privada, si
fuera la que mejor sirve al bien común. La izquierda privilegia la salud
pública y la enseñanza estatal porque, en teoría, son los que mejor sirven al
interés nacional pero, en la práctica, porque heredó del marxismo una
concepción totalitaria del poder y desconfía de la libertad y de la iniciativa privada.
Trump cree en el mercado pero, como el Papa Francisco tiene alertado, la lógica
de lo descartable es injusta y profundamente inhumana.
6º. Trump manda él mismo y, por eso, dimitió la
procuradora general interina, después de que Sally Yates cuestionara la orden presidencial
que prohíbe la entrada en los Estados Unidos de América a ciudadanos de siete
países de mayoría musulmana. También dimitieron todos los embajadores ‘políticos’,
que habían sido nombrados por su antecesor y que no eran de su confianza. Es
razonable que el presidente exija lealtad a sus funcionarios, mientras no sobrepasasen sus competencias, respete nla independencia
del poder judicial y la separación de poderes.
7º. Trump no tiene una visión utópica o idealista del
mundo. Quiere contribuir a la NATO, cuya importancia estratégica conoce, pero
no si Europa no estuviera interesada en su seguridad. En relación al Medio Oriente,
es sensible a las pretensiones de Israel, teniendo decidida ya la instalación
de la embajada de los Estados Unidos de América en Jerusalén. La capital del
estado judío, lo que ciertamente no es una buena noticia para los palestinos.
Quiere la paz mundial, pero no solo con los sacrificios de su país.
8º. Trump está a favor de la libertad religiosa, pero
no admite que nadie, ni ninguna religión, ponga en peligro la paz y la
seguridad de los ciudadanos norteamericanos. Es justo, mientras no viole el derecho
fundamental de cualquier creyente a profesar, privada y públicamente, su
religión. Los musulmanes no son todos potenciales terroristas, pero es evidente
que esta religión es esencialmente
guerrera y que hay un terrorismo mahometano, que deriva del concepto islámico
de guerra santa: la jihad.
9º. Trump es patriota y defiende los legítimos
intereses de su país, principalmente por medio del muro en la frontera austral.
Todos los estados tienen derecho a evitar la inmigración ilegal y es bueno no
olvidar que fue Bill Clinton, un presidente demócrata, quien decidió e inició
la construcción del muro, que ya se levanta a lo largo de mil kilómetros, cerca
de un tercio de la frontera con México. Y la verdad es que Obama, durante sus
dos mandatos, no lo destruyó; ni Hillary, si hubiese sido elegida, lo haría.
Pero una América cerrada sobre sí misma puede llevar al resurgir de los
nacionalismos proteccionistas, con grave perjuicio para la solidaridad
internacional y para los países más necesitados.
10º. Trump es arrogante, es cierto, y sus efectos no
parecen ser lo mejor. No son referencias adecuadas a su función: es, como es
obvio, un peligro para su país y para todo el mundo. En realidad, es
preocupante que un hombre, a veces tan básico e imprevisible, esté al frente de
la mayor superpotencia mundial. Pero no es lo único...
Tal vez el misterio Trump se explique por la paradoja que
mejor lo define: La arrogancia de la izquierda en un político de derechas. Por
todo esto y lo que queda por decir, hay razones para creer que América ‘se
mueve’ y, con ella, el mundo. Si es para mejor o peor, el tiempo lo dirá. Ahora
mismo, hay que rezar: ¡Dios bendiga América!
http://observador.pt/opiniao/o-misterio-trump/