OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Las apariencias y mentiras con que, a veces, somos tentados para
esconder las heridas abiertas de nuestras flaquezas son remiendos.
Cuando algo nos hiere, desgarra o daña, lo importante es
trabajar en eso, con todo lo que queda, respetando siempre nuestra integridad
anterior y reponiéndola en la medida de lo posible. Sin ilusiones y aceptando
que todos somos frágiles y que, por eso, tenemos muchas cicatrices... resultado
de golpes que no conseguimos evitar o de escaladas de violencia que tomaron
proporciones mayores de lo que creíamos.
Es esencial que cada uno de nosotros comprenda que la
voluntad de olvidar, disfrazar o tapar sus flaquezas con pedazos de vida que no
es la nuestra es un error, enorme.
Ninguna herida se cura solo por ser cubierta, a veces eso es
solo una forma de agravarla. Enmendar no es ocultar el hecho, es curarlo. Doy,
siempre y mucho, pero vale la pena. Corregirse y superarse a fin de sobrepasar
el error, asumiéndolo y haciendo lo necesario para repararlo en nosotros y en
aquellos a quien perjudicamos.
Remendar es mezclar pedazos extraños unos a otros.
La vida es preciosa, íntegra y auténtica, a pesar de todas
las cicatrices que son parte de nosotros, de nuestra historia y de nuestra
felicidad. Somos nosotros.
Aquellos que no asumen los errores propios como suyos y como
parte de su proceso de perfeccionamiento, de tantos remiendos como colocan,
llegan a un punto en el que ya ni ellos mismos saben quienes son. No tienen
enmienda... son meros remiendos encima de remiendos, ya se acabaron... son solo
trapos sin historia.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
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