sábado, 25 de febrero de 2017

El misterio Trump



El misterio Trump se explica por la paradoja que mejor lo define: la arrogancia de la izquierda en un político de derechas. Hay razones para creer que América ‘se mueve’ y, con ella, el mundo.

La misión de la teología es explicar misterios. Algunos, como la Trinidad y la Eucaristía son sobre Dios; otros dicen respecto al mundo, como los de su origen y su fin; y otros todavía se refieren a los hombres y a su misteriosa capacidad para el bien y para el mal. Cada ser humano es un misterio, pero hay algunos que lo son más que otros: es el caso de Donald Trump, el actual presidente de los Estados Unidos de América.

Dígase lo que se diga, la verdad es que Donald Trump tiene la condición de irritar a mucha gente, desde la derecha más conservadora a la izquierda más progresista. A nadie le gusta su estilo arrogante, de su palabrería ordinaria a veces, de ser un nuevo rico de mal gusto, para no hablar de su increíble melena. ¿¡Cómo se explica entonces que haya ganado la elección presidencial!? Posiblemente no se explica, pero estas diez pistas tal vez ayuden a comprender mejor el misterio Trump.

1º.  Trump es la expresión de lo políticamente incorrecto: su elección es una reacción contra el sistema político que, en nombre de la democracia, asfixia la libertad. Por eso los norteamericanos eligieron un político anti sistema, en detrimento de Hillary Clinton, que era un profesional de la política, una funcionaria del sistema.

2º.  Trump tenía prácticamente toda la prensa en contra, con la excepción del Fox News y  The Telegraph. Si Watergate fue, al lograr la dimisión de un presidente de los Estados Unidos de América, el auge del poder de la prensa, la elección de Trump fue su canto de cisne. Fue sobre todo gracias al facebook, al twiter y al Instagram como Trump consiguió hacer llegar su mensaje al electorado. Una prensa libre es esencial a la democracia, pero la parcialidad de los medios en la campaña electoral puso en evidencia los intereses políticos y económicos a que, a veces, ceden algunos medios de comunicación.

3º. Trump tiene las ideas claras sobre la vida humana, el matrimonio y la familia y está dispuesto a luchar por ellas. Los partidos conservadores tienen, en general, una actitud tibia y vergonzosa, pero los partidos de izquierda tienen una agenda clara y no pierden ocasión para impulsar: la liberalización del aborto gratuito; matrimonio y adopción por personas del mismo sexo; vientres de alquiler; eutanasia; etc. Trump no tiene respetos humanos en lo que respecta a la defensa de la vida, al matrimonio natural y de la familia, como se vio por las medidas tomadas en relación al aborto.

4º. Trump tiene una relación diferente con los lobis. Muchos gobiernos viven prácticamente secuestrados por los grupos de presión, que son una especie de comisarios políticos de la democracia. Trump ya dio a entender que, en América, manda él, porque fue él, y no esos grupos, por muy respetables que puedan ser, quien fue elegido presidente.

5º.  Trump no tiene miedo de la iniciativa privada, si fuera la que mejor sirve al bien común. La izquierda privilegia la salud pública y la enseñanza estatal porque, en teoría, son los que mejor sirven al interés nacional pero, en la práctica, porque heredó del marxismo una concepción totalitaria del poder y desconfía de la libertad y de la iniciativa privada. Trump cree en el mercado pero, como el Papa Francisco tiene alertado, la lógica de lo descartable es injusta y profundamente inhumana.

6º.  Trump manda él mismo y, por eso, dimitió la procuradora general interina, después de que  Sally Yates cuestionara la orden presidencial que prohíbe la entrada en los Estados Unidos de América a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. También dimitieron todos los embajadores ‘políticos’, que habían sido nombrados por su antecesor y que no eran de su confianza. Es razonable que el presidente exija lealtad a sus funcionarios, mientras  no sobrepasasen sus competencias, respete nla independencia del poder judicial y la separación de poderes.

7º.  Trump no tiene una visión utópica o idealista del mundo. Quiere contribuir a la NATO, cuya importancia estratégica conoce, pero no si Europa no estuviera interesada en su seguridad. En relación al Medio Oriente, es sensible a las pretensiones de Israel, teniendo decidida ya la instalación de la embajada de los Estados Unidos de América en Jerusalén. La capital del estado judío, lo que ciertamente no es una buena noticia para los palestinos. Quiere la paz mundial, pero no solo con los sacrificios de su país.

8º. Trump está a favor de la libertad religiosa, pero no admite que nadie, ni ninguna religión, ponga en peligro la paz y la seguridad de los ciudadanos norteamericanos. Es justo, mientras no viole el derecho fundamental de cualquier creyente a profesar, privada y públicamente, su religión. Los musulmanes no son todos potenciales terroristas, pero es evidente que esta religión  es esencialmente guerrera y que hay un terrorismo mahometano, que deriva del concepto islámico de guerra santa: la jihad.

9º.  Trump es patriota y defiende los legítimos intereses de su país, principalmente por medio del muro en la frontera austral. Todos los estados tienen derecho a evitar la inmigración ilegal y es bueno no olvidar que fue Bill Clinton, un presidente demócrata, quien decidió e inició la construcción del muro, que ya se levanta a lo largo de mil kilómetros, cerca de un tercio de la frontera con México. Y la verdad es que Obama, durante sus dos mandatos, no lo destruyó; ni Hillary, si hubiese sido elegida, lo haría. Pero una América cerrada sobre sí misma puede llevar al resurgir de los nacionalismos proteccionistas, con grave perjuicio para la solidaridad internacional y para los países más necesitados.

10º.  Trump es arrogante, es cierto, y sus efectos no parecen ser lo mejor. No son referencias adecuadas a su función: es, como es obvio, un peligro para su país y para todo el mundo. En realidad, es preocupante que un hombre, a veces tan básico e imprevisible, esté al frente de la mayor superpotencia mundial. Pero no es lo único...

Tal vez el misterio Trump se explique por la paradoja que mejor lo define: La arrogancia de la izquierda en un político de derechas. Por todo esto y lo que queda por decir, hay razones para creer que América ‘se mueve’ y, con ella, el mundo. Si es para mejor o peor, el tiempo lo dirá. Ahora mismo, hay que rezar: ¡Dios bendiga América!

http://observador.pt/opiniao/o-misterio-trump/


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