Un día entero, por más
corto que parezca, es enorme… por lo que sabremos descubrir todo cuanto en él
es posible. Nada en este mundo está decidido, ni nadie está acabado. Nos
construimos, de la manera como nos criamos, de acuerdo a las respuestas al
mundo y a los otros. Siempre somos más de lo que esperan de nosotros. Siempre.
La más perfecta de la
criaturas divinas es el hombre… su perfección está en ser incompleto. Sublime
criatura creadora.
La verdad de nuestra
esencia será aquella que, con nuestro tiempo, conseguimos construir. Sólo al
fin seremos completos. Hasta ese momento, hay que vivir las horas y los minutos
que nos restan del día de hoy, sin perdernos en la contemplación de los frutos.
De poco nos sirve preocuparnos con lo que no está en nuestras manos. Pude
llegar después, sí, por más que me empeñe, será una preocupación del día por
llegar, no de hoy.
El futuro que importa
es el tiempo que tenemos en la punta de los dedos…el hoy. Todo lo demás es parte
de una eternidad a la que no nos referimos.
Nunca somos el fin de
nosotros mismos, pero conseguimos serlo del otro…una vía para la finalidad de
alguien, un fin de su ser… un por qué y un para qué de su vida… un siempre.
El premio por abandonar
lo que fuimos es ser un ser nuevo, y mejor, cada día. Sacrifiquemos el ser
finito y completo de ayer, por la eternidad, abierto al instante que nos toca vivir en este preciso, y precioso,
momento. Nada somos sino lo que seamos capaces de construir con el amor de
nuestras manos, ahora.
Finalmente, todo cuanto
no aconteció en un año, puede suceder en un solo día
Hoy me gusta esta crónica por la brevedad, la concisión y la exactitud, me quedo con esta frase: “…hay que vivir las horas y los minutos que nos restan del día de hoy, sin perdernos en la contemplación de los frutos. De poco nos sirve preocuparnos con lo que no está en nuestras manos. Pude llegar después, sí, por más que me empeñe, será una preocupación del día por llegar, no de hoy.”
ResponderEliminar¡Qué a tiempo me llega esta crónica! Y sobre todo porque debieran ser más preocupaciones ajenas, y no propias. Pero, de todos modos, con lo fácilmente que nos lo explicas, José Luis, lo sencillo sería ponerlo en práctica y, sin embargo, cuánto cuesta soltar ese lastre inútil y además precipitado. Cuántas veces el temor a lo por llegar es infundado o cuando menos exagerado, pero coarta y paraliza, impide realizar otras cosas provechosas. Yo reconozco que tropiezo muchas veces en esta piedra, por eso viene muy bien un recordatorio como el de hoy. Muito obrigado.
Muy acertada publicación, gracias ¡¡
ResponderEliminarLas gracias s las damos al autor de ls crónicas filosóficas Jose luis Nunes
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