jueves, 14 de noviembre de 2013

¿Qué nos pasa…, como sociedad?


 
La Sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único…, bondadoso, agudo, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos…
Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. [del Libro de la Sabiduría (7, 22-8,1)]



 Hoy sumo más datos preocupantes, unos afectan a la sociedad, a la justicia sobre todo; es el mundo al revés, los criminales redimen sus culpas precipitadamente, por decisión de jueces impíos que se imponen a los justos y a las demandas de justicia de las víctimas.


Por este lado, que representaría el norte de una sociedad  digna de tal nombre, hay desolación y tristeza; por el sur, la economía, que da calor y energía, soplan vientos helados; por el este, el mañana, no amanece todavía, vivimos un invierno polar… y por el oeste, la despedida tranquila y serena, fruto de la satisfacción del deber cumplido, de la tarea bien hecha, la esperanza, nos amenaza la incertidumbre, el miedo, la desesperanza.

No quisiera ser tan pesimista, no quisiera expresar estas conclusiones, pero si no lo hago sería por cobardía o por comodidad, y así los que me confiesan su sufrimiento se quedarían encerrados en el laberinto de su sufrimiento. Hoy he terminado indignado y tengo que decir algunas cosas.

La primera es que ya la noche anterior recibí la mala noticia de unos amigos que se han arruinado, lo habían tenido todo y ahora esperan el embargo de sus bienes, pues ni malvender pueden lo que tienen.

Comencé el día con este peso, pero bueno, lo alivié sirviendo un café tras otro, así hasta cinco o seis cafeteras hoy, el personal estaba animado, y no había impacientes, nerviosos por el retraso en ser recibirlos por la trabajadora social.

Desde el mediodía fueron las noticias generales y sobre todo las de la justicia las que me hicieron volver a soportar una pesada carga, la que describo al principio. Con la cual llegué a cáritas de mi parroquia por la tarde, donde pensaba  ponerme a preparar, sin falta, unas huchas para repartirlas por las tiendas del barrio, porque no sabemos cuanto resistiremos dando lo que damos y cada vez a más personas y familias.

En vez de eso tuve que atender a una familia numerosa que han estado aguantando hasta decir basta, en paro ya cincuentaiséis meses, y acabada la ayuda del salario social y la posibilidad de pedir otra hasta la de mayor de cuaretaicinco. En la entrevista surgieron algunos temas que son los que me hicieron perder un poco la calma.

Una fue el papeleo absurdo, incómodo y humillante, que les obliga a gastar lo que no tienen en copias, y que la única finalidad es retrasar las citas o lograr el desistimiento por aburrimiento. ¿Cómo se explica si no, que para ser atendidos por la trabajadora social de zona, para pedir encima un certificado para cáritas que diga si está o no está percibiendo alguna ayuda, tenga que solicitarlo por escrito y esperar…? ¿Les negamos la ayuda en cáritas hasta que traigan el papelucho?... ¡Qué absurdo, cuántas discusiones inútiles, qué pérdida de energías tantas veces…!¡Cómo juegan con la sociedad!, ¡Qué duros y exigentes con los más desfavorecidos y qué clementes con los criminales, y condescendientes con los que malgastan del dinero público, o sencillamente lo roban!

Tampoco nadie les había informado que podían solicitar ayuda para pagar el alquiler, o el recibo de la luz. Bueno, en el caso de la luz la culpa no es de las instituciones sino de las personas, ciudadanos y corrientes y molientes. Como el dueño de la casa donde viven es colectivo, y han de ponerse de acuerdo los hermanos, no se deciden a pedirles un cambio de nombre en el contrato la luz y así poder acogerse a ese descuento al que tendrían derecho. ¿Qué les impide a esas personas hacer un favor a quien lo necesita?

Es como si una mente malvada dirigiera esta sociedad y quisiera atraparnos en sus redes, poniéndose una careta de humanitario, un flautista de Hamelin que nos conduce a su guarida para esclavizarnos.




Menos mal que la Sabiduría… Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a este le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto. Así sea

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