La Sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único…, bondadoso,
agudo, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante,
que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos…
Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el
universo y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos
de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. [del
Libro de la Sabiduría (7, 22-8,1)]
Por este lado, que representaría el norte de una sociedad digna de tal nombre, hay desolación y
tristeza; por el sur, la economía, que da calor y energía, soplan vientos
helados; por el este, el mañana, no amanece todavía, vivimos un invierno polar…
y por el oeste, la despedida tranquila y serena, fruto de la satisfacción del
deber cumplido, de la tarea bien hecha, la esperanza, nos amenaza la
incertidumbre, el miedo, la desesperanza.
No quisiera ser tan pesimista, no quisiera expresar estas
conclusiones, pero si no lo hago sería por cobardía o por comodidad, y así los
que me confiesan su sufrimiento se quedarían encerrados en el laberinto de su sufrimiento.
Hoy he terminado indignado y tengo que decir algunas cosas.
La primera es que ya la noche anterior recibí la mala
noticia de unos amigos que se han arruinado, lo habían tenido todo y ahora
esperan el embargo de sus bienes, pues ni malvender pueden lo que tienen.
Comencé el día con este peso, pero bueno, lo alivié
sirviendo un café tras otro, así hasta cinco o seis cafeteras hoy, el personal
estaba animado, y no había impacientes, nerviosos por el retraso en ser recibirlos
por la trabajadora social.
Desde el mediodía fueron las noticias generales y sobre todo
las de la justicia las que me hicieron volver a soportar una pesada carga, la
que describo al principio. Con la cual llegué a cáritas de mi parroquia por la
tarde, donde pensaba ponerme a preparar,
sin falta, unas huchas para repartirlas por las tiendas del barrio, porque no
sabemos cuanto resistiremos dando lo que damos y cada vez a más personas y familias.
En vez de eso tuve que atender a una familia numerosa que han
estado aguantando hasta decir basta, en paro ya cincuentaiséis meses, y acabada
la ayuda del salario social y la posibilidad de pedir otra hasta la de mayor de
cuaretaicinco. En la entrevista surgieron algunos temas que son los que me
hicieron perder un poco la calma.
Una fue el papeleo absurdo, incómodo y humillante, que les
obliga a gastar lo que no tienen en copias, y que la única finalidad es
retrasar las citas o lograr el desistimiento por aburrimiento. ¿Cómo se explica
si no, que para ser atendidos por la trabajadora social de zona, para pedir
encima un certificado para cáritas que diga si está o no está percibiendo
alguna ayuda, tenga que solicitarlo por escrito y esperar…? ¿Les negamos la
ayuda en cáritas hasta que traigan el papelucho?... ¡Qué absurdo, cuántas
discusiones inútiles, qué pérdida de energías tantas veces…!¡Cómo juegan con la
sociedad!, ¡Qué duros y exigentes con los más desfavorecidos y qué clementes con
los criminales, y condescendientes con los que malgastan del dinero público, o
sencillamente lo roban!
Tampoco nadie les había informado que podían solicitar ayuda
para pagar el alquiler, o el recibo de la luz. Bueno, en el caso de la luz la
culpa no es de las instituciones sino de las personas, ciudadanos y corrientes
y molientes. Como el dueño de la casa donde viven es colectivo, y han de
ponerse de acuerdo los hermanos, no se deciden a pedirles un cambio de nombre
en el contrato la luz y así poder acogerse a ese descuento al que tendrían
derecho. ¿Qué les impide a esas personas hacer un favor a quien lo necesita?
Es como si una mente malvada dirigiera esta sociedad y
quisiera atraparnos en sus redes, poniéndose una careta de humanitario, un
flautista de Hamelin que nos conduce a su guarida para esclavizarnos.
Gracias, me encantò leer estos pensamientos.
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