José Luís Nunes Martins
jornal i, 2 de agosto de 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/morte-da-terra-ao-ceu
jornal i, 2 de agosto de 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/morte-da-terra-ao-ceu
Ilustração de Carlos Ribeiro
Vivo las muertes de los otros, temo la mía. Pero más temible que a muerte es el morir. Un proceso que se imagina siempre lento, sufrido y consciente. Sólo los niños tienen miedo de estar muertos, condición que creen ser un estado de permanente abandono: oscuridad, silencio y soledad. Ahora nosotros, los adultos, dejamos de preocuparnos con lo que viene después, de tan centrados como estamos en el viaje, o mejor, en el tiempo que antecede al viaje…
Sólo la muerte de los
otros es un suceso en mi vida, del mismo modo que la mía sólo lo será en las
vidas de los que me sobrevivieran.
La aventura de la vida
es mucho más que el tímido, fútil y cobarde instinto de conservación, importa reconocer y vivir la vida tal como es:
preciosa; y reconocernos y aceptarnos tal como somos: frágiles. La vida es este
pedazo de infinito que tenemos en las manos. Esto que nos sobrepasa por
completo pero del cual formamos parte. Una parte importante. Si no fuésemos
esenciales, no estaríamos aquí.
Nadie puede vivir mi
vida –ni morir mi muerte. Estamos solos, pero podemos dejar de estarlo, si nos
entregamos. Si decidimos amar.
Es muy extraño que nos
parezca que tenemos siempre mucho que decir a quien parte, y que el tiempo
antes de su partida sea siempre tan poco. Incluso porque, en verdad, lo que
tenemos que decir es siempre poco y el tiempo será, casi siempre, más que
suficiente. Es cierto que partimos a horas diferentes… unos antes, otros después,
pero en cuanto a la hora y las estaciones
de llegada…. ¡nadie tiene certeza!
Esa sombra que nos
persigue incluso por donde no hay luz…. Este desierto de silencio que suena vacío
… puede al final ser algo que no podemos entender, mientras tanto dura. Como si
ahora fuese sólo tiempo de vivir, y después (sólo después) entonces hora de
comprender. Todo.
La naturaleza de este
mundo es finita, esta nuestra vida es un proyecto limitado en el tiempo.
Podemos y debemos posponer
lo inevitable. Pero la realidad no es lineal: mañana no estaremos más próximos
a la muerte de lo que estamos hoy. Es lo que hago lo que me aproxima o me distancia.
¡Si al conducir un automóvil decido pisar a fondo el acelerador y seguir a alta
velocidad, me estoy colocando más cerca… si opto por seguir con serenidad y seguridad, estaré apartándome! Depende mucho
de mí. Nadie tiene la vida medida de partida.
Importa vivir aceptando
os riesgos, pero calculando las posibilidades, que son siempre muchas… sólo la
muerte no es una posibilidad –es el fin de las posibilidades.
Yo puedo ser este
camino: de las raíces a los frutos; de la tierra al cielo; del barro a las estrellas…
De lo finito al infinito… pero sólo lo seré si me decido a serlo, si me yergo,
si levanto los brazos, si sueño alto… si llego a ser capaz de crear con mis
propias manos el camino para el cielo.
Sé que voy a morir. Lo
sé con la inteligencia y lo voy aprendiendo con el corazón. Sé que la muerte me
separa de algunos que amo, no se de ellos con la inteligencia, hay días en que
los siento con mi corazón… viven aquí, conmigo, en mi vida, bien dentro de mí;
pero también hay noches en que siento que ya estoy allá, lejos… Donde ellos me
esperan.
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