martes, 20 de enero de 2015

¿La historia interminable? ¿La hacen los hombres o Dios?



Tenía razón mi amigo virtual,  y espero que real también si llegara la ocasión, cuando me dijo que esperara a publicar esta reflexión… pues me había quedado muy, muy negativa, aunque no sé que adjetivo ponerle, por eso  juzgue cada cual, si es que sigue leyendo.

Tenemos el enemigo en la propia casa,  muchos lo son para sí mismos y para los demás… está de moda, por desgracia, destruir el mejor sistema político que ha podido disfrutar la humanidad en su larga existencia, para ello, sin piedad se ataca a las personas que han tenido la desgracia de perjudicarlo seriamente, aunque les ha proporcionado cuanto son, aún sin merecerlo. Pero, ¿Son tan buenos los rebeldes, que por sí mismos garantizan un sistema mejor, cuando  aún no saben lo que quieren ser “cuando sean mayores”, o sea, cuando lleguen al poder, si es que llegan y no les pasa lo que a la lechera…?

Se puede arreglar una casa sin destruirla, se puede mejorar y hasta agrandar, y así cabrán más en ella, y tendrán más sitio para desenvolverse sin que la convivencia  les cause incomodidades insoportables.

Esto en lo que se refiere a la vida en general. Pero, en cuanto a la Iglesia,  me preocupa más hondamente, y me cuesta muchísimo decirlo, pero es que es un flechazo envenenado que ha venido a clavarse en mi corazón, sin esperarlo, ni sospecharlo, mientras llevaba a cabo las tareas cotidianas. Fue como una visión turbia y mortificante. Escuché en mi cerebro unas palabras que acusaban directamente al Papa Francisco…

Hoy puedo comprobar que el consejo de mi amigo estuvo muy bien dado, y me alegro de haberlo escuchado, porque el Papa Francisco ha tenido, en Filipinas, unas palabras reconfortantes y alentadoras sobre la familia, que me han permitido descargar gran parte de mi pesadumbre y preocupación por el futuro, de la Iglesia y de la humanidad: “Estén atentos a la nueva colonización ideológica. Existen colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia. No nacen del sueño, de la oración, de la misión que Dios nos da. Vienen de afuera, porque eso digo que son colonizaciones. No perdamos la libertad de la misión de la familia. Y así como nuestros pueblos en un momento de su historia llegaron a la madurez de decirle no a cualquier colonización política, como familia tenemos que ser muy sagaces, hábiles y fuertes para decir no a cualquier intento de colonización ideológica sobre la familia.”

Al mismo tiempo creo comprender mejor la expresión “salir a la periferia”, y que me costaba un poco aceptarla… quiero pensar que para ello no hay que ir muy lejos, basta con andar el camino al trabajo, al colegio, a la universidad… y ahí dar ejemplo de buen hacer, de cordialidad, sin olvidar a quien le debemos lo que somos y tenemos, la razón de nuestro vivir de ese modo, que le distingue a los ojos de los demás y rompe la monotonía de la vida.

Por todas partes quieren desmantelar la casa que nos ha proporcionado cobijo, que nos ha permitido un crecimiento seguro…¿Qué algunos se han propasado? ¡Por eso no vamos a destruir las estructuras benéficas que nos han conducido  un mundo desarrollado y cada vez más confortable! Arreglar, cambiar, renovar los responsables, sin desprecio ni violencia ¿desde cuando un humano puede despreciar a otro creyéndose superior? Eso sólo es posible en una dictadura, y todas han nacido con buenas promesas, buenas palabras, pero también con el látigo, la exclusión y eliminación del contrario ¡Algunos creyéndose buenos, cuánto daño pueden hacer!

¡Ahora quieren empezar la historia de nuevo, renegando de todo lo alcanzado hasta aquí y de los que lo han hecho posible con su sabiduría y esfuerzo! ¡Estos nuevos puros,  sabios, iluminados…! He escuchado a un cura decir que “hay que volver a Jesús, directamente, desmontando todo lo escrito, desoyendo cuanto otros hayan dicho de él…! ¡Pero, puede haber mayor soberbia, acusar a todos cuantos han conocido a Jesús antes que yo, de haberlo falseado! ¿¡pero es que tú no te acercas a él con tu propio criterio; es que no vas buscando la humanidad de Cristo antes que su divinidad… para creer que así estás más cerca de él y le sirves mejor que tu hermano al que desprecias!?

Jesús es la culminación de la Historia, y la historia tiene un final, primero para cada persona y después, sin fecha fija, para toda la humanidad, pues ya nos dijo Él que no sabríamos el día ni la hora. Ha ido en progresión hacia un mundo cada vez más humano, desde la aparición del Redentor, pero nos advirtió que el enemigo jamás cede en su asechanza contra el bien,  tiene envidia del bien y lo persigue, con furia  y de la manera más sutil y halagadora, por eso   para conquistar la vida eterna hay que creer en ella con fuerza, y ganársela con esfuerzo y humildad, mejorando cada día uno mismo y a su entorno más próximo.



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