Tenía razón mi amigo
virtual, y espero que real también si
llegara la ocasión, cuando me dijo que esperara a publicar esta reflexión… pues
me había quedado muy, muy negativa, aunque no sé que adjetivo ponerle, por
eso juzgue cada cual, si es que sigue
leyendo.
Tenemos el enemigo en
la propia casa, muchos lo son para sí
mismos y para los demás… está de moda, por desgracia, destruir el mejor sistema
político que ha podido disfrutar la humanidad en su larga existencia, para
ello, sin piedad se ataca a las personas que han tenido la desgracia de
perjudicarlo seriamente, aunque les ha proporcionado cuanto son, aún sin
merecerlo. Pero, ¿Son tan buenos los rebeldes, que por sí mismos garantizan un
sistema mejor, cuando aún no saben lo
que quieren ser “cuando sean mayores”, o sea, cuando lleguen al poder, si es
que llegan y no les pasa lo que a la lechera…?
Se puede arreglar una
casa sin destruirla, se puede mejorar y hasta agrandar, y así cabrán más en
ella, y tendrán más sitio para desenvolverse sin que la convivencia les cause incomodidades insoportables.
Esto en lo que se
refiere a la vida en general. Pero, en cuanto a la Iglesia, me preocupa más hondamente, y me cuesta
muchísimo decirlo, pero es que es un flechazo envenenado que ha venido a
clavarse en mi corazón, sin esperarlo, ni sospecharlo, mientras llevaba a cabo
las tareas cotidianas. Fue como una visión turbia y mortificante. Escuché en mi
cerebro unas palabras que acusaban directamente al Papa Francisco…
Hoy puedo comprobar que
el consejo de mi amigo estuvo muy bien dado, y me alegro de haberlo escuchado,
porque el Papa Francisco ha tenido, en Filipinas, unas palabras reconfortantes
y alentadoras sobre la familia, que me han permitido descargar gran parte de mi
pesadumbre y preocupación por el futuro, de la Iglesia y de la humanidad: “Estén
atentos a la nueva colonización ideológica. Existen colonizaciones
ideológicas que buscan destruir la familia. No nacen del sueño, de la oración,
de la misión que Dios nos da. Vienen de afuera, porque eso digo que son
colonizaciones. No perdamos la libertad de la misión de la familia. Y así como
nuestros pueblos en un momento de su historia llegaron a la madurez de decirle
no a cualquier colonización política, como familia tenemos que ser muy
sagaces, hábiles y fuertes para decir no a cualquier intento de colonización
ideológica sobre la familia.”
Al mismo tiempo creo
comprender mejor la expresión “salir a la periferia”, y que me costaba un poco
aceptarla… quiero pensar que para ello no hay que ir muy lejos, basta con andar
el camino al trabajo, al colegio, a la universidad… y ahí dar ejemplo de buen
hacer, de cordialidad, sin olvidar a quien le debemos lo que somos y tenemos,
la razón de nuestro vivir de ese modo, que le distingue a los ojos de los demás
y rompe la monotonía de la vida.
Por todas partes
quieren desmantelar la casa que nos ha proporcionado cobijo, que nos ha
permitido un crecimiento seguro…¿Qué algunos se han propasado? ¡Por eso no
vamos a destruir las estructuras benéficas que nos han conducido un mundo desarrollado y cada vez más
confortable! Arreglar, cambiar, renovar los responsables, sin desprecio ni
violencia ¿desde cuando un humano puede despreciar a otro creyéndose superior?
Eso sólo es posible en una dictadura, y todas han nacido con buenas promesas,
buenas palabras, pero también con el látigo, la exclusión y eliminación del
contrario ¡Algunos creyéndose buenos, cuánto daño pueden hacer!
¡Ahora quieren empezar
la historia de nuevo, renegando de todo lo alcanzado hasta aquí y de los que lo
han hecho posible con su sabiduría y esfuerzo! ¡Estos nuevos puros, sabios, iluminados…! He escuchado a un cura
decir que “hay que volver a Jesús, directamente, desmontando todo lo escrito,
desoyendo cuanto otros hayan dicho de él…! ¡Pero, puede haber mayor soberbia,
acusar a todos cuantos han conocido a Jesús antes que yo, de haberlo falseado!
¿¡pero es que tú no te acercas a él con tu propio criterio; es que no vas
buscando la humanidad de Cristo antes que su divinidad… para creer que así
estás más cerca de él y le sirves mejor que tu hermano al que desprecias!?
Jesús es la culminación
de la Historia, y la historia tiene un final, primero para cada persona y después,
sin fecha fija, para toda la humanidad, pues ya nos dijo Él que no sabríamos el
día ni la hora. Ha ido en progresión hacia un mundo cada vez más humano, desde
la aparición del Redentor, pero nos advirtió que el enemigo jamás cede en su asechanza
contra el bien, tiene envidia del bien y
lo persigue, con furia y de la manera
más sutil y halagadora, por eso para conquistar la vida eterna hay que creer
en ella con fuerza, y ganársela con esfuerzo y humildad, mejorando cada día uno
mismo y a su entorno más próximo.
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