Por Mia Couto, in
'Pensatempos'
http://www.citador.pt/textos/estamos-nos-realmente-salvando-o-mundo-mia-couto
La pregunta a la que
nos enfrentamos hoy es simple: ¿Estamos nosotros realmente salvando el mundo? No
me parece que la respuesta pueda ser aquella que nos gustaría. El mundo sólo
puede ser salvado si fuera otro, si ese otro mundo naciera en nosotros y nos hiciera nacer en él.
Pero ni el mundo está siendo salvado ni él nos salva en cuanto seres de existencia única e irrepetible. Algunos de nosotros creen que están haciendo cosas importantísimas. Pero pocos creerán que están cambiando nuestro futuro. La mayor parte de nosotros está administrando una condición que sabemos torcida, genéticamente modificada al gusto de un enorme laboratorio para el cual todos trabajamos aunque sin vencimiento.
Si alguna cosa queremos
cambiar y parece que cambiar es necesario, tenemos que hacer frente a algunas
preguntas. La primera de las cuales es ¿cómo estamos nosotros, biólogos,
pensando la ciencia biológica? Antes de ser científicos somos ciudadanos críticos,
capaces de cuestionar los presupuestos que nos son entregados como siendo ‘naturales’.
La verdad, colegas, es que estamos hoy ante una naturaleza muy poco natural.
Y es aquí donde el pecado de la pereza puede estar ganando terreno. Una sutil y silenciosa pereza puede llevar al abandono de la reflexión sobre nuestro propio objeto de trabajo. Cedemos a unos pocos el cometido de no ponernos más en cuestión quien somos, lo que sabemos, lo que hacemos. Las últimas décadas han tendido a tecnificar las ciencias biológicas. De nuevo, insisten con nosotros en que las soluciones irán de sofisticadas tecnologías y de que poco vale cuestionarnos los desafíos políticos y sociales de nuestro tiempo. A fuerza de tener que sobrevivir vamos aceptando encajes, ofertas y arreglos. La idea de que no vale la pena intentar otra utopía conduce al acomodo y al conformismo intelectual.
La misma idea de Ciencia que nos parece exenta y por encima de toda sospecha es una idea tan exclusivista que puede ser entendida como una idea golosa. Golosa y glotona. Engorda no por comer sino por hacer dieta. Y esa dieta consiste en ignorar otras sabidurías, otros sistemas de conocimiento.
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