sábado, 26 de noviembre de 2016

Traducciones hay muchas...




Esta nueva traducción de la Biblia de ningún modo es la última y definitiva versión: no es “la” traducción, pero sí una, junto a muchas otras, peores y mejores, anteriores y posteriores.

Fue con alguna pompa y circunstancia que fue publicada una nueva traducción de la Biblia, al portugués, autoría de Federico Lourenço y con la aprobación de la Quetzal. Por la forma como el proyecto editorial fue presentado por la comunicación social, pero no por el traductor ni por el editor, que fueron bastante más comedidos, casi parecía que se trataba de la primera verdadera traducción de la versión griega de la Sagrada Escritura, en oposición a la Biblia católica que, precisamente por serlo, no sería enteramente fiel al texto original. No obstante la exageración, es cierto que esta nueva versión de los libros sagrados  se presenta como “no doctrinaria, no confesional y no apologética” (pág. 18), o sea, pretende ser, pura y simplemente, la Biblia toda y toda la Biblia, sin nada que quitar y poner, para creyentes y no creyentes.

La Biblia no es propiamente un texto reciente, ni desconocido: hace dos mil años que la iglesia católica y otras confesiones cristianas, principalmente los evangélicos, veneran y estudian la Sagrada Escritura, que es el libro más editado de todos los tiempos: el mayor best-seller de siempre. Todos los años, se publican centenas de tesis doctorales sobre la Biblia, estudiada profundamente en  las facultades de Teología de las universidades católicas y, sobre todo, en los pontificios institutos bíblicos. Siendo así, sólo muy difícilmente una nueva traducción, o edición, del texto bíblico puede tener la pretensión de ser algo absolutamente inédito y definitivo. Esta es, con toda certeza, una nueva traducción, pero de ningún modo la última y definitiva versión: no es “la” traducción, sino una más, junto a otras muchas, peores y mejores, anteriores y posteriores.

Es loable el propósito que anima este ambicioso proyecto editorial, como es indiscutible la comprobada competencia lingüística del referido traductor. Pero es cuestionable que alguien, que solo domina el conocimiento de la lengua que pretende traducir, que ni siquiera es la de la mayoría de los originales bíblicos, sea apto para este caso, sobre todo cuando la realidad subyacente a los diversos textos sagrados no es suficientemente conocida por el traductor, como él mismo tuvo la humildad de reconocer. Por otro lado, no parece aceptable reducir un libro esencialmente religioso a una mera obra literaria porque, perdida su especificidad, queda también desfigurada su traducción.
Tal vez Federico Lourenço no tenga culpa de no conocer bien la historia bíblica, ni el sustrato semítico de la Sagrada Escritura, pero ciertamente es responsable por permitir que se hagan afirmaciones sin suficiente base científica. Por ejemplo, da por sentado que Herodes el Grande murió en el año 4 a.C., recalcando que, sobre esta fecha “no hay duda ninguna” /pág. 27). En realidad, la cuestión aun es controvertida entre los historiadores y, por eso, está lejos de estar definitivamente resuelta (cf. A. E. Steinmann, When Did Herod the Great Reign?, “Novum Testamentum”, 51, 2009, p. 1-29).

Aunque la lectura de esta nueva traducción sea, en general, accesible, no siempre la expresión literaria adoptada es la más correcta. A título de ejemplo, recuérdese la famosa parábola de Lc 15, 11-32, cuando el hijo pródigo, ya arruinado, se emplea como porquero. La edición de los capuchinos, por suerte la mejor, hasta la fecha, en lengua portuguesa, dice: “Entonces, fue a colocarse al servicio de uno de los habitantes de aquella tierra, el cual lo mandó a uno de sus campos a guardar puercos” (Lc 15, 15; pág. 1704). Lourenço traduce: “Se puso en camino y se colocó [sic] con uno de los ciudadanos de aquella tierra, que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos” (pág. 280). Ahora, según el Diccionario de la Academia de las Ciencias de Lisboa (cfr. Vol I, pág. 862), ninguno de los significados del verbo colocar, ni de su forma reflexiva, es sinónimo de emplearse.

Igualmente algunas opciones lingüísticas, aunque técnicamente viables, parecen no obedecer al propósito de una traducción “no doctrinaria, ni confesional ni apologética”. Por ejemplo, cuando se traduce el vocablo griego “amartía”, por error, en vez de pecado. El error apunta sobre todo a una deficiencia intelectual o de conocimiento, mientras que pecado, en cuanto que consciente y voluntaria ofensa a Dios, apela siempre a la responsabilidad personal, o sea, implica el concepto de culpa, que es un lugar teológico esencial en correcta interpretación bíblica y, sin el cual, la propia redención queda necesariamente devaluada.

Más grave es, con todo, su intento de hacer de la Biblia fundamento escriturístico de una moral relativista, en oposición a la tradicional doctrina cristiana que, por el contrario, se basa en la objetividad y universalidad del bien y del mal. Según Lorenço “una de las frases-clave del Nuevo Testamento” (pág, 360) es la afirmación de Cristo, aportada por Juan en su evangelio: “Yo no juzgo a nadie” (Jo.8, 15). Si se tuviera en cuenta que Jesucristo  da prioridad al mandamiento nuevo, que se desdobla en precepto de amor a Dios y al prójimo, parece algo arbitraria la relevancia dada, por el traductor, al principio por él elegido en “una de las frases clave del Nuevo Testamento”. ¿¡Es que, de este modo, se pretende hacer creer que la verdadera religión cristiana no juzga a nadie, ni propone ningún credo de verdades reveladas, no comprende un código moral  de conductas a realizar o a evitar!? Si así fuera de hecho, el traductor estaría insinuando que la verdadera Iglesia de Cristo, al contrario de la católica, se debería abstener de cualquier discurso o actitud condenatoria, en pro de una teoría práctica subjetivista que, en realidad, se podría reducir al moderno eslogan: “vive y deja vivir”.

Sin ser, propiamente, “la” versión científica de la Biblia, esta traducción de la Sagrada Escritura tiene innegables méritos y puede ser de gran utilidad, sobre todo para los no creyentes.  Mientras los católicos, es razonable que prefieran una traducción que, en vez de vehicular las respetables, pero discutibles, opiniones del traductor, inspira la interpretación auténtica que, para un creyente, es la del magisterio de la Iglesia, aun no siendo única.

“Pois é, se chapéus há muitos, traduções há muito mais!”

http://observador.pt/opiniao/traducoes-ha-muitas/


Razón prudente, voluntad confiada


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

Un pesimista no es alguien triste, no se deja llevar por las ilusiones optimistas sin fundamento. ¡Se prepara de forma prudente para lo peor, que, muchas veces y por eso mismo, no sucede!

Hay también personas que viven sin gran fe, ni siquiera en sí mismas. Cuando el pesimismo ataca la voluntad, las personas se vuelven víctimas. Se sienten fuera del mundo, sin reconocer en él su casa, ni considerarlo como responsabilidad suya. Estas víctimas voluntarias creen que el mal les viene de fuera... sin que puedan hacer nada... en una especie de renuncia de sí, que acaba por destruir la voluntad y conducir a una renuncia casi total de libertad.

Alguien cuya razón es prudente y la voluntad es confiada tiene lo que le basta para ser feliz, en cualquier circunstancia.

¡Es que alguien puede ser feliz sin pensar en todas las pérdidas que la vida te envuelve? Hay tanta gente que es tan optimista que cree pertenecer a la primera generación de inmortales de la historia de la humanidad!

El día de hoy no es nuestro destino final. Lo mejor está en el futuro, entre muchos escenarios más, que importa evitar, prevenir y combatir.

Ser humano es ser causa. Ser protagonista de su propia vida en un mundo que es también cosa suya. Con base en una atenta lucidez, no en optimismos huecos, a la que se debe aliar una voluntad paciente, valiente y diligente. Una fe hace frente a los miedos sin fingir que ellos no existen o que desaparecerán por cualquier milagro. Es este coraje de pocos el que abre camino a muchos.

Cuando el corazón está agitado es incapaz de silencio, no tiene paz, ni descanso tampoco... es esencial que encontremos los caminos por los cuales  podemos librarnos de las impurezas que nos manchan, de las sombras que nos ciegan, de los egoísmos que nos empobrecen y de los orgullos que nos debilitan.

Podemos llorar lejos de las miradas del mundo, pero las lágrimas son siempre señal de un amor firme que se dirige a alguien concreto.




(ilustração de Carlos Ribeiro)

http://rr.sapo.pt/artigo/69470/razao_prudente_vontade_confiante

miércoles, 23 de noviembre de 2016

“El amor no es amado”

Hoy puede que estemos en el extremo opuesto, la ideología de género ha convertido el amor humano en una tómbola,  en función de mis deseos y apetencias, sin asumir las consecuencias de los posibles errores o abusos ( divorcios rápidos y a la carta, aborto, derechos individuales contra natura, etc…) De modo que el Amor sigue estando mal visto, porque conlleva dedicación plena,  fidelidad, libertad responsabilidad,entrega hasta el agotamiento… Por eso ante moderno ataque al Amor, estas palabras de entonces siguen teniendo pleno sentido y nos sirven de modelo para el combate ideológico:

Entonces, ¿También tú te has dejado embaucar?

Beato Tito Brandsma (1881-1942, Carmelita, murió en el campo de concentración de Dachau.)

   Vivimos en un mundo donde el amor mismo es condenado: lo llaman debilidad, algo que hay que superar. Algunos dicen: “El amor no tiene importancia, hay que desarrollar más bien la fuerza; que cada uno se vuelva tan fuerte como pueda, ¡y que la debilidad perezca!” También dicen que la religión cristiana con sus sermones sobre el amor es algo del pasado. Es así: os vienen con estas doctrinas, y hasta encuentran a gente que las adopta voluntariamente.

   El amor es desconocido: “El amor no es amado”, decía en su tiempo San Francisco de Asís; ¡ Y algunos siglos más tarde en Florencia, santa María Magdalena de Pazzi tocaba las campanas del monasterio de su Carmelo para que el mundo supiera qué bello es el Amor! ¡Yo también querría tocar las campanas para decir al mundo qué bello es amar! El neo paganismo [del nazismo] puede repudiar el amor, pero la historia nos enseña que venceremos este neopaganismo con el amor. No abandonemos el amor. El amor recobrará el corazón de estos paganos. La naturaleza es más fuerte que la filosofía. Aunque una filosofía condene y rechace el amor y lo llame debilidad, el testimonio viviente del amor renovará su fuerza para conquistar y cautivar los corazones de los hombres.


sábado, 19 de noviembre de 2016

Um ‘burburinho’ (estruendo) de los diablos




La radicalización y la intolerancia del discurso anticlerical de algunos homosexuales genera violencia, también contra ellos mismos, tantas veces víctimas de injustas agresiones. Y no favorecen su aceptación.

No fue solo en Nueva Zelanda donde la tierra tembló esta semana. También en las antípodas, en este país que ya fue de blandas costumbres y ahora es de ideologías uniformes y tardíos corporativismos, se registró un violento seísmo mediático, con el epicentro en las controvertidas declaraciones de la Dra. María José Vilaça. Entrevista en la revista Familia Cristiana, la presidenta de la Asociación de Psicólogos Católicos dice: “Yo acepto a mi hijo, amo si cabe aún más, porque sé que él vive de una forma que yo sé que no es natural y que lo hace sufrir. Es como tener un hijo toxicómano, no voy a decir que es bueno”.

Lo que es, o no, natural temo mucho que se le diga. Sin entrar en el fondo de la cuestión, se puede decir que es natural lo que observa en la generalidad de las personas y que, por eso, se atribuye a la naturaleza humana. Ahora, en el mundo entero, cerca del 97% de la humanidad se siente atraída por el sexo opuesto: se puede decir por tanto que, en términos sociológicos, esa es la tendencia más natural, sin que su contrario sea anormal. En este sentido, el celibato, que contraría una inclinación  general, no es tan natural como el casamiento, sin que por eso sea, ninguna anormalidad. Ser superdotado tampoco es natural, aunque sea, como es obvio, excelente.

La comparación entre la tendencia homosexual y la toxicomanía no fue feliz: no son, de hecho, realidades equiparables. Sin embargo, el discurso no versaba sobre la bondad o maldad de la tendencia homosexual, que no compete a la sicología enjuiciar, sino a la ética y a la teología moral. Por el contrario, incidía sobre las consecuencias de esa ocurrencia para los padres, como la misma sicóloga después aclaró: “Lo que (yo) dije es que, ante un hijo que tiene un comportamiento con el cual los padres no están de acuerdo, (estos) deben con la misma acogerlo y amarlo. La toxicomanía es sólo ejemplo de comportamiento que, a veces, lleva a los padres a rechazar al hijo. No es una comparación sobre la homosexualidad, sino sobre la actitud ante ella”.

Es una pena que esa actitud de aceptación y caridad para con los homosexuales, principalmente los que viven con los padres, y para con todos los seres humanos, haya pasado desapercibida a los que no tardaron en apedrear públicamente a la presidenta de la Asociación de Psicólogos Católicos. Ahora bien María José Vilça, siguiendo además al Papa Francisco, como corresponde a cualquier católico coherente, exigió acogimiento y amor para todos.

A propósito, debe aclararse que la Iglesia no reprueba la tendencia homosexual, ni mucho menos a las personas –algunas por cierto católicas- que, a veces contra su voluntad y con gran sufrimiento, se reconocen en esa situación. Lo que la iglesia reprueba son los comportamientos contrarios a lo que, según la Biblia, se entiende es el correcto uso de la sexualidad humana, sean esos actos practicados por un hombre o una mujer, una persona soltera o casada, con tendencia homosexual o heterosexual. No tendría sentido que, a los homosexuales, no se les exigiese lo que a todos los cristianos se pide: en realidad, eso sería incluso una injusta discriminación. El evangelio es igualmente exigente para todos los fieles: principalmente los que optan por el celibato, a pesar de la inclinación natural para la actividad sexual; o los que se comprometen a la fidelidad para siempre, en el matrimonio monogámico, no obstante la natural atracción por otras eventuales parejas. Por eso, cuando Cristo enunció los principios a que se obligan los cristianos cuando se casan, muchos concluirían que, siendo así, más valía no casarse! (Mt 19, 10).

Entre las muchas reacciones suscitadas por las polémicas declaraciones de la presidenta de la Asociación de Psicólogos Católicos, sorprendió, por positiva, el sensato comentario de quien, identificándose como homosexual, tuvo el coraje de criticar a los que, a cubierto de esa misma tendencia, dieron indicios de una mentalidad peligrosamente autoritaria y de una exagerada susceptibilidad en relación a cualquier discurso que no exalte su estilo de vida, o no aplauda sus puntos de vista. En efecto, a este propósito, José Leote escribe: “asistimos a un fenómeno curioso y preocupante que, desgraciadamente, se ha acentuado en los últimos tiempos: quien expresa una opinión contraria a la nuestra es necesariamente homófobo. En otras palabras, queremos rotular de homofóbica a toda persona que no esté de acuerdo con nosotros, que tiene una opinión diversa sobre la homosexualidad, aunque no incite al odio contra quien quiera que sea. O sea, pretendemos coartar la libertad de expresión a los otros, que reclamamos a los cuatro vientos para nosotros. Muchos de entre nosotros llaman a los sacerdotes pedófilos, haciendo una generalización infundada y abusiva; llama a los fieles de esto y aquello, a la Iglesia de aquel otro y al de más allá. Todos y todas se arrogan el derecho a hacer y decir las mayores barbaridades en nombre de la libertad individual y de expresión, pero cuando alguien disiente de nosotros: “Aquí d’el-rei que é ‘homofóbico/a’!”

La crítica no podía ser más acertada, porque la radicalización e intolerancia del discurso de algunos homosexuales genera violencia, también contra ellos mismos, tantas veces víctimas de crueles agresiones. Es justa y necesaria la fundamentada denuncia  de casos de verdadera homofobia, o de injustificada discriminación, porque no tiene posible justificación legal o moral. Pero, el recurso arbitrario a esa acusación incentiva los autos de fe y los juicios sumarísimos en la plaza pública. Los ataques de algunos homosexuales, ciertamente pocos,  a la libertad de pensamiento y de expresión, a la libertad religiosa y de opinión, a los derechos humanos, a los valores y a los principios de la democracia, no favorecen, en una sociedad libre y democrática, su comprensión y aceptación. Por eso, es de esperar que la Orden de los Sicólogos Portugueses no dé curso a las quejas contra la libertad de expresión  de sus profesionales porque, en ese caso, podrá convertirse en una odiosa orden de policías del pensamiento...

En su posterior aclaración, María José Vilça, con serenidad y bonhomía, reconoce que, como reacción a su entrevista, se generó un cierto “burburinho”… En verdad no fue un murmullo, sino –dígase sin que nadie se sienta ofendido- ¡un ‘burburão’ de los diablos!


Corazones bellos con fea apariencia

JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

Hay personas que tienen un corazón muy sensible, que desborda sentimientos, bajo una fría y dura capa superficial.
Este escudo protector se debe a la necesidad de preservar lo que otrora fue violentado. Las heridas de los golpes pasados pueden curar, pero quedan a la vista, marcan el cuerpo... estas, sin embargo, son solo señales de otras mayores –escondidas en lo íntimo.

La paz que buscamos no está aquí ni allí, en un tiempo o en un lugar determinados. Resulta de un encuentro que cada uno de nosotros debe hacer con el otro –dentro de sí mismo. La paz que buscamos en el caos del mundo está en nosotros.

Esta paz sublime nace del amor, que es el camino para una vida verdadera.

La belleza exterior no es una señal fiel de lo que pasa en el interior. ¡Cuánta bondad se esconde tras feas apariencias! Por eso mismo, tal vez haya siempre algo tan extraño cuan íntimo en los rostros más tristes, cerrados, fríos y distantes de las personas en quien nuestra mirada se posa.
Las personas más emotivas se esconden, muchas veces, bajo capa de insensibilidad. Lo que nos hace sufrir nos marca. Pero es el dolor lo que nos engrandece el corazón. No por eso, sino porque nos hace luchar con más vigor por el bien.
No somos el dolor que sentimos, somos el sentido que le damos.



(ilustração de Carlos Ribeiro)


http://rr.sapo.pt/artigo/68899/belos_coracoes_com_feias_aparencias

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Expulsados del parque natural


 “El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace reposar; me conduce hacia fuentes tranquilas, repara mis fuerzas...”

Pusieron su nido en medio del parque natural, en una salina abandonada, como cualquier pareja migratoria encuentra su sitio, el más adecuado para instalarse y cumplir con la misión que la misma naturaleza les encomienda: vivir, desarrollarse y crecer; en su caso para facilitar la vida, ofrecer descanso y dar la oportunidad de reponer fuerzas a otros peregrinos...

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo, tu vara y cayado me sosiegan...”

Pero las leyes humanas que protegen el parque natural son inflexibles e inhumanas, sólo protegen a los animales, a una pareja humana la expulsan del paraíso que se había creado, que les daba cobijo, alimento y además ofrecía refugio y descanso a cualquiera que acertara a pasar por allí. No son como los animales, que por instinto defienden su nido y su territorio, su casa era casa de acogida y descanso para animales y humanos, caminantes con destinos diferentes que necesitan hacer un alto en el camino.

La fuerza judicial y policial  los expulsó, en el acto, intempestivamente, sin tregua para poder  llevar consigo sus enseres, y alguna ropa de abrigo para afrontar aquella noche fría, ya que tendrían que dormir al sereno, vigilantes, pegados a los muros de su casa, donde quedaban encerrados y precintados sus animales y sus pertenencias...

Preparas una mesa delante de mis enemigos, unges mi cabeza, mi copa rebosa”.



Pero, Dios escribe derecho con renglones torcidos, dicen los que saben. En su divina providencia, Dios mismo, a veces, nos mueve y nos zarandea, como en este caso hizo en la pareja expulsada,  para que encontrara otras soluciones mejores, para que acertaran con la puerta a donde habían de llamar, donde les abrirían y estarían dispuestos a echarles una mano.

Por eso ahora, esta pareja de excluidos sociales,  expulsados del parque natural que ocupaban tan respetuosamente, y hasta devotamente, pueden disfrutar de una vivienda digna, en un medio aún mejor que el que habitaban. Ha sido el resultado de una confluencia de esfuerzos y buenas voluntades, de tenacidad y de fe.

Ya sólo falta que dispongan lo antes posible de recursos suficientes para ser autónomos completamente, porque seguro que seguirán siendo tan agradecidos  y generosos como en l0 eran en la escasez, son gente muy probada.

Hoy día queremos arreglarlo todo con un clic,  y del mismo modo queremos que nadie sufra necesidad alguna, ni siquiera la mínima... No quisiera parecer conformista, todo lo contrario, pero creo que el ser humano es imprevisible, siempre habrá personas tan diferentes que no es posible encuadrarlas, ‘enjaularlas’; incluso están aquellas que ‘no necesitan’ de la caridad o ayuda ajenas, capaces de sufrir las consecuencias de su forma personal y original de ver la vida, sin culpar a nadie más que a sí mismos, ni tener mucho que agradecer a casi nadie...

Debemos respetarlas a todas tal cual son, sin prejuicios, lo cual no quiere decir que no debamos prever y  atender lo mejor posible a cualquier ser humano, sea cual sea su forma de pensar y de vivir, disponer de albergues suficientes y dignos, comedores sociales bien situados, asequibles para que no tengan que desplazarse a lugares incómodos y alejados. La crisis crónica, las leyes de género, el disfrute de algunos derechos en perjuicio de terceros u otros más débiles, las múltiples adicciones...,  están provocando un número excesivo de personas sin hogar, muchas de las cuales no calculan o no piensan que pueden caer en la exclusión social, por eso les va a resultar mucho más difícil soportar las condiciones de vida como excluidos sociales...

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida...”


Hoy, más que nunca hacen falta personas capaces de acoger y ayudar, porque son muchas las personas que necesitan ayuda, material y afectiva, o sencillamente que sepan escuchar.

martes, 15 de noviembre de 2016

LOS SANTOS


Pablo Garrido Sánchez

Llevamos algún tiempo procurando hacer asequible la santidad dentro de nuestra Iglesia Católica, y ciertamente algún objetivo se va consiguiendo. Desde el Concilio Vaticano II a esta parte, se propone una amplia socialización de la santidad al cobrar un nuevo protagonismo el laicado. La sociedad moderna aumenta cada día su pluralidad y las aplicaciones pastorales no abarcan la diversidad existente, y se procura la acción de los laicos como la tarea de encarnación de la Fe en cada ambiente o segmento social. Pero el laico debe ser santo, se dice, para que su actividad sea fructífera. No obstante, la santidad es un atributo que nos parece reservado a una cierta elite. Se establece una ecuación: a mayor santidad más eficacia  evangelizadora, con lo que se pueden extraer unas conclusiones preocupantes si no analizamos con prudencia.

¿Quién es un santo? Se puede responder con brevedad: es el fiel santificado. Pudiera parecer que en la respuesta no nos hemos movido del sitio con respecto a los términos de la pregunta, pero no ocurre tal cosa. Primero decimos que el santo es un fiel, es decir, una persona de Fe, que ha de ser santificada, por lo que la santidad no reside en la persona misma. Y es preciso añadir, que  la santificación es un proceso renovador con carácter permanente. A DIOS le basta un instante para elevar a una persona a las cumbres más altas de la espiritualidad, pero  el proceso vital  normal es mucho más lento y gradual. Menos mal que la Escritura nos habla de multitudes alrededor del trono de DIOS, que nadie es capaz contar (Cf. Ap 7 -9 ), porque  tendemos a reducir, seleccionar y excluir, al sentirnos un poco más perfectos y elegidos, con lo que se resquebraja un tanto la propia santidad.

Nuestra Iglesia Católica establece dos grandes vías para alcanzar esa santidad que en determinado momento es propuesta como ejemplo para toda la Iglesia, y para toda la humanidad; esas dos grandes vías son: la práctica de un conjunto de virtudes cristianas en grado heroico y la muerte martirial, en la que la persona muere confesando a JESUCRISTO y perdonando a sus verdugos. En este último caso los hechos anteriores de su vida cobran menos relieve, pues se considera, y parece plausible, que  se muere en la paz del SEÑOR por una gracia extraordinaria que se otorga a los que el SEÑOR mismo santifica. Si la muerte es santa no cabe la más mínima duda que tras la muerte se entra  de manera directa en la esfera de la santidad y contemplación de DIOS como le ocurrió al buen ladrón (Cf Lc 23, 42-43 ). A veces la imprecisión del lenguaje requiere realizar alguna consideración: no existe ningún robo que encierre una bondad intrínseca, lo mismo que no existe un ladrón bueno; en todo caso podemos asistir a un ladrón arrepentido que es santificado por la infinita misericordia de DIOS. ¿Qué hizo este hombre antes de morir para recibir esa gracia que supera todo lo imaginable?: reconocer a JESÚS como su SALVADOR, “acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. Y JESÚS le dice: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43)

Puede ser que ahora nos encontremos en mejor disposición para entender en qué consiste la santidad. El concepto de santidad cristiana, teniendo en cuenta lo anterior, empieza a definirse. ¿Es suficiente ejercitar un alto número de virtudes para ser santo? Caben algunas matizaciones: se da el caso de personas no creyentes y poco creyentes que muestran un alto grado de comportamiento ético, y si les preguntásemos si se sienten santas contestarían con cierta indiferencia. Para catalogar la santidad de alguien, la Iglesia precisa de examinar el comportamiento de manera simultánea en dos dimensiones: el ejercicio de las virtudes como el fruto de la acción de JESUCRISTO mismo en esa persona. El campo de influencia en el que se desenvuelve la santidad queda redefinido en el Nuevo Testamento, si antes se decía “seréis santos, porque YO, YAHVEH, soy santo” (Lv.19-2  ); ahora la santidad cristiana establece el amor a JESUCRISTO y la inhabitación trinitaria para que la santidad sea un hecho (Cf Jn 14, 15 y 16). JESUCRISTO es el tesoro escondido, la perla de gran valor  (Cf Mt 13,44-46); que  establece el Reino en nuestro interior por la acción del ESPÍRITU SANTO (Cf Lc 17,21). De esa forma DIOS deja de estar aquí o allí, y se le puede adorar en cualquier lugar (Cf Jn 4,23), porque el creyente en JESUCRISTO se ha vuelto templo de DIOS por el ESPÍRITU (Cf 1Cor 3,16-17).

¿Los creyentes de otras confesiones cristianas pueden alcanzar la santidad? Los católicos hemos tenido grandes dificultades en admitir una respuesta afirmativa; y sin duda, hoy, algunas personas seguirán ofreciendo distintas objeción. Los españoles tenemos un escaso campo de ejercicio ecuménico. Es posible que cerca de donde vivimos esté implantada otra confesión cristiana, pero nos ignoramos mutuamente, pues cada uno en su confesión se cree superior.  El ecumenismo es para nosotros algo exótico y en absoluto vivencial. Esta y otras razones dificultan la consideración de otros hermanos cristianos con posibilidades de perfección y santidad.

La Iglesia Ortodoxa oriental ofrece culto a sus santos, entre los que se encuentran algunos comunes con la Iglesia Católica, que son aquellos anteriores a la ruptura en el mil cincuenta y cuatro, como san Atanasio una de las figuras más importantes a la hora de definir la doctrina sobre JESUCRISTO y la TRINIDAD. Pero el santoral de la Iglesia Ortodoxa cuenta con místicos del nivel de san Serafín de Sarov o de Andréi Rubliov, autor de los iconos más representativos sobre la TRINIDAD.


Hablar de la santidad sin concretarla en personas resulta un discurso abstracto y un tanto estéril, y si lo establecemos de modo directo hacia las personas podremos decir algo, pero nos desborda el misterio. La santidad es una obra de DIOS en el hombre, y esta acción siempre  está revestida por el misterio mismo de DIOS. Cuando se murió santa Teresita de Lisieux, alguna de sus hermanas en religión opinaba, que de Teresita nadie volvería hablar; y como bien sabemos la cosa  no ha sido así. ¿Quién sabe lo que la Gracia va realizando en el corazón de la persona? ¿Quién puede determinar lo cerca que está de DIOS una persona?  Nuestra Iglesia Católica sólo establece el canon de la santidad para algunas personas que de forma notoria se hayan manifestado como testigos de JESUCRISTO, pero sigue habiendo mucha Gracia oculta y silenciosa que sólo es reconocible por los circuitos de la adoración, expiación y servicio fraterno, y esta trama de Gracia invisible solo está presente de manera exclusiva para DIOS. 

sábado, 12 de noviembre de 2016

América, América!





El Papa, como la Iglesia católica, no está, ni puede estar, a favor de uno contra otro candidato presidencial; ha de estar siempre por la paz y por el bien común.

No soy de aquellos profetas retroactivos que, después de verificado un acontecimiento que no previeron, se apresuran a decir que siempre supieron que las cosas irían a ser como de hecho  acontecieron y que, sólo por una cuestión de modestia, no lo dijeron a nadie... Además, seguí la campaña presidencial norteamericana con moderado interés porque, como aquí escribí, ninguno de los dos candidatos me entusiasmaba. Por eso, quedé sorprendido, pero también aprensivo, con la elección de Donald Trump.

Hillary Clinton fue, sin duda la gran derrotada. En Roma, se suele decir, quien entra papa en el cónclave, sale de él de cardenal. Así sucedió con la absolutamente imprevisible elección de San Juan Pablo II, que no era “papable” a la salida y que vino a ser uno de los mayores papas de la actualidad. Es verdad que, en relación al obispo de Roma hay que contar con la especial intervención del Espíritu Santo que, ciertamente, no interfiere en la elección del presidente de los Estados Unidos de América, muy enhorabuena todo poder vendrá de lo alto... En este caso, el proverbio romano se ha cumplido a la letra: la “candidata oficial” fue preterida. Hillary Clinton, de cierto, no vendría a traer nada nuevo a los EEUU de América: era, solamente, más de lo mismo y el pueblo norteamericano quiso indiscutiblemente, apostar por el cambio.

El electorado estadounidense no solo derrotó a la candidata oficial sino que también infligió una derrota al “cuarto poder” que, en su casi totalidad, había apostado, sin pudor, por la candidata demócrata. Desde el principio, Donald Trump fue el lobo de la fiesta y el blanco de todas las críticas. En el caso Watergate, la prensa alcanzó el auge de su poder, obligando a dimitir a un presidente de los EEUU de América. Pero, con la elección de Donald Trump, la prensa ha quedado reducida a lo que nunca debió dejar de ser: un medio de comunicación e información. El “cuarto poder” no puede ser, en democracia, ningún poder, porque no goza de legitimidad democrática. En este sentido, fue positivo que el electorado norteamericano reaccionase contra el candidato que la prensa le quiso imponer y contradijese a la abrumadora mayoría de los sondeos. La victoria de Trump fue, por tanto, una importante victoria para la democracia.

Hillary Clinton era, obviamente, la candidata políticamente correcta. Obama fue elegido en nombre de las minorías, porque un negro, en la Casa blanca, era la prueba de que América había superado los prejuicios raciales, realizando el sueño de Martin Luther King. Hillary quería ser otro tanto: la primera mujer en ser elegida presidenta de la principal superpotencia mundial. Pero los americanos no estuvieron por esas, porque saben que, mucho más importante que ser negro o mujer, el presidente de los EEUU de América tiene que ser, más que un buen cartel, una persona capaz. América no necesita de un icono, ni de una bandera, sino de un presidente a la altura de su inmensa responsabilidad nacional e internacional. La derrota de Hillary fue la derrota de la política formateada por los aparatos de los partidos y defendida por los comentadores de la prensa mainstream, para consumo del elector.

Clinton se presentó también como la candidata de los lobis y de las franjas marginales del electorado norteamericano. A veces, las mayorías son secuestradas por las minorías que, por vía de un discurso victimista,  tienden a imponer sus opciones. Las minorías deben ser reconocidas y todas las personas, sin excepción, deben ser respetadas, por lo menos en la medida en que son dignas de consideración. Pero hay que hacerlo sin permitir que el que es minoritario se imponga a la mayoría. Contra la política de las minorías y de los lóbis, el electorado norteamericano ha reaccionado, eligiendo a Trump. Hillary amenazó con limitar la libertad religiosa, hasta el extremo de admitir, a manera de las dictaduras, la supresión de la objeción de conciencia. Por paradójico que pueda parecer, el voto contra Clinton fue también un voto por la libertad, principalmente religiosa.

Es verdad que Donald Trump, cuando anunció su propósito de construir un muro en la frontera con México mereció, de parte del Papa Francisco, una dura crítica. Pero ese comentario no puede ser interpretado al margen de las no menos severas censuras de Francisco a la ideología de género y al aborto, que Hillary Clinton promueve en tan larga escala. El Papa, como la Iglesia católica, no está, ni puede estar, a favor o en contra de ningún candidato presidencial: ha de estar siempre por la paz y el bien común.

¿Pero, con Trump en la Casa Blanca, no estará más seriamente amenazada la paz mundial? La paz no está, ciertamente, garantizada, pero son obviamente exagerados los rumores de que el próximo presidente de los EEUU de América provoque la tercera guerra mundial. Como disparatada fue la concesión del premio Nobel de la paz a Obama, que nada hizo, que sepa, digno de ese galardón, más político que humanitario. Ni Obama fue tan pacífico como se suponía, ni Trump será tan belicoso como lo pintan.

Si la elección de Donald Trump fue una sorpresa, también lo será, ciertamente, su mandato presidencial. El futuro pertenece a Dios, sin olvidar que igualmente depende de las acciones y oraciones de los hombres, de todos los hombres. ¡Que Dios ilumine al próximo Presidente de los EEUU. God bless América!


La importancia de un corazón no dividido


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Cuando el silencio invita a la contemplación... es tiempo de recorrer de forma atenta nuestras elecciones. De entre todas, merece un análisis detenido y valiente aquello que escogemos sonando

Una de las mayores fuentes de sufrimiento resulta de la brutal y cruda confrontación entre los deseos y la realidad.

El que desea lo imposible está, desde luego, decidiéndose por una inevitable frustración a corto plazo. Es importante saber soñar, con la cabeza en las nubes, mas con los pies en la tierra. Sin una conciencia clara de la realidad, no hay sueño que se consiga cumplir.

Para alcanzar cualquier objetivo es fundamental saber bien de donde parte y  qué hacer  para seguir en dirección a lo que se desea. Quien espera que los sueños se realicen sin responsabilizarse con rigor en su consecución, sin arriesgarse, no debe esperar sino desesperación...

Es esencial mantener un corazón íntegro. Sin crear vicios que lo rompan, dividan y debiliten.
Hay quien desea todo lo que ve. Algunos hasta desean lo que saben que después tendrán el placer de rechazarlo.

Quien tiene un corazón entero nunca está solo. Quien se entrega a deseos que solo provocan ansias aún mayores, se entrega a las promesas de todo cuanto existe y no existe. Pero la vida no es así. Cada uno de nosotros es llamado a crear las condiciones para que se concrete lo que pretende, a comprometerse en la creación activa del mundo que quiere para sí.

Quien trata de convencerse a sí mismo de aquello que sabe que es mentira, se destruye.

Para llegar a alcanzar lo que deseamos no debemos perder tiempo en hablar de eso. Sólo con fe, coraje y paciencia conseguimos liberarnos de las fantasías que nos adormecen –sin dejar de soñar.



(ilustração de Carlos Ribeiro)



http://rr.sapo.pt/artigo/68315/a_importancia_de_um_coracao_nao_dividido

jueves, 10 de noviembre de 2016

Si callara...


Mucho me cuesta criticar a la Iglesia, siempre; por eso me ha costado tanto decidirme a escribir hoy para hacer una crítica, aunque sea con la mejor de las intenciones,  a dos Instituciones de la Iglesia en mi pueblo, o el pueblo donde vivo, en el que me siento acogido. Y lo hago cuando  parece que no queda más remedio, cuando los hechos llegan a un punto en que hay “víctimas inocentes” y menos inocentes, y todos salimos perdiendo.

Vaya por delante que yo mismo no me considero libre de culpa, tampoco soy un fiel servidor de la Iglesia, pues no siempre tengo en cuenta que todos formamos parte del Cuerpo Místico, y cualquier incumplimiento en mis obligaciones daña al resto,  mermando el bienestar general, además de provocar rechazo o desconfianza en los que estando fuera y miran a la Iglesia como fuente de esperanza.

Si no tuviera alguna relación con las Instituciones y las personas que las representan, sería más fácil, no tendría que “dar la cara”, pero como las conozco, aunque no sé si lo suficiente, es por lo que me he decidido a expresar públicamente mi crítica que, de verdad, quiere ser constructiva.

Como todo el mundo sabe, el albergue Federico Ozanan  es atendido por dos Conferencias de San Vicente de Paúl y las Hermanas; en los últimos tiempos, ha habido serias discrepancias entre una de las Conferencias y por otro lado las Hermanas, en el modo de gestionar el Centro. También hay serias discrepancias entre las dos Conferencias en el modo y quienes han de gestionar el Centro, así como donde se ha de ubicar el albergue para mujeres, recientemente aprobado. A pesar de la mediación de los superiores de Madrid y otras personas, ha sido imposible que lleguen a un acuerdo, hasta el extremo de que una de las Conferencias, que actualmente atiende a numerosas familias facilitándoles alimentos, ropa y calzado,  tiene que abandonar el albergue para seguir llevando a cabo sus actividades, a pesar de que había otras alternativas.

Es lamentable que las personas se pongan por delante o por encima de las instituciones, y no dediquen todos sus esfuerzos en mejorarlas,  aunando esfuerzos,  sumando cualidades y actividades que son complementarias y no excluyentes,  en vez de aferrarse a los puestos.

En el Comedor social “El Pan nuestro” pasan cosas ciertamente “raras”. Asumo totalmente que no siempre se puede hacer caso de lo que se dice o se oye... Pero hay una realidad: muchas personas no se atreven a ir allí y otras prefieren no ir. Llevo escuchando esta queja durante mucho tiempo, años, y por personas muy diferentes, que no son unos cobardes, solamente “no quieren líos”. Y esto ocurre porque hay una persona, una mujer, de las personas que van a comer, que ejerce un gran protagonismo dentro y fuera del Comedor.

Lo escribo porque me parece una cobardía por mi parte no hacerlo a estas alturas.

No es aceptable la actitud prepotente o de abuso entre personas sea cual sea su condición, y menos entre los que arrastran suficientes penalidades a lo largo de sus vidas. 


Escuchar, casi a diario, determinadas quejas, y no hacer nada... es estar contribuyendo a que el mal siga actuando y crezca, así que hoy me planto, y digo lo que sé. Si me equivoco, pido disculpas, pero solo deseo  contribuir a que se haga el mayor bien posible.

domingo, 6 de noviembre de 2016

San Nuño de Portugal, un santo original




San Nuno Álvares Pereira es un santo muy original, precisamente porque, como fue tan normal, fue muy diferente de la mayoría de los otros santos y, por eso mismo, muy parecido a todos nosotros.

Este próximo domingo, por feliz coincidencia fiesta litúrgica de san Nuno de Santa María, la capital portuguesa le ofrece un merecido homenaje, con la inauguración, en la parte alta de la Avenida de la torre de Belém, en el Restelo, de una estatua al Santo Condestable. La laudable iniciativa de la autarquía lisboeta no habrá sido posible sin la entusiasta participación de los muchos munícipes que votaron esta propuesta, que había sido sometida, entre otras, a su consideración y que, muy justamente, vino a ser vencedora.

Por paradójico que pueda parecer, San Nuno Álvares Pereira es un santo muy original, precisamente por haber sido tan poco diferente de los fieles normales. O sea, como fue tan normal, fue muy diferente de la mayoría de los otros santos y, por eso mismo, poco diferente del común de los mortales.

Quien recurriera al santoral católico, no puede dejar de concluir que la mayoría de los bien aventurados que, como tales fueron reconocidos por la suprema autoridad eclesial, no coincide con el perfil del cristiano corriente y normal. Por ejemplo, casi todos los fieles católicos son casados, pero entre los santos canonizados abundan, por el contrario, los célibes, sacerdotes o religiosos. Son raros los santos que se casaron y tuvieron hijos, como insólitos son también los que desempeñaron alguna profesión civil. Lo mismo entre los que ejercieron algún oficio, son pocos los que se dedicaron a la vida militar, aparentemente irreconciliable con el mandato nuevo de la caridad. Santidad y pobreza son conceptos que se implican mutuamente, según el programático sermón de las bienaventuranzas y, por eso, hasta la fecha, no consta ningún santo multimillonario, ni constan santos adinerados, o grandes propietarios. 

Desde tiempos antiguos, el poder es visto por algunos como irreconciliable con la santidad cristiana: ¡no en vano Jesucristo rechazó absolutamente la oferta diabólica de todos los reinos de este mundo y de sus riquezas! Aunque haya algunos santos que lo fueron en el ejercicio de funciones políticas, como Santo Tomás Moro y San Luis de Francia, escasean con todo los que fueron militares.

 Ahora bien San Nuno de Santa María, antes de ser fraile carmelita, fue todo esto. Se casó y tuvo varios hijos, entre los cuales la que, por su casamiento, vendría a ser la primera duquesa de Bragança y tronco de esa estirpe que, en 1640, pasó a ser Casa Real. Nuno Álvarez Pereira fue militar de profesión, llegando a ser Condestable del reino, cuando la independencia nacional estaba comprometida, por el casamiento de la heredera del trono de Portugal con el entonces rey de Castilla. El Santo Condestable no sólo fue, en tanto que generalísimo del ejército del Mestre de Avis, un bravo guerrero, sino también uno de los hombres más ricos de Portugal, gracias a las abultadas donaciones que le fueron hechas por el rey, en justa recompensa por sus inestimables servicios. Mientras la mayor parte de los santos desdeña las honras y títulos humanos, San Nuno Álvares Pereira no sólo aceptó la elevada condición de Generalísimo, sino también los privilegios inherentes a la grandeza del reino, que le competían por razón de los títulos condales –de Arraiols, Barcelos y Ourem- que le fueron concedidos por el Rey D. Juan I y que, desde entonces, son patrimonio de la Casa de Bragança.

Tal vez alguien pueda objetar que estas características de su vida son ajenas a su santidad, a la que Nun`Álvares había accedido solo cuando renunció a todos esos cargos, títulos y bienes materiales, para humildemente profesar como religioso carmelita. Es verdad que la canonización de Frei Nuno de Santa María mucho debe a esa última etapa de su vida terrena. Pero sería errado pensar que fue sólo entonces cuando su vida cristiana alcanzó los umbrales de la perfección evangélica. Mucho antes, ya D. Nuno Álvarez Pereira había dado sobradas pruebas de la calidad de su fe, de la autenticidad de su esperanza y de la pureza de su caridad; como marido santo que fue de su mujer, como santo progenitor de sus hijos y nietos, como santo general del ejército, como santo consejero del rey, como santo hidalgo de la corte, ¡y hasta  -¡asómbrese! - como santo latifundista! No fue santo a pesar de estas sus circunstancias, sino precisamente a través de ellas, en la medida en que son también santificables, como todas las situaciones familiares y profesionales honestas.

El mundo tiene mucha necesidad de ejemplos de santidad en la vida religiosa, como Frei Nuno de Santa María. Pero son tal vez más urgentes los modelos de excelencia cristiana en la vida matrimonial, familiar, profesional, económica y política, como San Nuno Álvares Pereira.

¡Que el Santo Condestable, del alto del Restelo, donde mañana va a ser inaugurada su estatua, bendiga el reino que defendió con su espada! Porque también ahora, como dice el poeta, falta “¡cumprir Portugal”!

P.S. Ainda a tempo:
1) O Observador publicou um extenso artigo sobre o Opus Dei, prelatura da Igreja católica, fundada por São Josemaria Escrivá, a quem sucedeu o Beato Álvaro del Portillo e de que agora é prelado o bispo D. Javier Echevarria. Esta reportagem resume um livro da autoria do mesmo jornalista, que repete um texto publicado no Diário de Notícias, a que então respondi, a título pessoal (cfr. 
Querido Diário de Notícias, no i de 2-2-2013).
2) Faz hoje uma semana, 31 jovens profissionais do Opus Dei, de 16 nacionalidades, receberam, em Roma, a ordenação diaconal, entre os quais, dois portugueses: o economista António Alves Mendes e o advogado Diogo da Cunha e Lorena de Brito. Deo gratias!
http://observador.pt/opiniao/sao-nuno-de-portugal-um-santo-original/


sábado, 5 de noviembre de 2016

Hoy no voy a desistir

JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

Hoy no es el día en que voy a desistir. Ayer no desistí y hoy tampoco voy a desertar.

Hay momentos en la vida en que es esencial dejar todo lo que no importa del pasado y fijarnos solo en lo que tiene valor.

El camino de cada uno de nosotros debe ser soñado y construido en lo oscuro... rumbo a la luz que no se ve, pero que se tiene la certeza de que existe, pues no hay sombra sin luz.

Todos tenemos muchas montañas para subir y estrellas donde agarrarnos, pero es siempre bueno tener presente todos los caminos que ya recorrimos, los adversarios contra los cuales luchamos en todas las adversidades que, a pesar de haber dado más fuerza a nuestros miedos, aún no consiguieron derrotarnos.

Somos libres, pero responsables para asumir las consecuencias de nuestras elecciones. Una elección cobarde nos vuelve cobardes. Una elección valiente nos hace  a nosotros valientes y nos da más fuerza.

A veces es preciso arriesgar, dar un paso adelante por donde no hay suelo firme... Si el camino es por ahí, entonces será solo por ahí por donde debemos ir. Mirar adelante y no hacia abajo. Lo mismo si caemos, porque nosotros no somos del abismo, sino del cielo.

Ser amigo es cuidar de quien está atravesando un mal momento. Amar a quien está necesitando cuidado, no a quien nos puede devolver el doble... eso es inversión, negocio, pero no es amor.

Mantener un corazón sensible en un mundo cruel es algo heroico. No es una flaqueza, sino más bien una señal de la más bella y fuerte de las fuerzas nos anima.

Puede incluso suceder que alguien desista de mí, pero no yo.

Sé, con certeza, que voy a estar bien... ¡aunque no sea precisamente hoy!

(ilustração de Carlos Ribeiro)



http://rr.sapo.pt/artigo/67707/hoje_nao_vou_desistir