Hoy ha sido un día completo con la
participación en la eucaristía a la que el Obispo, Don Rafael,
había invitado a todos los componentes de los grupos diocesanos que
dedican especial atención a los más necesitados, en el Oratorio de
San Felipe Neri, en Cádiz.
La participación fue muy numerosa a
pesar del día y la hora, un viernes a las seis de la tarde, y el
ambiente extraordinario, y el marco muy oportuno.
De nuevo he podido apreciar y disfrutar
la manera tan sencilla y espontánea como Don Rafael preside la
celebración de la Eucaristía, realmente parece el primero entre
los iguales, sabe apreciar y agradecer la labor llevada a cabo por
todos los grupos y a la vez sus palabras son una inyección de ánimo,
porque sabe elevar la labor cotidiana y rutinaria haciéndonos ver de
dónde procede nuestra confianza y razón de actuar en beneficio de
los más necesitados.
Hoy, sin duda era muy fácil entender
la importancia de nuestra labor, bastaba haber leído el díptico que
nos facilitaron los hermanos marianistas con la vida de San Felipe
Neri, por eso Don Rafael lo tenía más difícil, sin embargo supo
hacernos mucha más atractiva nuestra labor al comentar las
cualidades y algunos hechos de la vida del Santo.
Resaltó la importancia del momento
histórico, difícil, en el que le tocó vivir, las consecuencias de
la Reforma protestante. Por eso él fue primero un gran reformador de
la Iglesia, convirtiéndose en un gran evangelizador, invitando a los
católicos a buscar la santidad de vida, no sólo mediante la oración
sino mediante la práctica de la caridad con los necesitados y el
cuidado y la educación de los niños.
Además esta labor la llevó a cabo con
humor y alegría; me llamó la atención un dato que no conocía, que
los “oratorios” musicales nacieron gracias a las reuniones que el
Santo celebraba con sus seguidores en las que cantaban pasajes de la
Biblia. Cuanto más contento estaba más cosas le sobraban, porque el
contento le venía del amor a Dios que lo llena todo.
Todavía al despedirse Don Rafael nos
volvió a agradecer nuestra presencia, el haber respondido a su
llamada, parecía que le costaba despedirse, como si quisiera
habernos dicho más cosas y haber podido charlar con todos y cada
uno, como pude comprobar después de la Eucaristía cuando por fin
pude besarle la mano y vi cómo abrazaba a mi compañero, que se
quedó emocionado y le duró la emoción toda la tarde. Insistió
todavía en otro aspecto que debe estimular nuestro modo de actuar,
más o menos vino a decirnos: no sois una organización más como una
ong o cualquier otra forma de atención a las necesidades humanas que
puedan darse a título individual, ese más lo pone el amor gratuito
de Dios a todos los hombres, que le llevó a dar la vida por todos,
sin distinción de raza ni cualquier otra distinción humana.
Ha sido otra gran idea de nuestro
Obispo el reunirnos a todos los grupos que nos dedicamos a los
necesitados en momentos tan difíciles, y en el Oratorio de San
Felipe Neri de Cádiz, un lugar tan transcendental en la historia de
España y de Cádiz. Si con nuestra labor podemos ayudar a muchas
personas a sobrellevar la crisis hasta que desaparezca, será una
buena contribución, y como lo hacemos desde el amor a Dios, si con
ello contribuimos a superar también la crisis de valores, la
desesperanza y la falta de fe de muchas personas, mejor habrá sido
todavía nuestra contribución.
Mi querido Octóvilo: Tengo que agradecerte, sinceramente, tus oportunas y sentidas palabras en las que se traducen tantos sentimientos que has transmitido en este post.
ResponderEliminarSí, ayer fue una gran tarde. Una tarde en torno a la Santa Eucaristía y, también, en torno a nuestro Obispo Diocesano que nos convocó en el, recientemente, restaurado Oratorio de San Felipe Neri a todas las Entidades Eclesiales que tienen como finalidad el ejercicio de la caridad cristiana.
No puedo hablar de nuestro Obispo, D. Rafael, porque no acabaría nunca. Es un hombre cercano que ya se ha hecho con el corazón de su Diócesis, nos ha cautivado su sencillez, su cariño, su don de trabajo y servicio a todos. Es el buen Pastor para su rebaño. Tengo que decirte que estimo y quiero a D. Rafael Zornoza en su verdadera dimensión.
Ayer tuvimos la ocasión de vernos, abrazarnos, besarnos como verdaderos hermanos que es, al fin y al cabo, lo que somos así como me dio mucha alegría ver a Luis Zaragoza. Vosotros estabais como representantes de Cáritas de la Parroquia del Santo Cristo y yo iba como Caballero Hospitalario de San Juan Bautista, dos entidades que se dedican a los demás, a los más desfavorecidos y necesitados de esta sociedad que está cada vez más deshumanizada.
Querido Octóvilo, sabes que te quiero y valoro como lo que eres; hermano y amigo y porque eres un verdadero ejemplo como cristiano que a pesar de las dificultades de la vida, estás ahí dando todo de ti para que los demás vivan un poco mejor.
Dios te bendiga. Recibe un fuerte abrazo.