martes, 1 de mayo de 2012



Por Roque


Como éste papel virtual en el que escribo palabras que siempre son desahogo de mi alma. 

Cada letra, cada palabra, cada oración, cada texto que finalmente garabateo en éste papel, sea el tema que sea, me doy como soy, él me acepta y me reconforta.

Como la nieve que éste Gaditano casi no conoce y que siempre embellece cada paisaje que envuelve.

Como una sabanita limpia, recién recogida del tendedero, que envuelve y sientes su fresquito, su claro, su nítido olor. Como esa sabanita que te abraza y te hace sentir protegido.

Como las nubes de primavera, grandes, frecuentes y, aunque a veces tormentosas, nos dejan sobre nosotros el necesario líquido elemento. Y siempre, sobre todo en ésta tierra, reflejan una luz que ciegan.

Como la camiseta de mi equipo, je, je!

Como la leche de una madre, imprescindible mensajera de fortaleza presente y futura.

Como la piel del guiri antes de ir a la caleta, casi transparente.

Como cuando tenemos poca luz y vemos como en una peli antigua y en la oscuridad nos guía.

Como los pétalos de flores que alfombran los más importantes eventos de nuestras vidas.

Como el arroz que alimenta a millones de personas, de nuestros pobres niños del tercer, cuarto o ya incluso quito mundo.

Como el interior de un coco tropical, lleno de agua para el sediento náufrago.

Como mi maicena de niño, que con tanta paciencia me daba mi abuelita.

Como el color de la verdad, de la claridad de espíritu, de la nobleza de carácter, de la bondad, de la generosidad, del amor al prójimo (el otro amor es “má bien coloraito”), el de la amabilidad, de la paciencia.

Como la túnica de Jesús resucitado.

Como tu nombre.


Para mi amiga Blanca


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