sábado, 31 de agosto de 2013

Envueltos en la rutina




Por José Luís Nunes Martins
publicado em 31 Ago 2013 - 05:00

Todo se vuelve monótono cuando no sabemos renovar el entusiasmo y  permitimos que nuestros perezosos hábitos nos adormezcan.

Pocas veces nos atrevemos a cambiar lo cierto por lo incierto. Los otros no esperan ni admiran grandes iniciativas… lo normal es casi siempre preferido al sueño.

Hay personas que se acomodan a circunstancias que causan inquietud, convirtiendo en naturales conductas  y situaciones extrañas a su naturaleza,  todo en nombre de una aceptación social sin valor.

Nuestra identidad se construye mediante lo que hacemos. Así, cuando nos dejamos enganchar y arrastrar por las esposas de la monotonía, muchos de nosotros perdemos la oportunidad de una existencia plena, por no atreverse a remar contra sus propios mares de costumbres y tradiciones…

Repetimos, hasta (lo que eran en el inicio) emociones… cuando, verdaderamente, nunca se ama por hábito ni se gusta por tradición. Hay tantas personas engañadas en cuanto a lo que sienten… se autoconvencen de que mañana sentirán lo mismo que ayer… sin que hoy, precisen hacer nada.

Engañados, alimentamos falsas esperanzas, sin percatarnos de que seguimos empaquetados –a velocidad creciente- rumbo a una nada que promete darnos la felicidad que no tenemos…

Empaquetados, nos cerramos en cualquier embalaje, de donde parece imposible salir porque nos hemos hecho esclavos de nuestras propias convicciones…

Empaquetados, nos dejamos adormecer, balanceándonos en una sensación agradable de volver siempre a los mismos sitios…

Dicen que nunca se cambia para mejor…


miércoles, 28 de agosto de 2013

Hermanos



Son dos hermanos, que no se hablaban, por cuestión de una herencia, o mejor dicho, por la forma tan “fantástica” o novelesca de perder uno la casa que todos le dejaron al morir la madre, el otro se quedó en la calle. Han hecho las paces después de años, “ya no tiene remedio”, están de acuerdo los dos. Uno vive ahora de su trabajo, mariscando de furtivo, días tras día, el otro anda de aquí para allá, ahogando sus penas y el recuerdo de su madre cuando puede.

Hoy me encuentro al mariscador con una mano vendada, la derecha, me dice “ya ves”, “lo intenté con la mano izquierda, pero así no se puede trabajar, y con el lodo hasta las rodillas”…Le pregunto qué le ha ocurrido y me dice que por ayudar a una mujer que se cayó, entre los cubos de basura creo recordar; ¿te duele?,  Me he roto el escafoides… vamos, el hueso de la muñeca más difícil de decir y de soldar (lo sé por experiencia). Menos mal que pasará en el albergue una temporada.

Al otro lo encuentro después de una recaída, algo maltrecho pero sobre todo triste. Se ha portado tan bien en el albergue que las monjas le han pasado aviso de que puede volver. Estaba tan decidido a rehacer su vida…

¡¿Cómo entender al ser humano?! Es difícil la vida, muy difícil, y tan variada como personas hay en el mundo…un misterio insondable, un enigma irresoluble. Por unos nos sentimos atraídos, a otros los rechazamos, y a otros los ignoramos; sin embargo todos nos necesitamos unos a otros, aunque no sepamos qué darnos muchas veces…


Hace falta un asidero seguro y mucha energía para tirar de uno hacia delante, y sólo conozco una idea, y más que idea, un sentimiento, una convicción capaz de aportar algo de luz y de constituir el elemento común que nos permita vivir con esperanza, con confianza en nosotros mismos y en los demás: “todos los hombres somos hijos de Dios, y por tanto hermanos”. En esta familia,  por encima de las discordias está el perdón, y las diferencias son los dones que sirven para completarla, enriquecerla y fortalecerla en la unidad. Por eso nadie sobra, y está abierta permanentemente a todos los que quieran, de verdad y de corazón, entrar a formar parte de ella.

sábado, 24 de agosto de 2013

Tiempos que no se quedan en el pasado



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 24 Ago 2013 - 05:00

El verdadero amor se materializa…dejando espacio, tiempo y verdad para que el otro se pueda realizar… para que sea feliz.


Un simple día de vacaciones puede durar para siempre en la identidad y en la memoria de alguien. Es cuando tenemos mayor libertad, aparecemos como somos de verdad ante nosotros mismos y ante mundo. Las horas y los días sin grandes obligaciones son momentos propicios para que la vida encuentre espacios y tiempos para hacernos llegar sus mejores metas y enseñanzas.

Las vacaciones nos construyen. Siendo igualmente el tiempo en que nos manifestamos de forma más auténtica.

Lo que somos hoy se fundamenta en muchos hechos del pasado, mejor o peor recordados… con una extraña prevalencia de acontecimientos en periodos de vacaciones…  no fue en el aula donde aprendemos que una rodilla desollada puede ser un tatuaje de felicidad, o que un simple roce de nuestros labios con los de  alguien puede traer, de forma  milagrosa, tantos y nuevos  colores al mundo… no habrá sido ningún profesor el que nos enseñó que acostarse tarde es una forma subversiva de vivir más, robando horas a los días…

Hoy los adultos tenemos el deber de propiciar y potenciar las vacaciones de nuestros hijos… es importante que percibamos que son tiempos excepcionales… donde la libertad resultará responsabilidad… tiempo en que, con humildad, nos cumple dejar que los más jóvenes  crezcan… aprendiendo por sí mismos.

Cuidar de nuestra propia vida llevará a los otros a seguirnos en ese gesto de verdad, humildad, dignidad. Se educan por el ejemplo, no por el consejo.

Cuantos padres son capaces de contar a sus hijos sus historias de niños formales y alegres, sin rodillas despellejadas ni labios besados… con muchos castigos épicos, soportados siempre con particular heroísmo, por faltas de educación siempre mínimas… ¿no se dan cuenta que están enseñando a sus hijos a mentir?

Podemos llamar a nuestros hijos hoy mismo y contarles, atendiendo a sus edades, la mayor y más bella serie de aventuras y desventuras que conocemos: las verdaderas historias de nuestras vacaciones.

En nuestro país hay sol y aire puro, montañas y mar… hay espacio y tiempo de sobra para que un niño haga su camino y en él aprenda a ser feliz. Es preciso dejarlo en paz… promover su autonomía. Encararnos, todos (comenzando por nosotros mismos), con las dependencias como algo malo. No se trata pues de ofrecerles baños en piscinas de cinco estrellas, o juguetes de alta tecnología… se trata, sí, de darles lo más valioso: su vida… insertándonos en una familia donde hay verdad… donde todos son de carne y hueso. Un puerto donde serán siempre bienvenidos con todas sus epopeyas, descubrimientos y naufragios…

Los hijos no deben ser nunca la segunda oportunidad para los fracasos de los padres. Acaban así por reproducir, tantas veces, nuestros mismos errores… tal vez porque nunca existió coraje para contárselos tal cual.

Es así como el verdadero amor se materializa…dejando espacio, tiempo para que el otro se pueda realizar… para que sea feliz.

Una de las lecciones más importantes de los buenos tiempos es la de que inevitablemente llega la hora del adiós, siempre con angustias, sueños, promesas y certezas… algunas veces para nunca más volver; otras, sí, volveremos, porque al final las vueltas que da la vida esconden secretos e infinitas sorpresas.

Agradezco a mi padre que un día tuvo el coraje de contarme sus primeros besos y amores, agradezco a mi padre por haberme enseñado con su vida y muerte que amar también es dejar libertad… le agradezco lo que soy. Su nieta, sonriendo, sigue su camino… también por sí misma.


miércoles, 21 de agosto de 2013

No es normal II



Ayer me fui por otros temas, en realidad iba a hablar de las cosas que pasaron y se dijeron en nuestra tertulia, en todo caso partían de la misma idea: “no es normal” lo que nos pasa, no  lo que pasa, lo que nos pasa, ya que nos pasa a personas concretas y no es lo mismo vivirlo que escucharlo.

Por supuesto que hablamos de Gibraltar…a favor y en contra, por supuesto, aquí algunos prefieren las cosas como están porque así podrán seguir ganando el pan de cada día…como hay tanto paro y las ayudas son cada vez más escasas o complicadas.

Por aquí ya no vienen a penas extranjeros, son la mayoría españoles que han perdido su empleo, sin ayudas o muy precarias; han perdido familia, o se han perdido porque así lo han querido, y hasta pueden haberse perdido a sí mismos y les cuesta encontrarse, por eso caminan sin cesar, a ver si en algún lugar se encuentran cómodos, y a veces es como si dieran vueltas a una noria alrededor de España entera…

Otra afirmación que escucho con demasiada frecuencia es que los españoles prefieren el sur al norte, porque aquí se les acoge mejor y en mayor número de centros, de Madrid hacia el sur. Nuestro albergue está catalogado como uno de los mejores; además  he escuchado que los albergues en manos de las monjas son mucho mejores que el resto.

Algunos consiguen ir a trabajos de campo, a la recolección de frutas, en el norte también, pero dicen que allí son muy raros…que se está mejor aquí, y que el trabajo está muy mal pagado, no compensa la estancia y el viaje.

Y para rematar la mañana tengo que acompañar a una persona con un problema de herpes, del peso o el roce de la mochila…tenemos que aclarar si debe pagar ¡cien euros por la medicina que le han dado en la seguridad social! a pesar de ser  un ciudadano español, de Galicia… Efectivamente, el farmacéutico, que es una gran persona, pues se implica bastante en la atención a personas sin hogar, descubre que no han incluido en la receta el número de la tarjeta sanitaria. ¿Tendría mucha prisa el médico, sabía a quién estaba atendiendo? ¿Por qué le receta la medicina más cara y a cargo al cien por cien del paciente, ciudadano español y transeúnte?

Espero que en nuestro centro de salud le hayan validado la receta con la el número de tarjeta sanitaria. Y el hombre encima agradecido, admiro la paciencia de esta persona, como la de tantos otros que soportan estas situaciones tan incómodas como injustas, y  agradecen la ayuda y la información que se les presta. En muchos casos, tan acostumbrados están a vivir a merced de la buena voluntad ajena, que son incapaces ellos mismos de hacer uso de sus propios recursos y derechos.


No es normal. Y después de lo que llevo dicho, alguien todavía informaba de robos, pillerías y poco respeto entre las mismas personas sin hogar;  llegamos a la conclusión de que efectivamente la sociedad anda mal…y donde primero se empieza a ver y padecer  es sus sectores más débiles y marginados, las necesidades insatisfechas son cada vez mayores y el número de marginados crece sin parar, la competencia por la supervivencia entonces no tiene tantos miramientos.

martes, 20 de agosto de 2013

No es normal



“Cuando tus derechos arruinan tu vida…es que algo mal hay en la ley del aborto”.Hoy leía este titular de una noticia en la que se veía a un padre sólo, sentado, con la cabeza baja, en una sala de espera, mientras su mujer abortaba; él quería a sus hijos.

Y es que hoy, en nuestra oficina de personas sin hogar se repitió el comentario, cuántos hombres solos acuden a esta oficina en busca de trabajo, de albergue, porque lo han perdido todo, y lo más importante, la familia, la mujer, los hijos. Es cierto, en muchos casos son los culpables, y lo suelen reconocer, pero, son tantos los casos, entre los que me incluyo, que no siempre son los culpables.

¿No será también que tenemos un exceso de legislación, y que tan justas quieren ser algunas leyes, por ejemplo la de igualdad de género, que pretender satisfacer los deseos de todos y cada uno, y no lo que es justo como ser humano; y al mismo tiempo culpabiliza de manera desproporcionada, sin tener en cuenta los derechos de otras personas? Indudablemente quien tiene preferencia es el más inocente, el niño, y este derecho no se respeta, en absoluto en el la ley del aborto, y deficientemente  en numerosos casos de divorcio… cuántos atropellos en los tiempos y maneras llevar a cabo la custodia de los niños…

Por mucho que tratemos de justificar y disimular, los derechos del niño son muchas veces una pantalla para imponer criterios interesados. Si fuéramos sinceros, creo yo, aceptaríamos que nos hemos equivocado como sociedad, no es una sociedad feliz en su mayoría, por eso multiplicamos los mensajes que nos animan a sonreír, a ser felices…¿pero, cómo?...a pesar de tus problemas,… a pesar de que no lo entiendas…tú se feliz…has de sonreír…el hombre más feliz del mundo, leía ayer en otra noticia...y ¿para qué o cómo puede ser él tan feliz en medio de tanta infelicidad…?  Que nos de la receta…

¿Qué nos falta, como sociedad, quiero decir? ¿o qué nos sobra? A lo mejor simplifico demasiado, pero nos falta humanidad y nos sobra casi todo, ¿para qué queremos un móvil todos y cada uno…para qué queremos una tele de plasma?…yo que sé cuántas cosas más nos sobran…

Dios es la mejor garantía de la humanidad…pero a muchos les sobra en su vida, sin darse cuenta de que por nosotros mismos no seremos capaces de dar sentido pleno a la vida, y con ello poder alcanzar la verdadera felicidad; y no es tarea fácil, desde luego, no nos vamos a engañar, requiere esfuerzo, entrega y mucha constancia.


Lo dice muy bien nuestro Papa Francisco, dice muy bien lo que nos falta cuando nos llama a no consentir que la sociedad excluya de sus inmensos beneficios y sus cuidados a los mayores y a los jóvenes…eso supone agradecimiento, reconocimiento y respeto a quienes nos han precedido, y por otro lado entrega, dedicación, generosidad y hasta renuncia ante quienes van a heredar un mundo mejor, y así sabrán conservarlo y mejorarlo en sucesivas generaciones…Sólo así recuperaremos la felicidad de manera colectiva, porque entonces nos podremos sentir satisfechos haber construido una sociedad generosa y justa.

sábado, 17 de agosto de 2013

Perdidos en las redes de la multitud

Hoy la crónica es una descripción cabal de la relación virtual en la que están inmersas muchas personas hoy en día:

Hoy existen muchas redes en las que mucha gente establece, alimenta y vive relaciones…que son reales, pero no necesariamente profundas… y tampoco necesariamente buenas.

Las redes sociales permiten que las vidas se crucen, pero no potencian la felicidad, porque se desenvuelven en la superficie.

Hay mucha pereza. Tendemos a encuadrar a las personas que llegan a nuestras vidas en preconceptos.

Vivir es algo duro y duradero, más pesado y arrastrado para quien espera que la salvación le llegue aquí por suerte…

Si somos protagonistas o antagonistas de nuestra propia felicidad es algo que nos cumple decidir, no con voluntades o promesas, sino con nuestros actos de cada día. 

Por José Luís Nunes Martins

publicado em 17 Ago 2013 - 05:00




Son muchos  los que ocupan la mayor parte de su tiempo en ver el  tiempo pasar… víctimas de sí mismos no se dan cuenta de que la vida es una obra de teatro en la que tenemos que crear, representar y asistir a la realización de una obra absolutamente original…nuestra propia existencia.

Infinitos monólogos ocupan la mayor parte del espacio y tiempo disponibles…
Hoy existen muchas redes en las que mucha gente establece, alimenta y vive relaciones…que son reales, pero no necesariamente profundas…en la mayor parte de los casos, y tampoco necesariamente buenas.

Construir y  mantener un amor con alguien es una tarea que requiere mucho…en algunos punto del proceso  puede exigir hasta una exclusividad absoluta…y, al final, una elección que implica entregar la vida entera.

Las redes sociales permiten que las vidas se crucen, pero no potencian la felicidad, porque se desenvuelven en la superficie.

Hay mucha hipocresía. Escasa disponibilidad para hablar y escuchar la verdad.
Hay mucha pereza. Tendemos a encuadrar a las personas que llegan a nuestras vidas en preconceptos…escuchamos su historia sólo hasta conseguir encajarla en una de nuestras categorías prefabricadas.

En busca de sí mismos, a través de las multitudes interminables, que se esconden en casa, transforman la intimidad en una popularidad tan efímera que solamente alguien completamente engañado puede llegar a creer que tiene siquiera un fondo verdadero…

Es necesario ser capaz de discernir valores y prioridades, comprender que lo urgente es siempre prorrogable y lo importante es que debe merece todos nuestros esfuerzos. Pero, casi siempre se tiende a posponer lo principal, cumpliendo pequeños e insignificantes objetivos que se constituyen como un excelente pretexto para justificar, incluso ante el tribunal de la propia conciencia, la creencia  de tener en las propias manos las riendas de su destino.

Y así se pasan las horas, semanas y años…en angustia y desesperación controlados, las vidas pierden valor… desconocen en que momento están… para donde quieren ir… como llegar. Sueñan buscarse a sí mismas, pero sin estar dispuestas a salir del mismo sitio… a levantarse del sofá de la comodidad que acabará por encerrar cada uno de sus sueños…en una casa oscura…
Vivir es algo duro y duradero, más pesado y arrastrado para quien espera que la salvación le llegue aquí por suerte…

Se precisa mucha humildad para aceptar la realidad tal como es y no como las narraciones virtuales nos describen. Todos se juzgan lógicos y racionales, pero las decisiones son tantas  veces motivadas por factores extraños a la inteligencia y a la voluntad… las circunstancias van determinando más que las identidades, sin grandes por qués o para qués… es preciso ser más fuerte que todas estas inacciones y dar un paso adelante.

La vida no tiene que ser un monólogo. Debemos abrir espacio en nuestro corazón, día tras día, al otro. Ir a su encuentro con los brazos abiertos; recibirlo, con los brazos abiertos. Un amigo es algo magnífico porque nos ayuda a ser quien somos, mejores, al final nos ve como Dios nos soñó…

Si somos protagonistas o antagonistas de nuestra propia felicidad es algo que nos cumple decidir, no con voluntades o promesas, sino con nuestros actos de cada día.

Hasta percibir que nuestra casa, nuestro mundo, no tiene ventanas y puerta para adentro…sino… hacia afuera…hasta más allá de las estrellas.












jueves, 15 de agosto de 2013

DE LA HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO EN LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN

Ntra. Sra. Del Tránsito (Zamora)


A la luz de esta imagen bellísima de nuestra Madre, podemos considerar el mensaje que contienen las lecturas bíblicas que hemos apenas escuchado. Podemos concentrarnos en tres palabras clave: lucha, resurrección, esperanza.

La lucha entre la mujer y el dragón: La figura de la mujer, que representa a la Iglesia, aparece por una parte gloriosa, triunfante, y por otra con dolores…en la historia vive continuamente las pruebas y desafíos que comporta el conflicto entre Dios y el maligno, el enemigo de siempre.
La oración con María, en especial el Rosario, tiene también esta dimensión «agonística», es decir, de lucha, una oración que sostiene en la batalla contra el maligno y sus cómplices.

La resurrección. El apóstol Pablo insiste en que ser cristianos significa creer que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos. No es una idea sino un acontecimiento.
También el misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma se inscribe completamente en la resurrección de Cristo. La humanidad de la Madre ha sido «atraída» por el Hijo en su paso a través de la muerte. Jesús entró definitivamente en la vida eterna con toda su humanidad, la que había tomado de María; así ella, la Madre, que lo ha seguido fielmente durante toda su vida, lo ha seguido con el corazón, ha entrado con él en la vida eterna, que llamamos también Cielo, Paraíso, Casa del Padre.
María ha conocido también el martirio de la cruz: ha vivido la pasión del Hijo hasta el fondo del alma. Ha estado completamente unida a él en la muerte, y por eso ha recibido el don de la resurrección. Cristo es la primicia de los resucitados, y María es la primicia de los redimidos, la primera de «aquellos que son de Cristo».

La tercera palabra: esperanza. Esperanza es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor.
El Magnificat es el cántico de la esperanza, el cántico del Pueblo de Dios que camina en la historia. Es el cántico de tantos santos y santas, algunos conocidos, otros, muchísimos, desconocidos, pero que Dios conoce bien:
mamás, papás, catequistas, misioneros, sacerdotes, religiosas, jóvenes, también niños, que han afrontado la lucha por la vida llevando en el corazón la esperanza de los pequeños y humildes. «Proclama mi alma la grandeza del Señor», así canta hoy la Iglesia en todo el mundo.
Queridos hermanos y hermanas, unámonos también nosotros, con el corazón, a este cántico de paciencia y victoria, de lucha y alegría, que une a la Iglesia triunfante con la peregrinante, que une el cielo y la tierra, la historia y la eternidad.


sábado, 10 de agosto de 2013

Arminda y Manuel


Por José Luís Nunes Martins
publicada el 10 de agosto 2013 - 05:00


Era una tarde de mucho calor, Manuel resolvió volver a entrar en una iglesia…caminó a lo largo de la nave central y se sentó en el primer banco…en silencio interior, como si tuviese su alma de rodillas, intentó escuchar lo que allí había…casi nada, a penas una especie de vacío y el susurro de lo que parecía ser una pequeña oración de una niña que, entretanto, había llegado y se arrodilló en el banco de atrás…

Miró para adelante y, rendido, bajó la cabeza… sintió toda su vida allí, entre sus manos…

Después de algunos minutos de caos interior, sintiéndose libre del agujero negro que se le abría en el pecho, dice en voz baja:
-         Señor, sabes quien soy. Lo que siento y lo que espero en este destierro de mi soledad. Pero, Te suplico, a pesar de todo, que me escuches…Siento una infernal saudade por la mujer que es el amor de mi vida, Arminda, el Amor de mi vida… Nos conocimos después de la juventud, aprendimos a amarnos y nos amamos. Compartimos risas, sonrisas, lágrimas y dolores hondos… decidí, día tras día, paso a paso, a cada paso, seguir con ella.

Hoy, más que nada en el mundo, siento que me falta su abrazo. Vivir y ser feliz, allí, entre sus brazos.

Hoy la siento tan muerta como el día que murió en mis brazos…estoy perdido y triste…permíteme al menos este dolor absoluto que escondo a mis propios ojos… para que ahora sepan, para que ahora lloren…pero esta espina que tengo clavada en mi carne llega a hacerme, tantas veces, juzgar que el amor es una maldición…

Oh Dios, ¿por qué extraña razón se dice que es sólo hasta que la muerte nos separe? ¿A caso el amor no merece la eternidad? ¿Quién eres, Tú que, con una mano, me cedes la más bonita flor del jardín para después, con la otra mano, arrebatármela, para siempre, de mis brazos? ¿Serás por casualidad un Dios celoso que no quiere que alguien, en la tierra, pueda merecer tanto amor?

Siempre imaginé que el infierno es un paraíso sin amor…

La amo…ahora, tanto, como en los días, y noches, en que su perfume me revelaba que paz y felicidad son una y la misma cosa en el corazón de quien ama. El recuerdo de ese perfume me rescata del infierno que está a distancia de un deseo.
Hoy, ya libre de tanta guerra contra todo… resolví volver a apelar a Ti para que, pensando en mi sufrimiento y perdonando la montaña de mis errores, me des una señal de que mi vida es una espera con sentido, un intervalo entre dos eternidades…
Ya me queda muy poca esperanza, y mis sueños, todos los días, ya me duelen…de noche la busco, estando en mis brazos…siempre en vano. Abrazado a mi mismo descubrí, tantas veces, que el amor obliga a lo concreto… exige las almas pero también los cuerpos… se puede por ello esperar años, mas, no una eternidad.
A Ti, Dios mío, te pido solemnemente: No permitas que mi fuerza para cargar esta cruz se acabe…nunca.

Se santiguó y salió, nunca mas volvió a entrar en una iglesia.

Un tiempo más tarde, el día veintiocho de un mes de otoño de un año cualquiera, Manuel murió abandonado en la penumbra de un corredor de un hospital.
...
Aún mal recuperado de un largo y atribulado viaje, lo recibió una niña…la misma de la iglesia… Manuel se arrodilló delante de ella y, mirándose a los ojos, escuchó su dulce voz que le decía:

- Ahora mismo me apetece un abrazo…


viernes, 9 de agosto de 2013

¿Qué hacemos flotando en medio del espacio?



Esta mañana había en la oficina un ambiente caldeadito y animoso, tanto que el que estaba a mi lado, de Ciudad Real, comenzó a demostrar sin más sus dotes de cantaor,  ha tenido una vida variadísima desde vender cupones hace años, hasta llegar aquí, y lo que echa en falta es un guitarrista para dedicarse a cantar, y así ganarse la vida sin depender de que haya trabajo o no…

No terminan aquí sus preocupaciones, también de pronto nos sorprende con una pregunta inmensa, como el espacio. ¿Cómo es que estamos ahí, flotando, todos, los astros, las estrellas? ¿Quién ha podido hacer todo eso? Parecía que la respuesta estaba de sobra…sin embargo, otro señor contestó con toda rotundidad que todo eso sólo lo podía haber hecho Dios. Yo lo apoyé, claro está, y al poco me sorprendió con otra afirmación más práctica, consecuencia de aquella, “hoy falta el temor de Dios”.

Escuchar estas conversaciones en una oficina de personas sin hogar, entreteniendo el tiempo de espera, dice mucho de personas que socialmente dicen bastante poco. Y dicen mucho del ser humano, que a pesar de sus más o menos trágicas circunstancias, conserva el “santo temor de Dios”…”Dios me lo dio, Dios me lo quitó”, la historia de Job no ha terminado, lo que se va acabando es la paciencia de los humanos por falta de entrenamiento, de educación, de lectura, de respeto y de respeto a lo más sagrado. No vemos por falta de educación, de saber escuchar y observar, de acallar la voz interior que nos advierte, faltándonos así al respeto a nosotros mismos…a partir de ahí... quién va a ser digno de respeto…

Precisamente ayer vi en la calle a este hombre que aún conserva el temor de Dios, tratando de vender sus dibujos, y lo juzgue de prisa, y mal. Más aún, comparé sus dibujos con los de otro, y pasé de largo. Cuál no sería mi sorpresa hoy cuando me enseña sus dibujos allí encima de la mesa…al verlos de cerca me quedé asombrado, unos eran abstractos, pero otros eran conceptuales, resultaban unas ilustraciones muy interesantes. No pude por menos de reparar mi injusticia de ayer y le cogí uno, un hombre salvando un peligro, o un náufrago…Un artista de verdad.


Para completar la mañana, este mismo hombre tiene un enorme parecido al Doctor Spock, entre bromas y veras le propusimos algunas formas de sacar provecho a este parecido, y me dejó sacarle una foto, que le voy a mandar para que él la mande a una página de esas que se ofrecen dobles, a ver si le sale algo. Suerte, amigo.

jueves, 8 de agosto de 2013

El sentido de la vida



Últimamente, me cuesta trabajo ser optimista, incluso físicamente no estoy en mi mejor momento, unas veces es el calor, otras el frío…Pero no son esas las causas, estas son en realidad las preocupaciones, o mejor las pre-ocupaciones… por eso me había impuesto un pensamiento: “ahora que se preocupen ellos. Yo he hecho cuanto he podido”.

Pues no, no es así, la realidad es que habiendo podido llegar a este punto, es así que estás preparado para afrontar lo que sigue. La vida tiene sentido entonces, y es esfuerzo, y es templanza, pero sobre todo humildad. Darse uno cuenta de que no es Dios para arreglar la vida de nadie, que cada uno tiene que dar cuenta de la suya, asumiendo sus fracasos y siguiendo un camino sin retrocesos, sólo con altibajos, con una dirección, aunque a veces no se vea bien.

Me cuesta, sin embargo, asumir que alguien sufra una recaída de importancia. Hoy era el encuentro, cara a cara, y tenía miedo y confusión. Cuando me dirigía al encuentro fui dejando por el camino cuantos reproches se me ocurrían, no servirían de nada, no iban a contrarrestar  su abatimiento, y su sentimiento de culpa.


Pero, como digo, se trata de una lección de humildad, a veces le parece a uno que ha hecho… y no soy yo el que hace, lo hace el otro y su propio sentido de la vida, y si en ese sentido de la vida cabe la del origen y fin de la vida en Dios, entonces ya no hay que temer a nuevos fracasos. 

sábado, 3 de agosto de 2013

Sueña quien lee

Hoy la crónica de José Luis es muy oportuna, nos invita a disfrutar más y mejor del tiempo libre. Es sobre todo una defensa de la lectura, como el mejor o único modo de crecer como personas libres, capaces de apreciar lo bueno y lo mejor de la vida.


Por José Luís Nunes Martins
publicado em 3 Ago 2013 - 05:00


Leer presupone silencio, recato, aislamiento y reflexión…hoy, los mejores audiovisuales exigen toda la atención de nuestros sentidos y, cual cataratas de imágenes y sonidos, no dejan tiempo ni espacio para pensar.

El pensamiento, nos dicen, es tanto mejor cuanto más abreviado, condensado y resumido. Pero, quien vive sin producir sus propios significados y valores, vive a oscuras, porque no le es dado ver y orientarse por las estrellas que existen en el fondo de si mismo.

La ansiedad nace y se alimenta en quien, sin tener el coraje de pensar por sí mismo, abraza miedos que interesan a otros… se hace esclavo  quien renuncia a pensar; quien se entrega a temores; quien permite que otros conduzcan sus pasos.

La vida profunda es un sentir reflejado. Los libros, cuyo motor es el alma de quien lo lee respetan la particularidad de cada lector. La distancia de los hechos permite una mayor comprensión. No son historias de otros, sino la nuestra, allí.

Una vida vale más que cualquier libro. Un beso verdadero vale más que mil romances. Pero, sólo un espíritu educado y ágil es capaz de sentir la vida en toda su profundidad.

Los caminos de quien escribe no son los de quien lee. Las vidas son siempre diferentes, pareciéndose en la base, en las profundidades del ser … un buen libro es una crónica  de esas fosas abisales … que aportan a quien lo lee pistas esenciales para descubrir  paisajes remotos que son comunes a todos los hombres.

Leer es una puerta para nosotros, un desafío a pensar, porque los autores crean con los sueños de quien lee.