Por José
Luís Nunes Martins
publicado em 31 Ago 2013 - 05:00
publicado em 31 Ago 2013 - 05:00
Todo se vuelve monótono
cuando no sabemos renovar el entusiasmo y permitimos que nuestros perezosos hábitos nos
adormezcan.
Pocas veces nos
atrevemos a cambiar lo cierto por lo incierto. Los otros no esperan ni admiran grandes
iniciativas… lo normal es casi siempre preferido al sueño.
Hay personas que se acomodan
a circunstancias que causan inquietud, convirtiendo en naturales conductas y situaciones extrañas a su naturaleza, todo en nombre de una aceptación social sin
valor.
Nuestra identidad se
construye mediante lo que hacemos. Así, cuando nos dejamos enganchar y
arrastrar por las esposas de la monotonía, muchos de nosotros perdemos la
oportunidad de una existencia plena, por no atreverse a remar contra sus
propios mares de costumbres y tradiciones…
Repetimos, hasta (lo
que eran en el inicio) emociones… cuando, verdaderamente, nunca se ama por hábito
ni se gusta por tradición. Hay tantas personas engañadas en cuanto a lo que
sienten… se autoconvencen de que mañana sentirán lo mismo que ayer… sin que hoy,
precisen hacer nada.
Engañados, alimentamos
falsas esperanzas, sin percatarnos de que seguimos empaquetados –a velocidad
creciente- rumbo a una nada que promete darnos la felicidad que no tenemos…
Empaquetados, nos
cerramos en cualquier embalaje, de donde parece imposible salir porque nos
hemos hecho esclavos de nuestras propias convicciones…
Empaquetados, nos
dejamos adormecer, balanceándonos en una sensación agradable de volver siempre
a los mismos sitios…
Dicen que nunca se cambia
para mejor…
Hoy noto en la crónica cierto tono de preocupación o desconfianza…Me recuerda un poco a la novela de Michel Ende La Historia interminable, haciendo un paralelismo entre la nada y la rutina… O quizá soy yo que no puedo evitar un cierto desánimo o falta de confianza en el género humano, cuando día tras día trato con personas incapaces de librarse de sí mismas y de sus dependencias, que son rutinas destructivas, poco a poco impiden la regeneración y la esperanza de una vida mejor…
ResponderEliminarPerdona, Jose luis, que me exprese tan negativamente hoy pero no puedo tampoco callarme, me causaría mayor desánimo y desesperanza, prefiero agarrarme a tu optimismo y tenacidad en combatir no sólo la rutina (esa nada inquietante) sino cuantos peligros nos acechan cada día, y me sumo a tu alerta permanente para no dejarse sorprender y caer, abiertos siempre a nuevas experiencias, ilusionados con ser mejores, abiertos y generosos en socorrer a quien lo necesite. Gracias de nuevo y perdona mi desahogo…