miércoles, 5 de noviembre de 2014

Dos rayos de Luz sobre San Fernando


En el intervalo de pocos días han iluminado San Fernando dos rayos de luz, aunque muy distantes en el tiempo,  muy cercanos, contemporáneos en la eternidad. Ambos descienden de la misma fuente de la luz, y se han concretado en artes diferentes, singulares testimonios de la misma verdad incuestionable, atraídos por la fuerza creadora del mismo Creador.

Dos artistas cuyas obras se han constituido en oración visible y permanente, para todos los que las contemplen.

Hace poco fue Gaudí, presentado en una conferencia, testimonio de la admiración, casi devoción, del discípulo hacia su maestro, del profesor - arquitecto José Manuel Almuzara. No sólo pudimos apreciar la calidad profesional del conferenciante, sino que es reflejo de la enseñanza de su maestro, del cual nos deja una imagen sublime, plasmada en cada una de sus obras, cada una según su finalidad.

Expuso con todo lujo de detalles el modo de obrar del maestro en la creación de cada obra, presente en cada una de las fases de su desarrollo,  cuidando paternalmente de cuantos participan en la tarea, observando cada paso para que se ajuste fielmente a lo proyectado en su mente inspirada…

Hoy fue El Greco, presentado de manera magistral y singular por el profesor de arte D. José
Manuel Bravo Vila, en una conferencia dentro del programa de la Real Academia de San Romualdo, para conmemorar de 400 aniversario del nacimiento del pintor.


Ya el presentador, su amigo desde la juventud, nos advirtió que el conferenciante nos iba a sorprender con sus aportaciones, que nos iban a permitir una mayor y mejor comprensión del pintor, de su vida y formación. También nos dijo su presentador antes de nada, que la conferencia  era un rayo de luz, que San Fernando se convertía en ese momento en un oasis en medio del erial cultural y espiritual de nuestros días. (Esta imagen me ha dado pie a mí y el impuso suficiente para que me decidiera a escribir para agradecer las dos conferencias, a sus autores y a los que las han hecho posible, la Comisión de Canonización de Gaudí, y la Real Academia de San Romualdo).

Aprendimos arte, comprobamos detalle a detalle como los artistas influyen unos en otros, por qué los pintores de la  Escuela Veneciana pintaban sobre lienzo, qué tipo de lienzo utilizaban, el lienzo de las velas para los barcos de la flota veneciana. Aprendimos a valorar el manierismo, su exclusividad, para apreciar el estilo personal de El Greco, maestro de pintores a su vez.  Supimos por qué fue un pintor no muy aceptado en su tiempo y posteriormente; primero por su carácter y después porque se impuso entre los pintores el canon que marca “la grupa del caballo de la batalla de los mamelucos”, y que eliminan de la pintura los colores vivos, como los que usa el Greco. Pintor de iconos, maestro en retratos…

El Greco, una personalidad complicada. Es un artista español, quizá porque no tuvo más remedio, pero se fue integrando en sociedad española, concretamente en la ciudad de Toledo,
al lado de la corte. Aquí tuvo a su hijo, aquí murió, y a su casa vino a refugiarse y morir un hermano pirata que tenía, tras ser apresado por asaltar nada menos que una nave de la escuadra veneciana.

Un artista trascendente, por eso su estilo es personal, pinta lo que ve en su mente, pinta visiones, no la realidad (otra realidad). ¿Por qué no enciendes la luz?, le preguntó otro artista al entrar en su habitación, porque entonces no veo lo que tengo en mi cabeza, le contestó el artista.



 

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