Me gustaría dominar un poco más esta tecnología para citar con exactitud el medio de donde he tomado este texto. No importa, supongo que el amigo José Antonio no se molesta, es más, estará encantado con darle mayor difusión.
LA DIVINA MISERICORDIA EN MI ALMA, by Santa Faustina Kowalska.
“Cuantas veces respira mi pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu misericordia, oh Santísima Trinidad.
Deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser vivo reflejo de Ti, oh Señor.
Que este grande atributo de Dios, es decir Su insondable Misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos, sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosíssimo corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.
QUE TU MISERICORDIA, OH SEÑOR, REPOSE DENTRO DE MI. OH JESÚS MÍO, TRANSFÓRMAME EN TI, PORQUE TU PUEDES HACER TODO”. D.163
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