sábado, 2 de enero de 2016

Dos que tienen necesidades complementarias y se encuentran.



Hace ya unos días tuvo lugar en esta oficina un encuentro entre dos personas de esos que desconfiamos que sean mera casualidad. Una de ellas es, nuestro amigo A. que hace tiempo que espera una plaza en un centro para volver a recuperar su dignidad, y no tener que bajar la cabeza, avergonzado por su aspecto. La otra, M.,  es una persona que lleva poco tiempo en nuestro albergue, pero es como si llevara mucho tiempo entre nosotros.

M. tiene una historia tremenda a sus espaldas, hasta que encontró su otro yo, prodigioso, portentoso, que, sin nada, es capaz de darse a sí mismo, porque no tiene otra cosa, y vive con la cabeza alta, con dignidad. Ahora él es un ‘recuperador’ de dignidades perdidas.

 A. ha llegado en un momento bajo, pero ha vuelto al calor del café, de la charla entre amigos, y se ha encontrado con M., que tiene una facilidad de palabra para expresar todo lo que le pasa a uno cuando  vive ‘poseído’ por cualquier droga, que te embelesa y te lleva a desear salir cuanto antes de ese círculo.

¿No es milagroso  un encuentro? ¿No es evidente que cualquier día puede ser Navidad o comienzo de año nuevo, siempre que se encuentran las personas adecuadas, con necesidades complementarias, uno la de dar el bien que ha recibido o conquistado, y la otra recibirlo con los brazos abiertos para poder seguir caminando solo?

Fue una mañana de las que hacen historia, historia de la buena, la que hace avanzar al bien frente al mal, pasito a pasito, con humildad, sinceramente; la de quien antepone el bien común al particular, la del que se planta ante el Gran Embaucador que lo ha atrapado entre sus redes y lo obliga a consumir permanentemente el veneno que lo mantiene sumiso, aletargado en el engaño de creer que sólo así es feliz, y los demás son ‘tontos’, no saben lo que se pierden…


Y así, el consumo lo va consumiendo, él se va muriendo hasta en su propia imaginación, sólo le queda el consumo por el consumo, para   sentirse vivo, una supervivencia fatal, despreciable para él mismo hasta querer desaparecer… consumir y desaparecer, consumir y desaparecer… pero esta contradicción algún día estalla, voluntariamente o por agotamiento…

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