sábado, 24 de diciembre de 2016

El más dulce de los sufrimientos


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

En aquellos días, una mujer salió de su casa decidida a arriesgarse. A comprometer todo lo que tenía, su vida tranquila, su estabilidad y sus seguridades a cambio de un sueño casi imposible: vivir su vida de acuerdo con aquello que creía que podría hacerla feliz.

Siguió adelante en la vida. Sin inclinarse para cualquier lado. Sincera, honesta y verdadera. Erró, cayó y se levantó, muchas veces. Tuvo que enfrentarse a adversidades que ni siquiera sabía que existían. Fue abriendo algunas puertas de esperanza en momentos de tinieblas. Tuvo la fuerza de ser paciente, sufrir sin desistir. Al final, quien no sea capaz de vencer las sombras que tiene nunca llegará a ser luz. Quien no ama, vaga en las tinieblas.

Un día mientras construía su camino una enorme paz le invadió el corazón. En ese instante comprendió que la felicidad es la paz de confiar.

Un día alguien le preguntó de dónde le venía la fuerza. Ella respondió:

 “-Quien hace posible que vaya más lejos son mi familia y mis amigos. No por la ayuda que me pueden dar mientras subo ingrávida camino de mis sueños, sino por la certeza de que al caer y resbalar... aunque sea hasta el mismo fondo del valle, algunos de ellos estarán conmigo, estarán a gusto conmigo como siempre... me ayudarán a levantarme y a luchar de nuevo. Pero, no me dejarán mientras no estuviera otra vez en camino... así, también yo estoy atenta a los que van encaminados y a los desencaminados de los que amo. Pero solo voy a su encuentro cuando la adversidad parece que va a romper su corazón. Y me retiro así que estuvieran de nuevo en camino de su felicidad.”

Amar es ser paz.

El amor nos libra de las penas, pero eso pasa por el sufrimiento de los dolores que causan.


(ilustração de Carlos Ribeiro)


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