OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Hay quien, despierto, presiente el nacimiento del sol
mientras todos los demás duermen. Hay quien duerme solo para que su cuerpo y
espíritu puedan descansar de la guerra que es su vida. El alma se libra de las
prisiones a que, muchas veces, la injusticias la condenan.
El mundo es duro. Muchos son los que desisten y nos dejan
solos buscando lo siguiente de la existencia, ellos prefieren contentarse con
el momento... nosotros queremos la vida. Al final, quien se contenta con lo
mínimo, no merece más.
Los sueños son pedazos de eternidad. Viajes entre los
futuros posibles. Mañanas los cuales la
voluntad ansía. Lo peor de los sueños es que todos los tenemos... la diferencia
entre la alegría y la tristeza no está en el hecho de si se ha o no soñado...
sino en lo que se hizo en concreto para cambiar la vida para mejor.
Decisiones difíciles y arriesgadas. Esperar a pesar de la
desesperanza, mantener la fe contra las evidencias, luchar incluso cuando
vencer parece imposible.
¿Cómo se vence el sufrimiento? Con las obras que nos elevan.
Los sueños nos indican el destino, pero son nuestras manos
las que deben construir los caminos que nos llevan al cielo, eso mismo, que
algunos ni sueñan que existe siquiera. Y la felicidad es el viaje, no el
destino...
Es de los suelos más podridos, donde la vida y la muerte se
mezclan, de donde nacen las flores más bellas.
Son los sueños los que vencen los dolores... por la fuerza
que dan a los soñadores.
No basta despertar y salir del sueño, importa despertar...
tener conciencia de lo que se es y de lo que se quiere ser, a fin de perfeccionarnos con acciones concretas, renunciar a lo peor y aferrarse a lo mejor,
con decisiones que chocan con nuestro orgullo.
El amor no se deja soñar, es una fuerza en marcha... un
sueño de alguien –que es siempre otro- y
un sueño es siempre una verdad que solo se comprende en el día en que se
realiza.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
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