Por Daniel Medina Sierra
Desde
el inicio de la crisis económica allá en el 2005 hasta nuestros días, el mundo
que conocíamos hasta entonces se fue desvaneciendo como si todo hubiera sido un
espejismo. Esos años de prosperidad, de esperanzas, de proyectos e ilusiones se
ha convertido en un amasijo de sueños rotos y un gran sentimiento de fracaso
personal. No queda más que pobreza, indefensión, oscuridad y cualquier
perspectiva de futuro alentador.
¿Qué
futuro nos queda? el bueno es el malo y el malo es el bueno, esta es la
filosofía de esta era oscura. En esta película los buenos no ganan, no presagia
final feliz en la vida de un excluido social, no importa lo que hagas, lo que
hiciste o lo que harás; quedas marcado para siempre. La pobreza se trata como
un negocio muy lucrativo, se destina mucho dinero en pequeños gestos de
solidaridad, bono social, reparto de alimentos, ayudas económicas puntuales..
pero se consigue mucho más.
Consiguen una sociedad sumisa, con preocupaciones
básicas como comer todos los días, buscar un lugar donde cobijarse... la pura
supervivencia. Mientras que un país se desmorona otros ( los malos ahora
buenos) campan a sus anchas, nos divide, nos roban, nos confunden con distintos
verdugos al quien echar las culpas de nuestra difícil situación. Si salimos a
la calle y preguntamos al azar a las personas que nos encontramos de quienes o
de quien es la culpa de esta crisis, cada uno de ellos/ llas te señalará a un
culpable distinto.
Puede
ser PP, PSOE, PODEMOS, CUP...bancos, multinacionales, la Unión Europea,
Merkel...Vuelvo a lo de antes, mucho dinero destinado necesidades básicas que
apenas las cobre. ¿Por qué no se destina dinero para la formación,
subvencionada con una pequeña ayuda económica, trabajos sociales, oportunidades
de formarte profesionalmente? Trabajo señores, trabajo.
Cuando
asistí al curso para ser voluntario recordé una pequeña frase hoy ya muy usada:
No le des peces, enséñale a pescar. No hay manera más eficaz de reinsertar a
una persona que pueda ser mejor que sentirse útil de nuevo, ¿tan difícil es
entenderlo? No queremos ayudas, no queremos compasión. Queremos lo que todos
quieren, vivir en paz, sin miedo,, intentar ser felices, vivir de nuestro trabajo,
pagar nuestras facturas... no es tan complicado entenderlo.
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