domingo, 11 de octubre de 2015

Esclavitudes



(Porque la pregunta que hace el autor a los portugueses podría ir dirigida a cualquier ciudadano, de cualquier parte del mundo, y porque su respuesta nos atañe a todos, merece la pena que leamos su planteamiento…)

JOSÉ MIGUEL PINTO DOS SANTOS 

07/09/2015 - 06:18

¿Y hoy, de qué leyes contra natura son esclavos los portugueses?

Ha costumbres e instituciones que son intrínsecamente malas, siempre y en cualquier parte. Son cánceres sociales que deshumanizan a todos los que entran en contacto con ellas, se como víctimas, sea como beneficiarios.

Son acuerdos sociales que la conciencia individual y colectiva reconoce como siendo, de algún modo, fundamentalmente perversos ‘contra natura’, pero que son defendidos como derechos y protegidos por los intereses establecidos. Y el drama está en que, cuanto más esenciales fueran para el éxito individual en esa sociedad, mayor grado   de infelicidad humana generan.

Pocas instituciones son tan universales como la esclavitud: fue practicada en China y en la India, por egipcios y judíos, islamitas y huitzilopochitlitas. Ya existía en la prehistoria y continuó siendo practicada a lo largo de la historia hasta hoy. En algunas sociedades tuvo importancia reducida, pero otras, como la romana, especialmente bajo el imperio, dominaba todos los aspectos de la vida social y económica. Sin embargo, tan católica era la institución como el reconocimiento de su iniquidad. Sea donde fuere que la palabra escrita haya sobrevivido, del Japón medieval a la Roma antigua, podemos encontrar testimonios, unos tímidos, otros claros, de la repulsión que la institución suscitaba. No sólo Filón de Alejandria (20 aC. – 50 dC.) escribía comentando la ley hebraica que “pues los esclavos son libres por naturaleza, ningún hombre es naturalmente esclavo”, pero generaciones de alumnos de derecho romano, en todo el imperio, memorizaban la definición de Florentinus (floreció en el s. II), más tarde incluida ‘ipsis verbis’ en el Código de Justiniano: “La esclavitud es una institución de la ley de las naciones, contraria a la naturaleza, por la cual uno es hecho propiedad de otro”.

¿Puede, por tanto, la ley positiva permitir lo perverso e instituir lo que va contra la naturaleza humana? Desgraciadamente, poder, puede. ¿Cómo? Negando la evidencia; en el caso de la esclavitud, negando la humanidad de los esclavos con argumentos espurios (su inferioridad física o intelectual, o el color de su piel), un ejercicio hecho poco convincentemente desde Aristóteles (384 -322 aC.) por todos los defensores de la institución. ¿Por qué? Porque hay poderosos intereses en juego: el prestigio social que el número de esclavos da a su propietario, o su capacidad de apropiarse de la riqueza por ellos ganada. ¿A qué precio? Incalculable sufrimiento de unos, y embotamiento moral de los otros.

¿Y hoy, de qué leyes contra natura son esclavos los portugueses?

Professor de Finanças, AESE

http://www.publico.pt/economia/noticia/escravaturas-1706991


No hay comentarios:

Publicar un comentario