viernes, 2 de octubre de 2015

Poema electoral


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(Aunque el autor hable de Portugal, bien pudieramos considerar sus palabras muy útiles para aplicarlas a las innumerables elecciones que sufrimos en nuestra patria, las cuales no nos traen ni prosperidad ni tranquilidad, sino cadavez más incertidumbre y consiguientemente, pobreza también.)

Mestro Zhuang se hizo famoso por su discurso en el que rechazó la invitación a ser primer ministro, en el que comparaba ministros con bueyes de engorde y los corredores del poder con antros de depravación.

Zhuangzi (c.369—286 aC) no es una referencia obvia para las próximas elecciones legislativas. Está demasiado distante de nosotros en el espacio y el tiempo: era chino y murió hace ya mucho tiempo. Era filósofo, uno de los más importantes de su generación y de su escuela, y si fuese griego sería catalogado como cínico, una versión china de Diógenes de Sinope (412—323 aC), un campeón en impopularidad. Era de vida austera por convicción política y filosófica, un superlativo de José Mújica, y además poeta, habiendo escrito buena parte de su crítica al confucionismo y al modismo en verso.

Con todo, Maestro Zhuang no era una nulidad en el arte de la política y en la gestión de las finanzas públicas, en una nación donde el ingenio en el gobierno, conjuntamente con la buena administración del erario real, siempre fue considerada la disciplina más importante y elevada. En prueba de esto se cuenta que, habiendo oído el rey Wei (¿ -329aC.), del estado de Chu, del discernimiento y competencia de Zhuangzi , le habría pedido que aceptara convertirse en primer ministro de su gobierno, habiéndole ofrecido para ello, en señal inicial de gratitud, título nobiliario y mil libras de plata. Uno de los motivos de la fama de maestro Zhuang, entre generaciones posteriores a aquella, menos ligadas a la filosofía y más atentos a lo que es episódico en la vida política, es su discurso de rechazo a la invitación y al presente. Después de comparar a los ministros con bueyes de engorde y los corredores del poder con antros de depravación, termina diciendo a los dignatarios reales: “Id  en buena hora deprisa y no me ensuciéis más con vuestra presencia. Prefiero revolcarme en un charco de lodo a emporcarme con los humores y caprichos de la real corte. Firmemente he decidido no aceptar nunca más cualquier cargo para así poder gozar más libremente de mi propia carga”.

Para poner en perspectiva este rechazo será bueno considerar que la carrera política, en la China del siglo IV a.C. así como en el Portugal de hoy, era una de aquellas que mejor podía asegurar el gozo de la materialidad de la vida, esto a pesar de todos los riesgos que su ejercicio conlleva. El poder de poner a disposición y la capacidad de solicitar y gozar de un ministerio eran  contrapesados muy someramente por la posibilidad futura e incierta de una dimisión por un capricho del soberano, seguida de la acusación de corrupción, prisión, y otras experiencias más dolorosas. Tanto allí como aquí.


Parece pues apropiado y oportuno, en este período electoral, una pequeña infusión de sabiduría de Zhuangzi, que podría recordar algunas verdades básicas a nuestro soberano aparente, el pueblo, y a los candidatos a ministros del soberano. No bajo la forma de un programa, que el soberano no tendría paciencia para leer, sino de un poema electoral, sin lirismos de promesas sino con realismo cauteloso, fresco hoy como hace 2.400 años atrás:

Gong-Wen Xuan viu um funcionário real manco,
Que, consequência da má fortuna política,
Mais não tinha que o apoio de um pé.
“Que tipo de homem é esta monstruosidade?” perguntou ele,
“De quem é a culpa? Do Céu, ou do Homem?”

“Do Céu”, respondeu o outro.
“Quando o Céu me deu a vida,
Desejou que me destacasse dos outros,
Enviou-me para o governo,
Para me poder distinguir.
Olha como sou diferente: um só pé”
O faisão dos pântanos,
Tem de saltar dez vezes,
Para debicar um grão,
E tem de dar cem passos,
Para engolir um gole d’água.

Mas nunca pede que lhe deem guarida num galinheiro,
Embora lá pudesse ter tudo o que poderia desejar.
Prefere correr e pular,
Procurar por si o seu sustento,
A viver engaiolado.

(Zhuangzi, Volumes Interiores, 3-3)

El Maestro Zhuang escribió este poema, de principio a fin, al pensar en los candidatos a ministro. Al recordarles que las tejas del poder son una prisión tipo gallinero. En cambio parece que él puede servir igualmente bien como inspiración del pueblo soberano en el próximo acto electoral. El voto es el arma del pueblo. Pero después de votar el pueblo queda desarmado e indefenso, también él en un jaula, preso de políticas que lo alimentan con apoyos a la inversión, subsidios de reinserción y reformas doradas, como dorado es el mijo para gallináceas. Preso, por algún tiempo…

Professor de Finanças, AESE


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