sábado, 29 de octubre de 2011

Las personas ante las pruebas de la vida.



Cuando Dios inspira una sociedad y se convierte en meta y modelo hay progreso garantizado, pues Dios no abandona a los que guardan sus mandamientos, y el temor de Dios garantiza el repeto al pasado y asienta el futuro en una base firme. No quiere decir que el mal deje de actuar, siempre existiran resquicios por donde intente colarse, pero estará controlado por una resistencia tenaz y eficaz.

La repuesta individual a las pruebas de la vida dependerá de nuestra fortaleza espiritual, y en quién pongamos nuestra esperanza como hombres. Me impresionaron, tanto por su sencillez como por su antigüedad, estas palabras de San Gregorio Nacianceo (330-390): “Entre las personas que pasan pruebas, unas me parecen ser como objetos ligeros y sin vida, que se dejan arrastrar sin oponer la mínima resistencia; no hay en ellas ningún rasgo de firmeza, no tienen el contrapeso de una razón sana que lucha contra los asaltos que les llegan. Las otras las asemejo a rocas, dignas de esa Roca sobre la cual nos mantenemos firmes y a la que adoramos; estas, formadas con razonamientos de verdadera sabiduría, se levantan por encima de la debilidad ordinaria y lo soportan todo con una constancia inquebrantable”.

Son palabras que encierran una gran sabiduría, fruto, sin duda, de una vida ejemplar y puesta al servicio de los hombres, expresadas de manera sencilla y clara invitan a la reflexión y a una acertada elección.

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