jueves, 6 de octubre de 2011

Una herencia inagotable



Poco puedo decir de E. aunque lleva viniendo por la oficina algunas semanas. Es callado, observador y prudente, y no lo digo sólo por las apariencias, me lo demostró cuando vino a c0nsultarme algo confiando en que le aconsejaría bien. Le habían ofrecido la posibilidad de colaborar en un proyecto, pero exigía cierta garantía antes de dar un paso. Él quedó muy satisfecho con mi respuesta, y me honra con su confianza y aprecio.

Me honra con su confianza porque es un ejemplo de dignidad, otro más, nadie diría que está en un albergue para transeúntes, ni por su porte externo, aseado y bien vestido, de buena presencia, ni por su trato con las personas de su entorno, siempre respetuoso, cortés y discreto.

Es argentino, otro hispanoamericano más que conozco y me confirma la buena opinión que tengo de ellos. ¿Qué tienen los hispanoamericanos que han heredado mejor que los propios españoles aquella gallardía, aquella fe en Dios y en los hombres que mostraron nuestros antepasados conquistadores de medio mundo? ¡Con qué dignidad van por el mundo, sin complejos, seguros de sus creencias y su forma de ser!. Y me atrevo aún a decir más, que admiro y ensalzo su agradecimiento a la madre patria, aunque haya muchos hoy, a un lado y a otro del Atlántico, que prefieran destacar lo negativo de la conquista y resucitar primitivas creencias.

No hace falta forzar la conversación cuando hay buena relación, hoy por fin llegó el momento y me contó que lleva ya diez años en España, tiene antepasados acá, como diría él, y cuando allí la vida se volvió turbia cogió el petate y se vino a conocer sus raíces.

No le ha resultado fácil encontrar parientes vivos, y menos aún jóvenes, de modo que no puede esperar apoyo por ese lado y empieza a trabajar. Se compró un vehículo para el transporte de caballos de carreras y no le fue mal como autónomo unos años, transportando caballos de Madrid a San Sebastián y otras ciudades con hipódromo; pero en poco tiempo los vehículos de transporte evolucionaron, más grandes, más costosos, desplazando a muchos honrados trabajadores como E., y ahí sigue confiando en otro golpe de suerte.

Él es una persona preparada, trabajó en Argentina muchos años en una empresa de computadoras, de aquellas que ocupaban una habitación entera, insiste en que era una habitación entera, para que yo me haga una idea exacta de lo que está diciendo. Luego vinieron los problemas familiares, y es cuando emigra a la madre patria. E. vivió en Argentina una época terrible, la de los militares, los desaparecidos; gracias a Dios que en su familia no han sufrido ninguna desgraciada consecuencia de las dictaduras, pero sí conoció casos cercanos y no tenía muchas ganas de hablar del tema. Sí me habló con entusiasmo de una organización que se creó, la primera, para la búsqueda de desaparecidos, que contó con el apoyo del juez Garzón y lograron algunos resultados.

E. tiene mucho que aportar, como tantos hispanoamericanos que actualmente residen en España, si logran permanecer largo tiempo y afincarse definitivamente en España, a España le irá muy bien, engrandecerían la cultura española, porque hablan muy bien español, un español del español del siglo de Oro mezclado con un acento afectuoso y un vocabulario propio; tienen ganas de aprender y trabajar, y si se les brinda una oportunidad sabrán responder. Una prueba de ello son los hispanoamericanos que forman parte de nuestras fuerzas armadas, incluso alguno ha tenido ya la triste ocasión de dar su vida por nuestra patria, su nueva patria a la que juró defender, y por eso los consideramos como nuestros héroes.

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