Como si estuviera practicando
los primeros balbuceos
en la Sabiduría,
leo los textos sagrados.
Empiezo a comprender que yo
también tengo un sitio asignado,
no es inútil nada,
ni nadie;
todo tiene su encaje ,
en algún lugar,
en un tiempo.
La Sabiduría nos contempla desde siempre,
sabe quien soy,
y lo que hago;
me conduce suavemente
si me dejo guiar;
en mi mano tengo ser útil,
ser discípulo de tan excelso Maestro.
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