Al ver a S. me quedé sorprendido por
lo delgado que estaba, ya hacía unos días que no lo veía, o mejor
dicho, últimamente se le ve muy poco por aquí, sólo de vez en
cuando y cada vez más delgado, yo sabía que quería regresar a su
país, pero no asociaba una cosa con la otra.
Hoy al verlo tan delgado le pregunté
si comía, y me aseguró que sí, pero ante mi insistencia ya no tuvo
más remedio que decirme que tenía que ahorrar para irse a su país,
pero que comía lo suficiente. El pide en Cádiz, allí tiene su zona
desde hace tiempo, yo creo que la gente lo asocia fácilmente a la
plaza, es más, por su carácter afable y su aspecto de cierto candor
consigue ayuda suficiente. Digo esto porque luego supe que un señor,
anónimo, como debe ser, le va a dar una parte importante del importe
del billete.
Supongo que lo echaremos de menos, o
mejor echaremos de menos su presencia, su sonrisa inocente, sus
saludos y su “gracias, gracias”, pero lo mejor para nuestro amigo
S. es que pueda regresar pronto a su hogar, a su tierra y disfrute
con los suyos tanto que le permita recuperarse de la soledad y de
tanto tiempo de búsqueda infructuosa de mayor bienestar.
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