Hoy me paro a reflexionar un poco sobe
la actividad diaria en esta oficina del servicio de atención a
personas sin hogar, porque la verdad es que he pasado una temporada
de mayor actividad, sin tiempo para una charla relajada.
Los hay que se enganchan a la tertulia,
al café, a esos mínimos cuidados o atenciones que un voluntario u
otro les dispensa. Fundamentalmente vienen para solicitar alguna
ayuda de la trabajadora social, pero la espera se hace larga ya
que una sola trabajadora para atender a todos los que acuden no es
suficiente muchos días.
Vienen a la oficina cada día más
personas, y algunos días no cabemos , y no nos entendemos porque hay
a la vez tres o cuatro conversaciones. Sin embargo van, y van a
gusto, a charlar, a ser escuchados, a tomar una café. Muchos ya son
tan habituales que ellos mismos preparan su café o se lo sirven a
otros, con una naturalidad digna de destacar.
Y digo esto porque en el albergue no
tienen espacio para el ocio, no hacen vida en común, no tienen nada
en qué ocupar tantas horas del día, día tras día; en la ciudad no
es fácil encontrar sitios donde pasar algunas horas en buena
compañía, con lo importante que es desahogar de vez en cuando el
cerebro, sometido a tantas preocupaciones, dudas , o quizá perdido
en un vacío interior lleno de sombras, a merced de cualquier impulso
que lo haga reaccionar.
Pero no impera el pesimismo, como
pudiera desprenderse de lo que acabo de decir, entre las personas sin
hogar, por lo general tienen esperanza, y precisamente cuanto más
dificultades tienen que soportar, hasta una minusvalía, es cuando su
cerebro imagina las soluciones más maravillosas y más generosas
que se pudieran llegar a pensar. Esto no quiere decir que no existan
malos momentos ocultos bajo alguna máscara, bien una sonrisa o bien una
rebeldía con causa o sin causa. Hace escasos días me confesaba un
amigo mío que había tenido preparada una cuerda más de una vez y
que le costaba mucho seguir confiando en que encontraría una
solución a sus problemas, o que le ofrecieran algún trabajo que él
pudiera hacer.
Frente a estos pensamientos están
aquellos que buscan soluciones maravillosas, basadas en la
generosidad más absoluta, de no tener nada pasan a ser millonarios,
pero no para sí sino para remediar tanto mal como padecen muchas
personas sin hogar (los cuentos no son literatura pasada de moda,
siguen siendo pura realidad, porque sigue habiendo pobres y
explotados y personas que se ocupan de aliviar sus males)¿Por qué no va a poderse realizar alguno de estos sueños
cualquier día? Yo creo que ya existen muchos proyectos en
funcionamiento, sólo que la realidad los desborda y hace que cada
día sean más escasos, y su funcionamiento exija compromisos que
muchos no están dispuestos a cumplir.
Por eso habrá siempre personas en la
calle, que nos ponen a prueba a los demás, por eso quizá tengamos
que prepararnos para estar a la altura de las circunstancias y
demostrar que somos capaces de atenderlos, tal y como se nos
presentan y en las circunstancias que los rodean. Dijo Jesús:
“Pobres los tendréis siempre”, ¿se nos olvida? ¿nos creemos
mejores que el mismo Dios cuando culpamos de la pobreza a diestra y
siniestra; o cuando apoyamos ideas que defienden la igualdad a
cualquier precio? Tan urgente es el problema que dura ya la vida
entera y tenemos por delante una dura tarea, quizá tengamos que
revisar métodos y actitudes para ser más eficaces, pero sobre todo
más humildes, yo creo que esta sería la mejor actitud, ser menos
críticos con los demás y más humildes. Es un tema tan complicado,
lo cierto es que la humanidad ha avanzado tremendamente, y tampoco
nos satisface, cada vez hay más pobres, si bien hay que distinguir
entre los pobres de los países desarrollados y los pobres del tercer
mundo, del cuarto y del submundo.
Para muchas personas el misterio de la
vida sigue estando oscuro, el querer resolverlo por medios
meramente humanos me parece una tarea imposible; sólo cuando
apareció el cristianismo tras el último gran imperio de la
antigüedad y comenzó a aplicar los mandamientos y la Ley de Dios
para resolver los problemas humanos, la dignidad de todos los
hombres empezó a ser valorada y respetada, desaparece la esclavitud
y la libertad es una aspiración que ayuda a organizar y mejorar la
sociedad hasta llegar al presente. Hemos alcanzado niveles de
desarrollo material que no controlamos ni disfrutamos por igual todos
los humanos, y la insatisfacción es más profunda. Quizá por eso
muchas personas hoy buscan de nuevo una clarificación al misterio de la vida
en la Iglesia y las diversas religiones, ellas son fuentes de sabiduría desde
tiempos antiguos, y han sobrevivido a los cambios y convulsiones
motivados por la prisa de los hombres o su egoísmo.
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