domingo, 29 de abril de 2012

No puede ser




No puede ser, si no, juzgad vosotros mismos: un señor pierde a dos hijos en un crimen colectivo espeluznante, más tarde pierde a su mujer víctima del sida; años más tarde una tía es víctima de un crimen repugnante, como es el asesinato de un mendigo por parte de unos jóvenes sin Dios y sin ley, que disfrutan con ello.

Pero, lo más asombroso es que este señor, al que he tenido el gusto de saludar esta mañana, es una persona afable, creyente a tope, y para probarlo me muestra precipitadamente la medalla de la Virgen del Rocío, porque sale corriendo para el comedor. Es asombroso que ande recorriendo el mundo, sin el menor espíritu de venganza, viviendo con absoluta discreción su vida. Es asombroso que nos cuente su vida en un momento, con la sonrisa en la cara, agradeciendo la atención que le prestamos, sin pedir ni exigir nada.

A mi me parece un hombre con un alma limpia, inocente, una víctima inocente, un ejemplo de cómo encajar el sufrimiento sin dejarse arrastrar por la desesperanza, dispuesto a vivir sin exigir ni lamentarse, a no buscar la mera compasión. Gracias, amigo, por la lección que nos das hoy.

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