Por José Nunes Martins, Paulo Pereira da Silva,
Francisco Gomes
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9ª estaçión:
Jesús cae por tercera vez
V. Os adoramos y bendecimos, Oh
Jesús
R. Que por tu Santa cruz redimiste
al mundo
¿Hasta cuando atacaréis a uno
tratando de derribarlo todos
juntos
como a un muro que se desploma
como a una pared a punto de caer?
Sl. 62, 4
Al contrario de las
cosas buenas, que tienden a ser únicas e irrepetibles, parece que las maldades
encuentran siempre forma de suceder una
detrás de otra.
Cuando se cae por
tercera vez se percibe que no es el fin, sino tal vez algo peor. Mucho peor.
… Estamos ahí, a la
espera de todo y de nada… de lo que viniere. Nos condenamos a nosotros mismos al fracaso absoluto, que llegamos
incluso a considerar justo.
…casi no queda voluntad
alguna.
A veces es una simple
brisa, la memoria de una sonrisa, la historia de una lágrima, el recuerdo de un
lugar o un sueño de un tiempo…
¡Sólo cuando me
levanto, después de haberme perdido, es cuando me encuentro… a mí mismo!
¿Soy capaz
de comprender que no soy el centro del mundo?
¿Cuántas veces debo perdonar al otro? ¿Qué
quiero de mí?
Camina sobre la tierra. Tierra dura. Tierra sobre
la cual los hombres caminan, siembran, construyen, trabajan, guerrean, se
destruyen y se autodestruyen.
Ningún hombre caído en
desgracia puede sufrir tanto sin que sea visitado por el Padre. Padre que ve y
que escucha los gritos de los que están en tinieblas y en sombras de muerte.
El Señor viene a
visitar a todos los que gritan…
Llega el momento en que
Hijo se lanza en al vacío más profundo de la vida, junto a la muerte que viene
del pecado. Pecado del cual está exento.
Quebrado, se tambalea y
cae.
Es la tercera vez.
También por la tercera
vez se levanta y prosigue en la fidelidad al Padre. Tres veces. Tantas como el
número de llamadas de los Profetas…
Si entre el Padre y el
Hijo la palabra es el silencio, la luz y el soplo de vida pura, en este
instante es vacío y tinieblas.
¿Dónde está el Padre?
Señor, …
Hazme comprender que lo
que Tú me exiges no es que yo no sea débil y frágil, pero sí que recomience
siempre sin fin, con nuevas fuerzas. Aquí reside nuestra vida. Dame la Gracia
de comprenderlo.