sábado, 21 de marzo de 2015

De lo ajeno a lo íntimo


José Luís Nunes Martins

21 de março de 2015            
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                                                      Ilustração de Carlos Ribeiro


Somos en gran parte lo que escogemos ser y eso depende también de los ejemplos que decidimos seguir… de quien queremos y no queremos tener cerca.

Entre lo que me es ajeno y lo que me es íntimo, está todo aquello que está cerca de mí. Lo que me envuelve y lo que yo envuelvo. Aquello a lo que me acerco más y también aquello de lo que me aparto.

Cerca. Ese es también un pedazo importante de mi mundo, que tiene significado, sentido y valor para mí… por ahí es por donde puedo crecer y dar sentido a la realidad posible, a mi futuro y al de los que están cerca.

El cielo no es un vacío infinito, sino la morada de los que por sus acciones se hacen mayores. Los egoístas viven cada uno en su agujero.

Cerca… de los que yo quiero que estén próximos. Sí, porque hay quien no está presente de forma evidente, pero la voluntad de compartir mi vida con la de ellos basta para tenerlos  próximos, alcanzándolos a partir de mi más íntimo yo… del fondo de mi ser.

Hay quien está físicamente cerca, pero no está allí… En la presencia de esos, estamos solos.

Amar es aceptar. Acoger al otro, hacer que el extraño se acerque y el próximo se vuelva íntimo… que quede allí, cerca, donde pueda ser tocado por nuestras manos… donde, juntos, podamos ser buenos.

En el amor, sólo las intimidades deben estar en comunión. Sin confusión, sin exclusión, sin que se anule parte alguna de cada uno. Hay quien se hace demasiado próximo y por eso anula al otro. No. Es necesario que haya espacio y tiempo para que cada uno pueda ser quien es y lo que quiere ser. No se trata de defendernos, sino sólo de que respetemos al otro.

El camino de cada uno de nosotros es largo y nuestra peregrinación vale siempre mucho más que la comodidad momentánea de cualquier estabilidad.

Hay quien prefiere partir a llegar. Quien busque descubrir todos los encantos y misterios del mundo… pero hay también quien sólo quiera ser feliz en cualquier lugar, buscándose a si mismo… en los otros. Sólo quien se busca se puede encontrar.

Muchos son los que andan perdidos… mas el amor implica una salida de sí, una aceptación del otro como otro, no como alguien en quien puedo (y creo que debo) proyectar lo que soy. Sólo cuando me olvido de mí puedo descubrir la verdad del otro. Sólo la mirada de los que nos aman importa, porque sólo él nos ve, sólo él nos revela quien somos.

La soledad no se opone a la multitud, sino al amor. Aquello  que alguien abandonado está buscando es  alguien próximo, no el aplauso de un montón de gente.

Yo me hago en mi camino. Cuando en él me encuentro con otro.


Mi camino es un itinerario de fe. Donde incremento lo real cada vez que lo hago posible…

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