De José Nunes Martins, Paulo Pereira da Silva,
Francisco Gomes
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1ª estación:
Jesús
es condenado a muerte
“¡Aquí tenéis al Hombre!’ Viendo a Jesús, los
sumos sacerdotes y los guardias comenzaron a gritar: ‘¡Crucifícalo!,
¡crucifícalo!’ ‘Aquí tenéis a vuestro Rey’. Ellos comenzaron a gritar: ‘¡Fuera!,
¡Fuera! ¡Crucifícalo!’ (Juan 19,5-6.14-15)
Todos los días
somos condenados. De forma más o menos imprudente, hay siempre quien nos señala
con el dedo y hace varios juicios respecto de lo que decimos y hacemos, de lo
que tenemos, de lo que somos y de lo que no somos.
………
Pero cada uno de
nosotros hace también lo mismo a los otros... Nos consideramos siempre
excelentes jueces de las vidas ajenas.
………..
Evitamos la aspereza
del bien, preferimos la comodidad del mal. Nuestra aversión a quien escoge el
bien va calando más fuerte. Estos, abriéndose a lo que está más allá de ellos,
nos muestran que es posible construir una vida con sentido profundo, con
respeto hacia sí y a los demás, eligiendo bien, eligiendo el bien. Haciéndose
mejor.
…
Sangre. Sangre en el
rostro, en el cabello, en las manos, en la túnica sin costura. El Señor está de
pie, frente a Pilatos, en silencio, el mismo silencio con que acogió todas las
acusaciones de aquel día funesto. La justicia está muerta, dictada la condena.
…
El Señor vive una
soledad creciente. Soledad por la imposibilidad de entrar en relación con los
Suyos y con aquellos que Lo esperaban, por la imposibilidad de confiarse a
ellos. Sufre por su aislamiento, en ellos, en nosotros, en mí. Sufre por la
aparente simpatía de Pilatos, que no habiendo encontrado falta alguna en Él no
llega a una conversión interior, optando por lo más cómodo y eludiendo
cualquier responsabilidad.
...
Tras el rostro del
Señor está el rostro de todos los hombres desfigurados, heridos, deficientes,
dolientes. “Ecce Homo”, aquí tenéis al Hombre, que da la dignidad a todo
hombre. Es sello de alianza entre Dios y los hombres: Quien azota al hombre, azota
a Dios!
...
Dictada la sentencia,
un hilo de agua corre sobre las manos cobardes: el Hombre va a morir pero mantiene
la Palabra. El Amor puede avanzar.
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