sábado, 7 de marzo de 2015

Dar lo que tenemos es poco

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7 de março de 2015



                                                   Ilustração de Carlos Ribeiro

Quien sólo da lo que tiene da siempre poco. Cada uno de nosotros es mucho más de aquello que posee. Así, más que dar lo que tenemos, debemos dar lo que somos.

Quien da lo que es irradia el bien de su existencia, se siembra como bondad…  se hace más y mejor.

Habrá quien lo tenga todo y no sea nada. Creyendo que su valor está en lo que posee, exhibe sus bienes como si fuesen condecoraciones… despreciando no sólo lo que es, sino, y aún más importante, lo que podría ser.

En cuanto a las cosas materiales, será mejor merecer lo que no se tiene que tener lo que no se merece… así como es preferible ser acreedor que deudor.

Nunca el bien depende de lo que no depende de nosotros.

Hoy se confunden deseos con necesidades. En verdad, no son siquiera comparables, en la medida en que los deseos buscan una satisfacción inalcanzable. Pues, así que se sacia un deseo, luego otro, mayor, toma su lugar. Son voluntades extrañas a nuestra paz y capaces de alimentar contra nosotros una guerra sin fin. Es importante que atendamos  nuestras verdaderas carencias, pero con el cuidado de apartar de ahí todos los deseos que quieren pasar por ellas.

Viviendo con lo esencial, sobrará suficiente para atender a las privaciones de los otros. Pero, preguntarán algunos, ¿no se deberá guardar para lo que podamos necesitar mañana? No. El mañana traerá más y nuevas necesidades, pero, de la misma forma, también nos hará llegar  más y mejores formas de superarlas… ¿Y  quién puede garantizar que mañana estará por aquí?

Sólo quien confía se da, dando todo, porque su esperanza es mayor que sus miedos. Sólo quien cree construye el mañana como un tiempo mejor. Haciendo de su presente un presente (don) en la vida de los otros.

Algunos dan poco de lo mucho que tienen y, aún así, esperan que todo les sea retribuido, de cualquier forma… una sonrisa, un ‘gracias’, o hasta un recuerdo por mucho tiempo. Pero quien espera algo de la limosna que da, está haciendo un trueque, no dando. Tiene una necesidad que no se agotará nunca a través del dinero o de algo que sea material… sólo la atención que se consigue de forma gratuita puede superar el hambre de quien necesita de atención.

Los verdaderos sentimientos no se compran ni se cambian. Se dan y… se aceptan.

Otros dan lo poco que tienen. Confían… en ellos mismos y no en otro (cada uno de nosotros), creen igualmente que somos buenos y que les ayudaremos cuando lo necesiten. Por eso dan, por eso se dan… por eso son buenos.

Es necesario un coraje enorme para pedir, para recibir, para aceptar y… para vivir así… confiando en la vida.

No es fácil darse. A veces, doy. Mucho. La indiferencia es, muchas veces, la respuesta; de forma tan precisa como eficaz, aquellos que con los brazos abiertos ofrecen su corazón y su abrazo… habrá siempre quien se sienta ofendido pues, de esa forma. Su mediocridad se vuelve evidente, porque, ser mejor es al final… posible.

Siempre es bueno dar, mejor aún si fuese antes de que alguien límpida. Al final, queramos o no, llegará el día en que todo cuanto tenemos tendrá que ser dado.

Lo que soy y puedo ser depende sólo de mis acciones.

Existe un infinito de sueños que se extiende delante de mí… a la espera de que yo sea capaz de escoger, construir o recorrer los caminos que llevaron a lo mejor de mi. Esa es mi misión. Dar al mundo lo mejor que soy.


Al final, lo mejor de mí no es para mí.

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