lunes, 12 de mayo de 2014

Perdonarme


José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79 Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. PAULUS. Pág. 237


                                                        Ilustracion Carlos Ribero

No siempre mis acciones están de acuerdo con lo que soy. Unas veces por la voluntad de impedir el bien; otras, por permitir el mal. Casi siempre por miedo.

El principal daño de mis culpas recae sobre mí mismo, una vez que transgredo la más esencial de todas las leyes de las que formo parte: mi proyecto íntimo de felicidad.

La culpa es un estado de deuda que precisa ser saldado por una pena que, justa, ponga al hombre de nuevo en el camino de su destino.”

Porque el pasado es, por esencia, inalterable, sobra el tiempo que se tiene por delante. El arrepentimiento es la firme disposición de cambiar el futuro para redimirlo de la falta cometida.

Estamos condenados al arrepentimiento, somos libres y erramos, y este sufrimiento voluntario es la única forma de purificación realmente eficaz… Aunque la culpa sólo desaparezca con el perdón de todos los que hemos perjudicado… y la tentación del mal esté siempre cerca, después de la penitencia incluso más que antes… pero también es verdad que, como dice Santa Catalina de Siena, “el mal es flaco porque sólo puede aquello que yo permito”.

El coraje con que me dispongo a redimirme de la culpa, que honestamente asumo, determina  mi paz, mi valor… lo que soy.

Hay culpas mayores que otras, pero ninguna se redime sacudiéndole las hojas, lo que importa verdaderamente es arrancarlas de raíz. Aunque tiemble el suelo bajo los pies.

Sólo yo soy causa de mi decadencia y sólo yo me puedo rescatar de ella. Porque, al final, sólo yo puedo ser el héroe de mi vida. Cuando fuere capaz  de, a pesar del miedo, hacerme mayor que mis errores.



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