José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. PAULUS. pág. 215
Ilustracion Carlos
Ribero
Tener la muerte cerca
asusta, pero permitir que ese miedo sea tan incapacitante que sólo la propia
muerte le pueda por fin es algo tremendamente absurdo.
Aquello de lo que la
mayor parte de las personas tienen miedo es de vivir una vida sin sentido.
Pasar su tiempo, el único tiempo que tiene, en hacer elecciones erradas. La
verdad de la vida parece bastante más evidente ante la consciencia de
su/nuestro fin inminente.
Sepamos escuchar los
consejos tranquilos y sabios de los más viejos, sin caer en la tentación de
confrontarlos con la propia vida; tal vez haya sido precisamente por haber
escogido mal para sí lo que, ahora, nos puede ayudar a nosotros a no hacer lo
mismo.
Aprender a procurar la
tranquilidad y vivirla es algo
extremadamente simple y valioso. Se trata de aceptar con una sonrisa lo que la
vida nos da, apreciarlo por poco que sea, en vez de andar enajenados soñando
con cosas tontas. Nuestra ansiedad, rabia y frustración son señales de que algo
esencial entre nosotros y el mundo está equivocado, y tal vez no sea el mundo.
Nada en la vida está
garantizado y eso la hace aún más bella. Un don.
Deberíamos dejar que la
paz nos guiase a través de los días y las noches. Al final, la felicidad no
está en nuestros sueños, pero sí en la capacidad que tenemos de aceptar y admirar con calma el
fragmento de la vida que nos anima.
Quien así sabe vivir
tal vez pueda encarar la muerte como sólo un momento más entre dos
tranquilidades.
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