José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus (pág. 163)
Ilustración: Carlos Ribero
Caos es un nombre genérico
que se utiliza para designar todo el conjunto de cosas en las cuales no se
consigue descubrir orden o razón. Lo incomprensible pasa así a ser tomado como
desordenado… extraño criterio ese que no respeta la humildad como sabio
principio de razón humana. Con todo, el caos puede al final ser un sistema con un orden de nivel
superior, y el Hombre sería la medida de todas las cosas, menos de aquellas que
le son superiores.
Tal vez, cada ser
humano sea un trozo de algo mayor de aquello que consigue limitadamente pensar.
Con sentido, causa y finalidad más que racionales. Pero el espíritu que
quisiera comprender esto debe aniquilarse en un subjetivo acto de fe: hacer el
largo camino en espiral hasta el fondo de su intimidad, buscando los contornos
de la realidad última, donde se revela de forma simple algo que no es cosa de
este mundo: Dios. El mundo no deja de ser completo y ordenado por no formar
parte de él Dios … pensar “bondadosamente” que al universo le falta Dios es una
injuria a la sabiduría divina…
En el fondo de mí
encuentro la presencia de un Dios que está en casa… nosotros es que salimos a
mirar aquí, a dar un paseo…
Pobre es el espíritu
que se contenta con caos, casualidades o armonías, donde todo se puede comprender por nuestra razón
finita. Todo tiene sentido, sí, porque todo da sentido. Y al Hombre le es dado
aún más: construirse libremente, en una
vida singular tan valiosa y llena como toda la infinita armonía del mundo…
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