jueves, 3 de abril de 2014

Sexo, poder y dinero


 José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79 Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus

 Nuestra sociedad gravita en torno a tres éxitos. Muy pocos son los que no se dejan arrastrar por ninguna de las reales tentaciones de lo aparente.

El culto de estas dimensiones inmediatas de la identidad remite a planos secundarios todas las categorías interiores que la estructuran y sustancian, dispensan ponderación y reflexión, dan alas a un prejuicio extraño que se contenta con lo superficial. Casi una animalidad consentida pero sin sentido.

El sexo, formando parte de la vida, no es con todo lo más importante. El hábito se consume con asombrosa rapidez, y el cuerpo es sólo una ínfima parte de lo que somos, el albergue temporal de una identidad compuesta, tantas veces, por tenebrosas podredumbres, vulgaridades y,  a veces también, bellezas indescriptibles. Afortunadamente, el ser humano es capaz de ver el bien más lejos de lo que la vista alcanza, y ver al otro a través de su cuerpo.

El poder atrae y corrompe, antes incluso de ser alcanzado. Promete lo mejor por la ampliación de la libertad; pero nunca da el discernimiento esencial ante las elecciones que determinan nuestros pasos… por eso, abandona, en cuanto que ahoga a quien se cree abrazado por él.

El dinero es lo que parece mover con más eficacia el  mundo, el que dice más del mundo que de las cuentas bancarias. Cuantificaciones simples de un tipo de éxito que abruma más de lo que eleva, el dinero no se cambia, ni aunque sea en cantidades desproporcionadas, en una riqueza, una vez que la riqueza será lo que dignifica y engrandece, jamás lo contrario.


Sexo, poder y dinero son promesas vanas. Llegan a conjuntarse a fin de esclavizar más eficazmente a quien parece amar su propia desgracia. Son muchos los que desperdician  su única vida en busca de lo que no da. Es siempre trágico, pero no deja de ser justo.

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