lunes, 21 de abril de 2014

Tanta información, tan poca educación


José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79 Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus (pág. 175)

                                                Ilustración: Carlos Ribero


Una explosión de conocimientos, producida a la vuelta del siglo XVII, parece haber adquirido dimensiones que sobrepasan los límites de la imaginación en los últimos veinticinco años.

Todas las áreas tradicionales del conocimiento se han expandido. Hay cada vez más especialistas que a su vez perciben  cada vez mejor que los saberes se entrecruzan. En un futuro muy próximo quizá se retorne al saber único. Más profundo y rico que hasta ahora… o eso, u otro modelo tan genial como simple.

La información debe ser recogida y almacenada. Después filtrada y organizada. Pero aquí reside un problema fundamental: aún estamos aprendiendo a ver el inmenso mar de datos. Andamos, más o menos, maravillados con los prodigios de la técnica, nos divertimos y fingimos que no se trata de nada relevante. Cuando, en verdad, nos cumple adecuar, tan rápidamente como sea posible, nuestra inteligencia a las necesidades importantes y urgentes, que surgen de la inmensidad de potencialidades a nuestra disposición. Ya que si algunas no pueden ser desperdiciadas, hay otras en las que no debemos dar un paso en su dirección.

Vivimos en una sociedad rica en información. Riquísima, tal vez en el peor de los sentidos. Casi todo está a distancia de dos o tres cliques y en cuatro o cinco segundos tenemos delante de nuestros ojos una montaña de información.

Uno de los efectos perversos de este contexto es la falta de responsabilidad del individuo en llamar así la capacidad de recoger y almacenar los datos importantes de su propia realidad. Parece que no le interesa saber este o aquel contenido, mientras se sepa como  buscarlo. Pero, los llamados motores de búsqueda, así como los contenidos por donde navega, resultan de selecciones más o menos inteligentes que sobrepasan completamente al usuario corriente. Son opciones ajenas. Resultan de criterios muy específicos, a veces altamente perversos, tan bien disfrazados de simplicidad y transparencia que son pocos los que llegan a percibir  lo que alimenta y sustenta esta máquina que parece tan bondadosa…

Es admirable y extraña esta fe en la tecnología. Son millones los que confían de forma tan completamente voluntaria como estúpida lo que piensan, sienten o desean a las bases de datos… tal vez con la secreta esperanza de que se puedan analizar y evaluar de aquí a unos meses o años, o tal vez para que alguien, cualquier día en el futuro, les diga quien son… pero estas informaciones son íntimas y constituyen, por sí mismas, una de nuestras mayores riquezas: ser misteriosos a los otros, profundos y absolutamente únicos. Renunciar a esto es desistir de ser quien se es.

Los hombres de hoy son esclavos de la tecnología, en vez de señores de ella.

En la vida, todo debe ser conducido con sabiduría. Sin establecer criterios, prioridades e importancias, casi nada sale a derecho. A cada uno de nosotros se nos requiere que personalmente, analice y evalúe lo que nos rodea. Descubra valores, trace y siga un camino. Uno solo. El nuestro. Sólo nuestro. Absolutamente único.

Pero la mayoría de las personas prefiere grupos, cambian su capacidad de ser únicos por la sonrisa de aprobación de aquellos a quien imitan…

En la formación de cada ser humano es esencial la promoción de su total autonomía; una dignidad que se asienta en la libertad y responsabilidad de crearnos a nosotros mismos de una forma tan auténtica como bella y original.

La educación es crucial, hoy más que nunca. Importa aprender a discernir bien lo esencial de lo accesorio, lo privado de lo público, lo que es valioso de lo que sólo  parece serlo. Es importante lanzarnos a la formación de seres cada vez más humanos, que constituyan mejores familias, a fin de que toda la humanidad mejore. Pero, cuidado: es nuestro ejemplo el que educa, más, mucho más, que nuestras mejores palabras…
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... Hay cada vez más especialistas... En un futuro muy próximo quizá se retorne al saber único. Más profundo y rico que hasta ahora…

… aún estamos aprendiendo a ver el inmenso mar de datos. Andamos, más o menos, maravillados con los prodigios de la técnica…

… Casi todo está a distancia de dos o tres cliques y en cuatro o cinco segundos tenemos delante de nuestros ojos una montaña de información.

… Parece que no le interesa saber este o aquel contenido, mientras se sepa como  buscarlo. Pero, los llamados motores de búsqueda, así como los contenidos... Son opciones ajenas. Resultan de criterios…, a veces altamente perversos…

... Son millones los que confían de forma tan completamente voluntaria como estúpida lo que piensan, sienten o desean a las bases de datos…  

En la vida, todo debe ser conducido con sabiduría. Sin establecer criterios, prioridades e importancias, casi nada sale a derecho…

La educación es crucial, hoy más que nunca. …Es importante lanzarnos a la formación de seres cada vez más humanos, …, a fin de que toda la humanidad mejore…

                                              

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