jueves, 24 de abril de 2014

El derecho a la soledad

José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79 Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus (pág. 185)

                                                                                        
                                                                                  Ilustración: Carlos Ribero

Cada hombre tiene derecho a su vida, cada hombre tiene derecho a su soledad. Más que realizarse en medio de los otros, sólo vive plenamente el que fuera autónomo. Todos tenemos derecho a un espacio nuestro, a un mundo donde podamos ser quienes somos.

El paternalismo es la forma más vulgar de tratar con aquellos a quien no se respeta la soledad. Es el vicio común de intentar salvar a los otros de los peligros que, supuestamente, representan para sí mismos. Partiendo de esto, se les dice que no tendrán  que preocuparse más de sí mismos, para, con prohibiciones y obligaciones, anularles la libertad para acabar muchas veces por causarles mayores daños  que aquellos que se pretendían evitar.

Es mejor errar autónomamente que acertar por la fuerza de una voluntad ajena. Es importante dejar a aquellos que queremos bien que fallen y prepararnos para ayudarles después.

Ningún hombre tiene naturalmente derecho sobre la vida de otro. Somos  libres ante nosotros mismos y ante los demás, pero nunca sobre nadie.


Dejar morir a un padre es un crimen hediondo. Matar un hijo también. Su aparente falta de utilidad no refleja en forma alguna su valor más íntimo y profundo: ser únicos, con tanto derecho como nosotros a existir aquí. Hay que cuidar de los padres y dejar nacer a los hijos. En el tribunal de cualquier conciencia, en la más intima soledad de cada uno, no se encuentra ningún fundamento que permita a nadie ser inocente de aniquilar una vida humana. Tenga ella más pasado o más futuro… es igual.

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