José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus (pág. 185)
Ilustración: Carlos Ribero
Cada hombre tiene
derecho a su vida, cada hombre tiene derecho a su soledad. Más que realizarse
en medio de los otros, sólo vive plenamente el que fuera autónomo. Todos
tenemos derecho a un espacio nuestro, a un mundo donde podamos ser quienes
somos.
El paternalismo es la
forma más vulgar de tratar con aquellos a quien no se respeta la soledad. Es el
vicio común de intentar salvar a los otros de los peligros que, supuestamente,
representan para sí mismos. Partiendo de esto, se les dice que no tendrán que preocuparse más de sí mismos, para, con
prohibiciones y obligaciones, anularles la libertad para acabar muchas veces
por causarles mayores daños que aquellos
que se pretendían evitar.
Es mejor errar
autónomamente que acertar por la fuerza de una voluntad ajena. Es importante
dejar a aquellos que queremos bien que fallen y prepararnos para ayudarles
después.
Ningún hombre tiene
naturalmente derecho sobre la vida de otro. Somos libres ante nosotros mismos y ante los demás,
pero nunca sobre nadie.
Dejar morir a un padre
es un crimen hediondo. Matar un hijo también. Su aparente falta de utilidad no
refleja en forma alguna su valor más íntimo y profundo: ser únicos, con tanto
derecho como nosotros a existir aquí. Hay
que cuidar de los padres y dejar nacer a los hijos. En el tribunal de
cualquier conciencia, en la más intima soledad de cada uno, no se encuentra ningún
fundamento que permita a nadie ser inocente de aniquilar una vida humana. Tenga
ella más pasado o más futuro… es igual.
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