jueves, 6 de marzo de 2014

El fundamento del amor


José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 12 Maio 2012 - 03:00


La paz es algo que ningún hombre puede dar a otro. Uno de los fines, más importantes para quien se arriesga a ser quien es, será el de construir su propia paz. Esta resulta de un duro trabajo de equilibrio de las voluntades, de una armonización ardua de las diferentes dimensiones interiores, como el pensar y el sentir, es un estado ágil y dinámico, que, por último, permite superar y vencer cualquier adversidad.

La paz no es el estado de quien vive una ausencia de conflictos, es el resultado de la conciliación valiente de las diferentes fuerzas que, dentro y fuera de cada hombre, intentan prevalecer sobre las demás, despreciándose mutuamente.

Son muchos los que creen haber encontrado la paz cuando se libran del sueño del amor. Están engañados, el camino hacia la felicidad es aún largo para quien cansado se contenta así, reposando de una lucha que no llegó a comenzar.

La paz es un punto del camino de quien aspira a la plenitud de la vida. La paz es el punto de partida para el amor, que a su vez lanza al hombre a la felicidad. La paz es el puno de llegada de los que sufren los dolores más profundos. La verdad es tranquila. El árbol crece sosegado, al ritmo de su paz, dependiendo muy poco de lo que acontece a su alrededor. Sin paz puede haber pasión, pero no hay amor.


El amor brota y se alimenta de suelo consistente y rico donde vive la paz, por encima del mundo a su lado, sin incomodarse por la opinión de nadie, ni de aquellos que allí ven sólo un sosiego de muerte. Silencio. Así es la verdad de quien consigue ser quien es. En paz, así ama quien vive de forma auténtica.

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